domingo, 26 de marzo de 2023

Circa Waves - "Never Going Under" (2023)

A pesar de que ya llevan una década en activo, la presente es la primera entrada que voy a dedicar a Circa Waves. Y lo hago a raíz de "Never Going Under", su quinto álbum de estudio, publicado hace un par de meses. Un disco con el que, en mi opinión, el cuarteto de Liverpool liderado por el cantante y guitarrista Kieran Shudall ha confirmado finalmente todas las bondades que había ido apuntando en sus álbumes anteriores. Desde la inmediatez de su pop guitarrero en "T-shirt weather", seguramente su primer gran éxito hace ya uns cuantos años, hasta la pulida elegancia de "Sad Happy", el tema que dio título a su último disco, y que continúa siendo su momento más conocido. Tras tres años de silencio, "Never Going Under" ha supuesto quizá el primer gran álbum de un 2023 al que le está costando arrancar musicalmente hablando: su variedad emocional y la abundancia de momentos recomendables me han animado a traerlos a este humilde blog.

No es sencillo hacerse un hueco cultivando el pop-rock de matices indie que nos proponen los británicos, una senda transitada ya por centenares de artistas en décadas anteriores. Por eso "Never Going Under", el quinto sencillo, además de tema que da título al álbum, es una buena muestra de lo que los de Liverpool nos van a aportar: un tema corto, rápido, enérgico, que no rehúye de la tecnología en el sonido sintético de su bajo, pero que la combina con una batería clásica y dos guitarras aceradas que le sientan de maravilla a una excelente progresión armónica, con esos cambios en los puentes que tan bien enlazan estrofas y estribillos. El breve solo de guitarra demuestra, además, que prefieren inmediatez a lucimiento. Algo que confirma la vertiginosa "Do You Wanna Talk", que fue escogida como segundo sencillo, y que formó parte de mi lista de otras veinte canciones internacionales recomendables de 2022. Rock cien por cien british, pero con un sonido nítido y la dosis necesarias de teclados juguetones y voces distorsionadas y reverberadas para contrarrestrar las palmas de su adictivo estribillo, y recordarnos que estamos en 2023 y no a finales del siglo pasado (aun cuando el resultado no desmerezca en absoluto a los grandes momentos de aquellos años). "Hell on Earth", el tercer corte, fue la canción que anticipó el disco hace medio año. Quizá el sencillo que mejor encontra con su discografía previa, a mí me recuerda a los momentos desenfadados y coreables de Supergrass, y me resulta más interesante por su cínica letra ("I think I've died and gone to hell [...] And I don't care, [...] 'cause it was hell on earth") que por su melodía y progresión armónica. Aunque reconozco que un concierto me lo pasaría bien con ella. "Your Ghost", en cambio, me parece uno de los mejores pasajes del disco. Quizá recuerde en demasía al groove con voces en falsete de Portugal. The Man, pero la manera como ese bajo dota de ritmo a las estrofas es excelente, y el puente que por sorpresa añaden antes de dar paso a su demoledor estribillo antes de su segunda repetición, toda una demostración de que aunque el tema sea corto, está tremendamente trabajado. Sin olvidarnos de esa parte nueva larga, que cambia el ritmo a la vez que nos arrulla.

La cosa sigue por todo lo alto con "Carry You Home". En este caso tal vez el tema nos retrotraiga demasiado a los lejanos y grandes pasajes de The Killers, por su mezcla de guitarras y sintetizadores, de celeridad rock y de luminosidad pop. Y el intervalo instrumental tras cada estribillo, con un sintetizador que casi podemos imaginar tocado por Brandon Flowers, lo evidencia aún más. Pero la composición es irreprochable, y la manera como van añadiendo y quitando instrumentos, fantástica, por lo que su elección como tercer sencillo estuvo más que justificada. El elaborado comienzo de "Northern Town", con su étereo sintetizador y su bajo sintetizado bien al frente, anticipan un tema más arriesgado de lo que luego resulta ser. A lo mejor es que tanta repetición de sus estrofras sin ningún estribillo al que aferrarse provoca cierta fatiga, pero la contundencia de las repeticiones de la frase que da título al tema llegan un poco tarde y suenan incluso impostadas. No obstante, el cambio de tonalidad en su parte nueva instrumental confirma una vez más que el cuarteto ha trabajado a tope sus creaciones, aunque no siempre den con la tecla. Mucho más interesante resulta el séptimo corte, "Electric City": un tema en acordes mayores que nos reconcilia con la inmediatez del rock desenfadado y sin complejos, y que tal vez recuerde a los Feeders más luminosos. Además, una vez más la instrumentación mantiene un envidiable equilibrio entre clasicismo en la estructura y modernidad en los detalles, lo que contribuye a mejorar el resultado. El piano casi honky de "Want It All Today", el octavo tema, ya avisa de que estamos ante probablemente el mayor experimiento dentro de un álbum poco dado a derivas experimentales. Complicada de cantar por sus notas altas, y prácticamente desprovista de guitarrras, cumple su cometido de insuflar aire nuevo al conjunto, pero no es un gran momento.

