martes, 31 de diciembre de 2013

Chvrches: The bones of what you believe (2013)

El reciente debut en formato álbum de los escoceses Chvrches ha sido saludado por la crítica internacional como uno de los más relevantes del año que está a punto de acabar. Su synthpop de corte un tanto artesanal y no siempre vinculado a las pistas de baile se ha percibido como una propuesta no sólo diferente, sino también de calidad. De hecho, en la siempre elocuente Metacritic, que compila decenas de revisiones, ha recibido una puntuación de 81 sobre 100, una de las más altas de los últimos tiempos. Así que, aunque ya conocía alguno de los sencillos con los que habían anticipado este disco y no me habían parecido tan excepcionales, estaba expectante por escucharlo. Ahora, después de no menos de 20 escuchas, mantengo la misma impresión: correctos y agradables, pero no más.

El caso es que se trata de un álbum con poco espacio para la improvisación, en el cual todos los temas están trabajados al mismo nivel, y al que la estridente voz de Lauren Mayberry le da un toque de personalidad. Pero a mi modo de ver lo que le falla es que no tiene canciones de auténtico nivel. Todos sabemos que en la mayoría de los discos hay tres o cuatro temas "estrella", que destacan y sirven de cebo para el resto. E incluso aunque luego una parte de ese resto sea claramente inferior, el álbum puede ser aceptablemente satisfactorio. Pero en "The bones of what you believe" apenas hay momentos que destaquen entre sus catorce temas. Aunque prácticamente a ningún tema se le pueda poner un pero, aunque haya detalles originales, aunque haya revisión con respeto de hallazgos de artistas clásicos del techno-pop, pasadas unas cuantas semanas prácticamente nada del álbum perdura.

Quizá conscientes de este hecho, el álbum recurre a la habitual estrategia de situar la mayoría de los sencillos al principio, en un intento por ganarse desde el comienzo al oyente. Así, "The mother we share", primer sencillo su carrera, es el tema que lo abre y toda una declaración de intenciones de la banda: medio tiempo, abundancia de sintetizadores de los ochenta y noventa, una letra relativamente original, unos arreglos que separan claramente cada una de las partes... todo bien encaminado, pero no llega a ser un gran tema. A la más rápida "We sink" le sucede prácticamente lo mismo, quizá con un estribillo un poquito más recordable pero que no está muy bien enlazado con el resto del tema. "Gun", tercer corte y segundo sencillo, repite como medio tiempo, y es quizá su tema más claro, con su bonita melodía a lo largo de las estrofas y su bajo sintetizado en estéreo por los dos canales, aunque desgraciadamente el estribillo está a un nivel inferior que el resto.

"Tether" juega con los cambios de ritmo, pero vuelve a ser un tema sin gancho, siendo lo más destacable el solo de teclado en el tramo final, que recuerda a los que introdujo Vince Clarke hace 30 años en varios temas de Yazoo. "Lies", último sencillo extraído y junto a "Gun" el único algo más contagioso, recuerda poderosamente al "Are friends electric" de Gary Numan por su omnipresente teclado, que marca toda la progresión armónica. "Under the tide", uno de los temas más rápidos del álbum, está interpretada por Martin Doherty, una interpretación que para seguir con la tónica general es correcta pero sin magia. "Recover" fue el segundo sencillo de su carrera, y propone como principal argumento una entrada al estribillo chirriante y sin embargo melódica; lástima que el estribillo sea tan entrecortado.

"Night sky" es otro tema correcto pero sin gancho, afeado además por una percusión realmente añeja. "Science/Visions", a pesar de contar con una interpretación vocal completa, es más un tema atmosférico que pop: nuevamente parece que va a ser un trallazo, pero conforme avanza el minutaje las ideas se estancan y no acaba de entusiasmar. "Lungs" se acerca al R&B auto-tuneado que tanto tirón comercial tiene en los últimos años al otro lado del Atlántico, pero ni la voz de Lauren es la correcta para este tipo de ritmos, ni se les nota cómodos. "By the throat" es quizá el tema que más me llama la atención, y podría pasar por un tema lento del debut de LaRoux, aunque le sobran todos los coros. Y "You caught the light", el tema que cierra el disco en la edición estándar, juega a ser una composición instrumental con un sonido totalmente ochentero, aunque acaba teniendo una interpretación vocal completa (y excesivamente larga) a cargo de Martin.

