lunes, 11 de julio de 2022

Little Boots - "Tomorrow's Yesterdays" (2022)

Una de las sorpresas que nos ha dejado este 2022 que ya ha iniciado su segunda mitad ha sido el regreso a la actividad de Victoria Hesketh, más conocida como Little Boots. Quien comenzó a finales de la pasada década una carrera fulgurante con su techno-pop bailable y de reminiscencias ochenteras, el cual le valió entrar en el Top 5 del Reino Unido con su álbum de debut ("Hands", 2009), pero que tras un segundo álbum rechazado por su compañía por excesivamente endeble (y que no es complicado encontrar en ediciones pirata), orientó su carrera hacia el indie-dance, con temas de percusión prominente y un limitado esfuerzo en progresiones armónicas y melodías, los cuales le permitieron editar otros dos álbumes por su cuenta ("Nocturnes", 2013, y "Working Girl", 2015), cada vez menos brillantes y de mucha menor repercusión. Heskey se refugió entonces en la publicación de temas sueltos y remezclas, potenciando su faceta de DJ, y durante la pandemia prácticamente desapareció del panorama musical. Así que ni yo ni prácticamente nadie esperábamos este "Tomorrow's Yesterday", un álbum completo con once temas nuevos, y con el que ha retomado su carrera musical siete años después, supuestamente con la excusa de telonear a ABBA en su triunfal gira de despedida, comenzada hace unos meses.

Para este retorno, que pinta a última bala en la recámara, Little Boots ha abandonado esa faceta de DJ, y ha creado un disco que contiene temas bailables, pero que sobre todo encierra pop de tintes clásicos, con ciertas evocaciones a la música disco de los setenta y al synth-pop de los ochenta. Un sonido no tan personal como a ella seguramente le gustaría, y que por momentos más que retro suena un poco añejo. Pero que se sostiene dignamente frente al resto de su discografía. Casi más grave resulta constatar el hecho de que la inspiración no la ha visitado muy a menudo en estos siete años, y la mayoría de los temas aguantan más por su solvencia como teclista y por sus tablas como creadora que por contener progresiones armónicas originales o melodías cautivadoras. De hecho, durante semanas dudé si reseñar este "Tomorrow's Yesterday" en este humilde blog. Pero al final el cariño que musicalmente le tengo a la inglesa, y ciertos temas que ganan tras sucesivas escuchas, han inclinado la balanza a su favor.

El disco lo abre "Love The Beginning", toda una declaración de intenciones por su título, y una buena muestra de lo que nos vamos a encontrar: una pianista solvente, una caja de ritmos más bien simple en primer plano, la voz de Hesketh doblada durante todo el tema, unas estrofas no demasiado inspiradas, un estribillo que no pasa de correcto, un sintetizador que pretende simular una sección de cuerda sin conseguirlo del todo, y un final un poco largo. Le sigue "Silver balloons", el primer sencillo en anticipar su retorno, que sin ser ni mucho menos un temazo, sí justifica en cierta medida su retorno: un bajo sintetizado penetrante, unas cajas contundentes, unas estrofas un tanto entrecortadas pero que no desentonan, y un estribillo que suena a finales de los ochenta, no especialmente brillante pero bien arropado por el piano electrónico y los sintetizadores que, ahora sí, evocan correctamente una sección de cuerda. Le sigue "Landline", segundo sencillo extraído, otra percusión programada sencilla y contundente, una progresión armónica que nos recordará a más de un tema de la última década del siglo pasado, unas estrofas completamente anodinas, y un estribillo que podría pasar por un momento no demasiado inspirado de los Stock, Aitken & Waterman. "Back to mine" baja el tempo y nos ofrece un medio tempo cálido que por momentos puede retrotraernos esos momentos desenfados de NOmBE, aunque lo único llamativo es ese segundo estribillo que se enlaza con naturalidad con el primero, y un recurso nada habitual como es la subida gradual del tempo en sus casi dos minutos finales.