El tramo final del álbum lo inicia "Golden Days", probablemente su último gran pasaje. Otra vez bordeando a The Killers (su contundencia bailable la emparenta directamente con "Human"), unas estrofas épicas y un descorazonador y a la vez memorable estribillo recordando los pretéritos días dorados evidencian la calidad de la composición. Pero es que el original piano complementa muy bien la rápida batería, y la parada previa a su segundo estribillo proporciona la épica que el tema necesita. Además, los intervalos con el melodioso teclado en primer plano rematan el conjunto. "Hold On" proporciona el necesario reposo tras tanta euforia, y lo hace con la instrumentación más convencional del disco. Algo nada desacertado, pues esos arpegios de guitarra y ese bajo sincopado le otorgan calidez a una melodía agradable y a una letra llena de esperanza. Solamente la parte nueva, en notas muy altas, resulta un tanto melosa con sus "oooh oooh". Y el disco lo cierran los arreglos cinematográficos y el bajo sintetizado con el que arranca "Living in the Grey". Escogida como cuarto sencillo, abunda en ese frenazo rítmico iniciado por el corte anterior. Y tal vez eso juegue en su contra. O quizá sean sus estrofas en tonos bajos; el caso es que no termina de funcionar como despedida apoteósica. Si bien se deja escuchar, y mejora un tanto cuando la batería empieza a marcar su ritmo binario a partir de la segunda estrofa.

Y así, en treinta y cinco minutos escasos, despacha el cuarteto británico su variado quinto álbum. Al que, siendo sinceros, seguramente le falte un tema estrella tan claro como lo era "Sad Happy" en su anterior disco homónimo. Problabemente eso explique su menor impacto en listas británicas ("Never Going Under" sólo ha alcanzado el Top 15, mientras que "Sad Happy" llegó al Top 4). Pero eso no nos debe ocultar que el disco es disfrutable de principio a fin, y está plagado de buenos momentos a cargo de una banda que ha alcanzado su madurez estilística y creativa. Algunos todavía les podrán acusar de cierta falta de personalidad, de que sus mejores pasajes recuerdan demasiado a los de otras bandas, o de que su propuesta es demasiado directa, y algunas composiciones se podrían haber beneficiado de un mayor desarrollo y minutaje. Todo lo cual probablemente tenga su base, pero no tanta como para obviar que en un tiempo de tanta mediocridad musical, los de Liverpool son un valor seguro. Así que a esperar que conserven la inspiración y las ganas de seguir creciendo en su próxima entrega.

domingo, 12 de marzo de 2023

trudge - "no more motivation" (2022)

Estando ya a Marzo de 2023, el último disco que voy a reseñar de los publicados el año pasado es "no more motivation", debut del artista parisino trudge (escrito así, en minúscula). Un disco que recibió en el momento de su publicación una difusión muy minoritaria pero que, gracias a su incuestionable calidad, poco a poco se ha ido abriendo hueco en las listas y webs más exigentes, hasta que a finales del pasado otoño supe de su existencia y me hice con él. Desde entonces no he dejado de escucharlo. Y es que es complicado encontrar en estos tiempos de tanta música electrónica creada en una habitación por artistas generalmente justitos de talento un disco tan inteligente y a la vez consistente de música completamente instrumental. Pero es que el francés ha conseguido con este álbum quitarle todos los condicionantes peyorativos al término techno; para ello le ha bastado echar la mirada atrás a lo que este tipo de música generaba en los años noventa y actualizar sus propuestas al tiempo presente.

Reseñar un álbum sin una sola intervención vocal, e intentar explicar al mismo tiempo por qué no resulta monótono, no es nada sencillo. Más aún cuando el sonido de todas las canciones es homogéneo, con una personalidad lo suficientemente marcada como para reconocer al francés detrás de cada una de ellas. Las claves son para mí la inteligencia a la hora de jugar con los distintos elementos, un tracklist muy acertado y, en menor medida, la forma como siempre añade algún elemento novedoso a la mitad de cada canción. trudge está especialmente acertado a la hora de adaptar percusiones y tempos: igual nos propone un tema con un ritmo sincopado muy marcado, que otro sin absolutamente ningún elemento de percusión, que un tercero con un ritmo binario de bombo sobredimensionado. Y del mismo modo, podemos pasar de un tempo relajado, casi un ejercicio de chill-out, a un tempo de puro house, en el entorno de los 130 bpms. Consiguendo así que los once cortes y la hora justa de duración de "no more motivation" fluyan con una naturalidad envidiable.