Y claro, en un álbum sin grandes defectos, los dos temas adicionales de la edición iTunes no desentonan del resto: "Strong hands" es el que curiosamente contiene la frase que da título al álbum, y juega a sorprender (más bien a intentar enganchar) al melómano con un doble estribillo contundente. Y "Broken bones" me parece un tema ligeramente superior a muchos de los ya reseñados, puesto que va creciendo gradualmente sobre un bajo sintetizado, aunque nuevamente cuando están todas las cartas sobre el tablero se queda un poco a medio camino.

Reseñados uno a uno, puede parecer que estamos ante un mal álbum. En absoluto: en este mismo blog he reseñado últimamente álbumes peores (Delphic, Terranova...). Y de hecho, vistos los sencillos seleccionados, casi cualquier tema del disco podría seguir el mismo camino. Lo que sucede es que un montón de temas correctos hacen un álbum solamente correcto: ni compositivamente han dado en la diana, ni instrumentalmente aportan nada que no hayamos escuchado ya antes, ni técnicamente tienen nada de excepcional (ni vocalment,e ni en las percusiones y teclados). Habrá no obstante que seguirles de cerca, porque puede que den un salto y se conviertan en una gran banda, pero para ello necesitan urgentemente que les llegue cuanto antes un extra de inspiración.

domingo, 22 de diciembre de 2013

The Hunger Games. Catching Fire Soundtrack (2013)

No suelo estar muy interesado en las bandas sonoras cinematrográficas: las que corresponden a películas musicales suelen primar la cohesión argumental y la accesibilidad por encima de la calidad; y las que corresponden al resto de géneros suelen consistir en un batiburrillo más o menos afortunado, con poco espacio para la sorpresa y como mucho uno o dos temas originales escritos específicamente para la ocasión. Pero las bandas sonoras de la saga "The Hunger Games" ("Los juegos del hambre", en español) constituyen una reconfortante excepción. Ya lo supuso la primera entrega hará cerca de dos años, razonablemente cohesionada en torno al country contemporáneo y que, gracias a la aportación de la insustancial Taylor Swift fue un éxito de ventas a nivel mundial. Pero mucho más lo ha sido la segunda entrega, este "Catching Fire" que ha ampliado el abanico estilístico y lo ha convertido en una especie de compendio de algunos de los artistas más interesantes de pop, folk e incluso electrónica que están actualmente en activo, y que colaboran con temas escritos explícitamente para esta banda sonora. Lo que hasta cierto punto es otro nivel de coherencia.

Comenzando por los británicos Coldplay, que abren el álbum con "Atlas", su primer tema nuevo en años. Un tema lento, expansivo, correcto, pero que a mi modo de ver les reafirma una vez más como una de las bandas más sobrevaloradas del panorama musical. Le sigue "Silhouettes", la confirmación de que los islandeses Of Monster and Men no son flor de un día: siguen con su personal estilo, a medio camino entre el pop intimista y el folk con toques fantásticos, y entregan un tema precioso, con un estribillo emocionante. Le sigue la hasta ahora poco conocida cantante y compositora Sia, una australiana con voz y estilo personales que aquí entrega la excelente "Elastic heart", una buena composición realzada por el sello personal de Diplo en la instrumentación y la colaboración del canadiense The Weeknd con su maravillosa voz. Y para seguir con los nombres estelares del panorama actual, los estadounidenses The National proporcionan con "Lean" el cuarto corte del álbum. Me siguen pareciendo unos artistas de una naturalidad y una acústica artificiales, reforzada por la "descuidada" dicción de su lider, Matt Berninger, y lo único realmente llamativo es en mi opinión el complejo ritmo que lleva la batería durante todo el tema.