"Crying on the inside" fue el tercer sencillo a principios de año. Un tema de puro pop intemporal, que insiste en las cajas contundentes para contrarrestrar una melodía dulce, sobre todo en su tarareable aunque un tanto meloso estribillo. Lo mejor es ese parón a varias voces justo antes de la repetición final del estribillo. "Heavenly" insiste en esa música disco retro, con su piano electrónico que es puro house, sus overdubs espaciales, su bajo slap, los compases al final de cada estribillo que recuerdan a los de tantas bandas negras de finales de los setenta y primeros ochenta... lástima que compositivamente el tema no pase de meramente correcto. "Deborah", el séptimo corte, parte de otra caja de ritmos que permanece prácticamente constante a lo largo de toda la canción, y nos ofrece otras estrofas insulsas que desembocan en un estribillo agradable pero sin gancho (más allá de los tres acordes que lo cambian de tonalidad al final), y que tiene como instrumento más llamativo la guitarra funky que acompaña prácticamente toda la composición. "Out (Out)", cuarto y último sencillo, también sitúa al frente desde el comienzo la contundente caja programada, pero aporta como elemento original los samples de una voz masculina. Las estrofas vuelven a pecar de espartanas, pero el puente al estribillo está más elaborado que en otras composciones. Lo que sucede es que el estribillo es prácticamente monocorde, y por muchos guiños a la pista de baile de hace unos décadas que contenga, el resultado no pasa de mediocre.

Y así, cuando ya empezamos a convencernos de que el retorno de Little Boots no ha merecido la pena, surge de improviso "Want You Back", escondido como noveno corte. Sin duda, su mejor tema en prácticamente una década: otro bajo infeccioso desde el comienzo, otra programación de batería contundente (aunque con una percusión de apoyo más elaborada), que sirven de soporte a una progresión armónica en acordes mayores, sencilla pero efectiva, sobre todo en las que son con diferencia las mejores estrofas del álbum, muy musicales y animadas. El estribillo un tanto mecánico le resta algún punto, y le habría venido bien un cambio de tonalidad en una parte nueva diferenciada y no la un tanto previsible pero correcta "paradita", escasa de instrumentos, con la que comienza la repetición final del estribillo. Pero aun con esos defectos, que le impiden figurar entre lo mejor de la discografía de Hesketh, casi por sí solo justifica el retorno, e incluso insufla energía a los dos cortes finales: "Nothing ever changes", que me recuerda a lo que hacían Beats International a finales de los ochenta, acercando el pop bailable a las influencias dubs en otro tema que destaca más por su propuesta que por su inspiración (tal vez de ahí su corta duración). Y "Tomorrow's Yesterdays", la canción que, además de cerrar el álbum, le da título: ahora sí, una balada con piano y mellotron, de corte clásico, melancólica sin resultar empalagosa, de estribillo elaborado y evocador ("You and I'd be coming home, In a town we'll never know, To a house we'll never own..."), que no pone los pelos de punta pero que resulta un cierre digno con sus "ooh ooh... ooh ooh ooh" y su parte nueva que bebe indisimuladamente de Lennon & McCartney.

Y así, con un temazo y tres buenos momentos se cierra este "Tomorrow's Yesterdays", que apenas consigue un aprobado a pesar de haber supuestamente requerido siete años de preparación, y que genera muchas dudas sobre el proyecto de Little Boots. Porque incluso con el tirón de ABBA, su repercusión ha sido incluso menor que lo que su nivel medio merecería. Y si no estás en la cresta de la ola, pero tampoco te apoya el público alternativo, la tentación de tirar la toalla debe de ser alta. La verdad es que no sé si nos perderíamos demasiado si ello sucediera, pues este eventual canto del cisne tampoco genera grandes expectativas sobre una futura entrega. En todo caso, un álbum digno, y que para los que gustan de la música que tanto se bailaba hace treinta o cuarenta años, recibirá más de una escucha.

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