viernes, 28 de mayo de 2021

Shaed: "High dive" (2021)

Ha tenido que llegar el mes de mayo para que por fin pueda reseñar un álbum completo de este más que mediocre musicalmente hablando 2021. Les voy a presentar hoy "High dive", el debut en formato álbum del trío de Washington D.C. Shaed. Compuesto por los hermanos gemelos Max y Spencer Ernst, que se encargan de los distintos instrumentos, y de la vocalista Chelsea Lee, llevaban ya unos años editando sencillos y EPs de variable repercusión a excepción de "Trampoline", el sencillo con el que alcanzaron el puesto número 13 en las listas estadounidenses en 2019. A la hora de definir su propuesta, más que del indie pop con el que se les suele etiquetar, yo hablaría de pop a secas, con un uso muy discreto de los recursos tecnológicos disponibles actualmente y un estilo reconocible y directo.

Tan directo que, a pesar de que todas las canciones cuentan con sus estrofas, estribillos, partes nuevas, e incluso algunos intervalos instrumentales, la mayoría de ellas apenas llega a los tres minutos de duración. Se trata, pues, de pop hecho para impactar desde la primera escucha, sin respiro pero sin caer tampoco en lo obvio, sobre unas composiciones que oscilan entre lo correcto y lo inspirado. Así pues, a pesar de las trece canciones (doce si consideramos que la que da título al álbum, "High dive", está incluida por partida doble), el álbum no llega siquiera a los cuarenta minutos. Duración suficiente en todo caso para confirmar que estamos ante una banda menos encasillada de lo que sus primeros sencillos podrían indicar, y con talento suficiente para ir variando el registro de manera que el disco no resulte demasiado monótono ni predecible.

El álbum lo abre "Dizzy", nada menos que el quinto sencillo extraído ya del álbum, y que lo representa bastante bien: un medio tiempo con una instrumentación un tanto espartana pero eficaz, predilección por las cuerdas sintetizadas, una atmósfera cinematográfica, una melodía oscura y la excelente voz de Lee presidiendo el conjunto. Y todo ello en ciento sesenta segundos que no enamoran pero se dejan escuchar. Ligeramente superior es en mi opinión "Osaka", cuarto sencillo extraído: similar en propuesta, algo más cercana al dub con ese teclado tan característico a mitad de cada compás, una melodía que permite el lucimiento de Lee, una interesante letra que hace referencia a la ciudad japonesa, un poco habitual cambio de tonalidad hacia abajo antes del tramo final, y un bonito vídeo de dibujos animados. Tercer corte a la vez que tercer sencillo, "Part-time psycho", con la colaboración vocal del para mí desconocido Two Feet, es otro buen momento: un poquito más rápido y de ritmo binario más marcado, las cuerdas sintetizadas en acordes menores acentúan esa sensación de banda sonora de James Bond para el año 2021 (en especial en su parte instrumental), y otra melodía pop equilibrada y directa hace el resto. "High dive", el tema que da título al álbum, y con la colaboración vocal del cantante Lewis del Mar en la versión extraída como sexto sencillo, insiste en el formato medio tiempo de influencias dub, con una melodía en notas bajas en las estrofas que suben en el estribillo y que a mí me recuerda mucho a los buenos momentos de los británicos Morcheeba (casi podemos imaginar que Lee es en realidad Skye Edwards en una colaboración estelar). Quizá con el pero del poco afortunado arreglo que introduce la repetición final del estribillo, su tarareable melodía (como el silbido que incluyen se encarga de recordarnos) y su concisión aumentan la pegada del conjunto.