La primera concesión al público masivo llega con el quinto corte ("We remain"), interpretado por una Christina Aguilera lejos ya de su insustancial periodo de gloria y que se refleja incluso en una voz más grave y de menores registros. Se trata no obstante de una balada suficientemente alejada de lo convencional y centrada en la temática de la película, y por lo tanto aguanta la escucha tras sus cuatro predecesores. Es sólo un punto de inflexión, pues en el sexto corte repite The Weeknd, con "Devil may cry", uno de los mejores temas de su corta carrera: un tema lúgubre, con un excelente equilibrio instrumental entre clasicismo y contemporaneidad y una fantástica interpretación vocal de quien en mi opinión es la mejor voz que ha surgido en lo que llevamos de década, Abel Tesfaye. Le sigue "Who we are", la aportación de los omnipresentes Imagine Dragons, a quienes ya reseñé en este mismo blog el año pasado por ser una de las bandas más interesantes que ha surgido últimamente. Y que sin ser un tema del nivel de "Monster", su otra aportación a bandas sonoras esta temporada (en concreto a "Infinity Blade III"), sí que resulta lo suficientemente diferente y personal como para resultar interesante.

La sensación comercial del momento, la neozelandesa Lorde, demuestra en su espantosa interpretación del clásico "Everybody wants to rulle the world" de Tears For Fears que posiblemente se la esté sobrevalorando a nivel mundial, o que al menos carece de la inteligencia para llevar una versión a su terreno sin destrozarla. "Gale song", de la banda folk-rock estadounidense The Lumineers, hubiera encajado en la primera entrega de la saga, pero aquí está fuera de lugar, y junto con el tema de Lorde pueden saltarse tranquilamente. "Mirror", décimo corte, es la aportación de la británica Ellie Goulding, quien ha arrasado a nivel de ventas con su segundo álbum, respetando su personalidad y una brillante producción de sus canciones, pero vanalizándolas un tanto a la hora de hacerlas más accesibles para el gran público, que es justo lo que le sucede aquí. Y la inclusión de Patti Smith en el siguiente corte obedece más a la intención de incluir a un icono del rock como ella que a su escasa capacidad creativa actual, como lo demuestra "Capitol letter", su más que cuestionable aportación.

La inclasificable Santigold, que podría ser una estrella negra a la altura de Beyoncé o Alicia Keys en un mundo ideal, nos ofrece con "Shooting arrows at the sky" un tema que se queda a medio camino de la excelencia: estupendo arpegio de guitarras, brillantes estrofas creadas a partir de él, un discutible estribillo y una preocupante falta de creatividad para enriquecerlo con alguna otra parte. Mikky Ekko, el compositor de pop clásico que ha tenido un éxito este año a dúo con Rihanna con "Stay", nos ofrece con "Place for us" un tema convencional, atemporal, sin chispa alguna, cuarto candidato a pulsar el forward. Afortunadamente, los neoyorkinos Phantogram insisten con "Lights" en su trip-hop con matices americanos y toques tenebrosos, logrando un tema más que digno. Y el tantas veces meloso Antony Hegarty, líder de Antony and the Johnsons, remata la banda sonora con "Angel on Fire", un tema lento (era inevitable), pero más oscuro que de costumbre y más contenido en lo que a toques sensibleros se refiere, por lo que será difícil que irrite a sus detractores.

En resumen, quince temas originales que incluyen a siete u ocho de los nombres más importantes a nivel creativo actualmente, y nada menos que diez temas de un nivel medio cuando menos interesante. Argumentos que hacen de ésta una de las mejores bandas sonoras de los últimos años. Esperemos que cunda el ejemplo y se siga apostando por la creatividad y los temas nuevos, en lugar de que por bandas sonoras estilo Kiss FM (dicho sea con respeto, por supuesto). La música (y el cine) lo necesitan.

sábado, 23 de noviembre de 2013

Polly Scattergood: Arrows (2013)