"Bangkok Radio" es una buena elección para abrir boca: parece que sólo va a ser un ejercicio de ritmo sincopado, pero en seguida la progresión armónica entra sigilosamente y dota al tema de una riqueza mucho mayor. El resto es simplemente el talento del francés para ir añadiendo sintetizadores y quitando elementos, en un carrusel compacto y armonioso. "No motivation, meaningless", seleccionada acertadamente como tema estrella del álbum, es para mí uno de sus mejores momentos, y por eso formó parte de mi lista de mejores canciones internacionales de 2022 hace un par de meses. Claramente deudor de artistas de música electrónica que florecieron en los años noventa, incluso con ritmos acelerados en algunos pasajes a pesar de su atmósfera parsimoniosa, la clave es esa progresión armónica envolvente que vertebra el tema, y a partir del tercer minuto el teclado acelerado y distorsionado, que con su loop de notas imposibles y su dificultad para encajarlo en la tranquilidad global del tema, evidencia la calidad del artista francés. Acertadamente, "Mazzomba" sube tempo y contundencia, y evita así el riesgo de una propuesta demasiado relajante. No es un gran momento, pero trudge demuestra su versatilidad con las percusiones, y con sencillos crescendos y descensos mantiene nuestra atención durante casi seis minutos. "Snake dance", el siguiente corte, posee ciertas reminiscencias orientales que encajan muy bien con su ritmo de drum & bass, lo que, unido a su habilidad para ir añadiendo o quitando instrumentos, es suficiente para construir otro momento agradable.

"Unghosted" es el tema más techno de todo el disco, también el más rápido y el más contundente. De una crudeza tal que recuerda al mítico "Born Slippy" de Underworld, lo complicado es conseguir que esta contundencia ruidista aparentemente monocorde encaje tras casi dos minutos con una progresión armónica elaborada y unos sintetizadores infecciosos. Pero el francés, tras jugar al despiste, los superpone en un tercio final muy disfrutable. "Berserk" supone el contrapunto perfecto: de atmósfera espacial, etérea hasta el extremo de no utilizar ni un solo instrumento de percusión, ofrece la pausa necesaria tras el subidón del corte anterior, y esos sintetizadores en cascada que se entrecruzan mientras no paran de reverberar justifican su escucha. Aunque tal vez resulte un poco largo. "Dead Orange" es mi otro pasaje favorito del álbum: de duración contenida, la desolación que transmite, su originalísima percusión, con esos redobles imposibles, y la brillantez de las cuerdas sintetizadas a partir del minuto y medio, devuelven la fe en las posibilidades que todavía encierra la música electrónica. "Gradient", el octavo corte, sigue sonando a trudge: un nuevo medio tiempo (a pesar de sus programaciones aceleradas), envolvente a la par que rítmica, y que en su segunda mitad resulta inspirador gracias a otro sintetizador principal "marca de la casa".

"Punishments" inaugura el último tercio del álbum con el segundo tema más rápido y contundente del disco. Una vez más llega en el momento adecuado para auyentar los fantasmas del tedio. Y aunque rítmicamente es de los más simples del disco, sus bajos ultradimensionados hasta el extremo de casi ocultar la melodía de los dos sintetizadores principales logran su cometido de cambiar el tercio. Sobre todo porque a partir de su tercer minuto, trudge transforma su ritmo en otro más complejo y añade nuevos sintetizadores que enriquecen el resultado. La parada final y la apoteosis final explican por qué la canción dura más de seis minutos y medio. "Eleven" recupera un ritmo que parece sacado de los primeros tiempos del hip-hop allá por los ochenta, y sobre él contrapone un colchón de sintetizadores reposados. Sin ser un gran momento, el sintetizador que, para seguir en su línea, introduce a mitad del tema, anima lo suficiente el conjunto hasta el final. Y el cierre lo pone "Blue Ritual", una espectral composición que a mi modo de ver intenta asemejar el final del disco con el propio final musical de su proyecto. Ese languidecer queda reforzado por la ausencia completa de percusión. Si bien creo que al conjunto le habría venido bien uno o incluso dos minutos menos.

La proyección y la evolución de estos proyectos tan minoritarios son complicadas de predecir. A veces quedan en muestras puntuales de artistas de los que nunca más se llega a saber; otras, el artista les intenta dar continuidad pero no termina de dar con la tecla. Y sólo en algunas ocasiones el artista en cuestión se consolida y se convierte en una referencia dentro del siempre minoritario mundo de la música electrónica. Esto es lo que me gustaría pensar que va a suceder con trudge. Por su talento, por su inteligencia componiendo, instrumentando y ordenando sus composiciones, y porque es poco menos que un oasis entre tantos discos tecnológicamente brillantes pero creativamente mediocres. Aun cuando no todos sus temas rayen a la misma altura, e incluso a sabiendas de que si no introduce alguna parte vocal en alguna de sus creaciones será prácticamente imposible que reciba el reconocimiento suficiente. En todo caso estaré atento a sus siguientes movimientos, y si siguen siendo interesantes no duden de que se los traeré por aquí.