"I know nothing", quinto corte, es mi segundo tema favorito del álbum: el tema más rápido hasta ahora (sin ser de tempo exageradamente alto), es un saludable ejercicio de música disco de corte retro, con los violines imitando el sonido philly, el esencial piano en primer plano, el bajo rellenando los huecos de la batería con notas cortas y marcadas, la percusión que adorna el intervalo instrumental, la certera melodía de las estrofas, un brillante cambio de tonalidad en la parte nueva, y un estribillo muy simple pero enérgico. "Once upon a time" es, además del segundo sencillo, la primera y más clara balada del álbum, y posiblemente uno de sus momentos menos inspirados: convencional y muy bien interpretada vocalmente, le sobra ampulosidad y le falta un tanto de magia, siendo lo más interesante el sinfónico minuto instrumental del final. Afortunadamente a partir de ahí comienza a mi modo de ver el mejor tramo del disco: "Colorful" es el tema más bailable del álbum, con un potente bombo en primer plano, los ecos de la voz de Lee que van y vienen, ese estribillo en notas altas y poderosas que parece un himno, una melodía más reposada y sensible en las estrofas, la sección de cuerda sintetizada... y, al tratarse de la canción más larga del disco (la única que supera los cuatro minutos), una sugestiva coda ("it's over..."). "Trampoline" es, como comentaba al comienzo, el momento de más éxito de su carrera, y es lógico que a pesar de los dos años largos transcurridos desde su publicación hayan sucumbido a la tentación de incluirlo en su álbum. Entre el medio tiempo y un lento, es otra melodía elegante con una brillante interpretación de Lee y la instrumentación justa para arroparla. Aunque en realidad no posee nada especial que no tengan otros temas del disco, lo que demuestra que al final el éxito masivo es a menudo más una cuestión de suerte que de otra cosa.

Le sigue "No other way", el primer sencillo extraído del álbum a la vez que mi tema favorito del mismo, y que se quedó por muy poco fuera de mis listas de los mejores temas de 2020: el ritmo binario más claro y contundente del disco, unas estrofas oscuras y evocadoras sobre un espartano bajo, y un estribillo más colorido y elegante, con el juego de repetir la primera sílaba de algunas palabras para acabar de engancharnos, y quizá la mejor sección de cuerda del disco (en notas tan bajas que casi parece una guitarra funky). Y este tramo estelar lo redondea "Wish we had younger", posiblemente el momento que más licencias experimentales del disco se permite en su instrumentación, con una base en las estrofas que evoca a una música étnica postprocesada, y unos peculiares crescendos en el estribillo. Todo ello presidido por otra melodía pop nítida y sin descanso, con el acierto adicional de desdoblar la segunda estrofa con unas frases adicionales, y un ritmo lo suficientemente sincopado para no confundirlo con otros momentos del disco. "Visible woman", el penúltimo corte, es su segunda balada, y para mi gusto mucho más interesante que "Once upon a time": más sentida y natural, con una letra reivindicativa que encaja muy bien con las notas altas y poderosas de su estribillo ("I'm just a visible woman, I can't hide any longer, I'll keep my head above water, 'cause I'm just a visible woman") y las habituales y talentosas cuerdas sintetizadas liderando una instrumentación sencilla pero eficaz. Y en una decisión arriesgada, este "High dive" lo cierra una tercera balada cuando lo suyo hubiera sido subir el tempo y proponer un cierre apoteósico. En todo caso "Six in the morning" refleja bien el dolor y la soledad de esa hora de la madrugada, y la combinación de un elaborado arpegio de piano y cuerdas sabemos que siempre funciona, pero vuelve a resultar un momento un tanto obvio y un poco impersonal, aunque lo suficientemente inspirado como para que no sea necesario pulsar el forward.

Sin contar con ningún bombazo que le dé un salto radical a su carrera, esta inmersión profunda en el singular mundo del trío estadounidense vuelve a confirmar que lo que se echa de menos en el panorama musical actual es simplemente una buena dosis de melodías que nos acompañen, que se adhieran a nuestro cerebro, y que nos vuelvan a recordar la magia del pop de toda la vida. Sin excesos, minutos de relleno o claudicación ante las modas. Habrá que ver si al menos Shaed logra la repercusión esperada, y su carrera musical se consolida sin necesidad de esperar muchos años a una segunda entrega. Porque ahora mismo, a pesar de los miles de artistas que siguen en activo en su país, tienen poca competencia, y están en condiciones de aprovechar esa baza.