El nuevo álbum de Polly Scattergood va a ser el tercero que voy a reseñar en este blog durante el presente 2013 de artistas británicos más o menos electrónicos que dieron la campanada en el año 2009 con sus álbumes de debut y que se han demorado nada menos que cuatro años en publicar su continuación. Los dos primeros, Delphic y Little Boots, no han justificado tan larga espera: los primeros directamente se han enzarzado en un cambio de estilo que les ha restado calidad y ha puesto en peligro su continuidad, y la segunda ha optado por un house indie que no realza sus composiciones y le reste tirón comercial. El de Polly Scattergood no supone un retroceso tan manifiesto como los dos anteriores, entre otras cosas porque la repercusión comercial de su debut fue mucho menor, aunque también porque, como tendré ocasión de reseñar en los siguientes párrafos, es un álbum más continuista que el de aquellos. Por cierto, que aún hay un cuarto caso británico y electrónico pendiente de continuación desde 2009: LaRoux, que no parecen saber cómo mantener el listón de su fantástico debut.

Para los cuatro años transcurridos, "Arrows" es un disco relativamente escuerto (sólo 10 temas). Y a diferencia de su álbum de debut, la cantautora británica ha compartido esfuerzo compositivo en esta ocasión con otra persona, Glenn Kerrigan (lo siento, no tengo referencias sobre él) en casi todos los temas. De hecho, "Cocoon", la canción que lo abre y segundo sencillo, es una de las dos que firma Polly en solitario. Es una buena manera de empezar el álbum, aparte de uno de sus temas más redondos, con su bonita progresión armónica principal, su quebradiza e intimista voz y un logrado colchón electrónico al que sólo le falta algo más de originalidad en su tramo final para completar un temazo. Pero el resto del álbum baja un poco el listón. Un buen ejemplo es "Falling", segundo corte y primero de los tres temas rápidos estratégicamente distribuidos a lo largo del álbum para compensar tanta introspección y melancolía: un tema correcto, con un bajo sintetizado a lo Peter Hook, pero con un estribillo demasiado entrecortado y cierto estilo anodino. "Machines" es otra composición correcta, una balada espartana durante tres cuartas partes que se convierte en una furiosa reivindicación de la condición humana en su tramo final.

Aunque no lo parezca al principio, "Disco damaged kid" es otro rápido y bailable tema electrónico, presidido por un piano programado y efectos plenamente contemporáneos muy en la línea de Mute Records, un punto superior a los dos temas anteriores pero sin llegar a fascinar. "Colours colliding", quinto corte, es una cadenciosa balada que vuelve a enfocarse en el atormentado mundo interior de Polly, con otro ratito de rabia e instantes en los que su voz está a punto de quebrarse. "Miss you" sufre por el hecho de ser otro tema lento más, en este caso de corte mucho más clásico (voz y piano durante la mayor parte del mismo), y uno de los estribillos más bonitos del disco. "Subsequently lost" es el tercer tema rápido, y se beneficia del cambio de ritmo respecto a los dos temas anteriores, además de que con su bajo 100% electroclash, las palmadas sintetizadas en su primer estribillo, y un logrado segundo estribillo que comienza con "I miss you most..." es otro de los momentos más interesantes del álbum.

El tramo final del disco lo inaugura "Silver lining", probablemente el tema más experimental, con su atmósfera etérea y un tanto inquietante y su recitado final, aunque también uno de los menos disfrutables (excepción hecha de la parte nueva, que introduce sabiamente cuando reivindica aquello de "I feel no pain"). "Wanderlust", primer sencillo, está situado a propósito como penúltimo tema, intentando trasladar al melómano el mensaje de que "Arrows" es mucho más que un par de sencillos y ocho temas de relleno. Se trata de un disfrutable medio tiempo, con un brillante comienzo, protagonismo especial para los teclados sintetizados y una melodía cautivadora tanto en las estrofas como en los tramos nuevos (bueno, y también con un excelente video-clip). Y "I've got a heart", el tema que lo cierra y segundo firmado en exclusiva por Polly, es otra balada clásica, tierna, en la que ella desnuda sus sentimientos con la mejor letra del álbum ("I'll sit with a paper and a pen just writing shit until I fall asleep..."), y una rara habilidad para colar efectos que adornen las estrofas a la vez que unas previsibles slow strings realzan el estribillo. Para mi gusto es junto con "Cocoon" el mejor tema del disco, y una muy adecuada manera de cerrarlo.

En definitiva, "Arrows" es un disco bien producido, personal, que saca buen partido de los mejores temas escritos por la británica en estos años con una correcta estructuración, duración y ubicación, que no defraudará a los que busquen música electrónica ni a los que busquen música con sentimientos. Pero que a los puntos pierde frente a su álbum de debut por haber perdido el factor sorpresa y arrinconado su vocación de poetisa urbana y no haberlos contrarrestado con algún tema más que dejara a un lado su complejo mundo interior y cruzara la frontera entre lo correcto y la excelencia.

viernes, 1 de noviembre de 2013

"La voz", o el elocuente desperdicio del formato "Talent show"

El éxito de audiencia en España de la segunda temporada de "La voz" me ha animado a dedicar una entrada al fenómeno de los "talent show". Como ya anticipio en el título, mi punto de vista va a ser esencialmente negativo, pues a mi modo de ver este programa, como la gran mayoría de los "talent show", supone un elocuente ejemplo de cómo desaprovechar prácticamente todas las posibilidades que ofrece este formato. Y por una vez no hablo a nivel de España solamente, sino por desgracia a nivel mundial.

Pero empecemos por lo positivo: el éxito de "La voz", como el de otros antecesores tipo "Operación triunfo", se cimenta en parte en la música. Y es que a pesar de la gran proliferación de canales gratuitos que ha supuesto la TDT, la posibilidad de escuchar algún tipo de música en horario de máxima audiencia es prácticamente inexistente. Más aún si nos referimos a música que, en todo o en parte, es interpretada en directo. Por alguna razón que se me escapa (aunque puedo suponer algunas: trivialización del ocio, fomento del analfabetismo cultural, adoctrinamiento marketiniano), los grandes responsables de las cadenas televisivas sitúan a la música muy por debajo del peso real que luego tienen las siete notas en los gustos y las manifestaciones culturales de la sociedad. Así que este tipo de talent show merecen, a pesar de que luego se les barnice con el toque sensiblero y en ocasiones hasta morboso de las reacciones humanas en situaciones no controladas, una oportunidad. En el caso particular de "La Voz", además, la premisa de partida es interesante, puesto que tras años y años de talent show en los que se buscaba al intérprete que entrara por los ojos antes que por los oídos, se obliga al jurado a estar de espaldas y fijarse exclusivamente en su interpretación.

Ahora bien, cuando empezamos a rascar en el componente musical descubrimos cómo se desperdicia la idea. "La voz" es la adaptación de "The voice", un programa estadounidense que ya ha completado cinco temporadas y que a su vez se basa en un programa holandés de título similar. En esas cinco ediciones el jurado ha estado esencialmente constituido por Adam Levine (ecléctico cantante y cerebro de los más comerciales que brillantes Maroon 5), Cee Lo Green (ahora interesante intérprete en solitario y anteriormente el vocalista de los talentosos Gnarls Barkley), Christina Aguilera (artista comercial de nulo legado artístico aunque incuestionables cualidades vocales) y Blake Shelton (un artista country y por tanto perteneciente a un género ya superado). Es decir, un jurado "de aprobado raspado" si se me permite la expresión, pero lo suficientemente ecléctico musicalmente hablando y con cierta comprensión no sólo de las cualidades vocales de un artista, sino de lo que supone crear una buena canción. Sin embargo en España el jurado de "La voz" carece por completo de electicismo (se centra en el pop aflamencado de consumo femenino de nivel cultural medio-bajo) y con artistas que esencialmente desconocen qué supone componer una canción: David Bisbal es simpático y tiene una notable amplitud vocal, pero tanto su propuesta musical como sus gustos son deficientes; Rosario apenas aporta su fuerza en el escenario, pero ha vivido 20 años en el mundillo musical a base de explotar el legado del que sabía crear canciones en su familia, su hermano Antonio; Malú tiene una estupenda voz, pero su cultura musical es aún inferior a la de Bisbal y Rosario; y el bueno de Antonio Orozco no tiene voz ni una propuesta musical interesante, pero al menos es el único que conoce lo que es crear una canción y tiene un mínimo de cultura musical.

Con semejante jurado es muy difícil juzgar a nadie, pero es que para convertir el programa en un desperdicio aún mayor, a los participantes no se les permite cantar temas propios. Cualquier persona que haya escuchado cualquier tipo de música alguna vez sabe que interpretarla es complicado y tiene su mérito, pero lo realmente complejo es enfrentarse a la partitura en blanco e imaginar una progresión armónica y una melodía principal capaces de causarnos algún tipo de emoción. Así que al centrarse sólo en la interpretación, el programa cierra la puerta a todos los creadores que, a pesar de la hostilidad de los medios de comunicación, siguen luchando en España y en todo el mundo por demostrar que la creatividad aún no se ha extinguido. Es cierto que en algunos países hay excepciones (los denominados "music competition"). Me viene ahora mismo a la memoria el caso de Of Monster and Men, la interesante y exitosa banda islandesa que han arrasado a nivel mundial después de ganar hace 3 años el equivalente islandés (pero en versión creativa, no interpretativa) a "La voz". Ya digo que esto son excepciones: en la mayoría de los países se busca al intérprete, no al artista.

Y para acabar de desperdiciar la idea, las canciones con las que deben participar tienen que ser éxitos conocidos a nivel nacional o internacional. Para entendernos, una mezcla entre Kiss FM y la Cadena Dial (sic). Es decir, no basta con ahuyentar a los creadores, sino que los intérpretes no deben mostrar su cultura musical y sorprendernos (pongo un ejemplo imposible, recreando un tema de Portishead y la formidable voz de Beth Gibbons), sino que deben ceñirse a unos pocos centenares de temas en su mayoría de calidad discutible, y en los que sí la tienen, gastados de tantas y tantas escuchas. Con lo cual ni siquiera se consigue que el público vaya ampliando su cultura musical y sea capaz de ir apreciando otros artistas y otros géneros por lo general mucho más brillantes. Nuevamente hay excepciones (me viene a la mente el "Operación triunfo" polaco, en el que uno de sus participantes interpretó "My girlfriend's boyfriend" de Her Space Holiday y consiguió así de rebote para el bueno de Matt Biondi el mayor éxito internacional de su carrera). Pero no en España.

Así que sin un jurado capacitado, sin un solo creador, y sin apenas canciones brillantes, ¿cuál es el resultado? Pues unos intérpretes de usar y tirar, con cuyas ilusiones se juega sabiendo de antemano que prácticamente en ningún caso llegarán a nada. Y es que la música de consumo masivo está saturada de intérpretes que no saben componer, no controlan sus carreras y están a merced de los medios de comunicación para no hundirse en el ostracismo (seguro que todos Vds. pueden pensar en muchos ejemplos). Con el desprestigio que tal circunstancia supone para la música contemporánea, y las conclusiones a nivel de listas de ventas que ya he comentado en alguna otra entrada de este mismo blog. Porque, ¿acaso alguno de Vds. se acuerda ya del ganador de la primera temporada de "La voz"? ¿Y de cuántos de estos ganadores de talent show nos acordaremos dentro de cinco años? Compárenlo con la repercusión que a nivel mundial ha tenido el fallecimiento esta semana de Lou Reed (que no participó en ninguno de estos concursos, que no era guapo y que apenas sabía cantar) y obtendrán una elocuente respuesta: sin creatividad, no hay música.

domingo, 27 de octubre de 2013

Portugal. The Man: Evil Friends (2013)

El de Portugal. The Man es un caso digno de estudio. El quinteto de Alaska comenzó su andadura en 2006 con maneras claramente amateurs en un pequeñísimo sello, y ante la nula repercusión de su primer álbum ("Waiter: "You Vultures!""), optaron por una vía un tanto stajanovista: seguir componiendo y publicando como si fuera el planeta musical y no ellos los que estuvieran equivocados al no reparar en su talento. Así, siguieron a un frenético e inusual ritmo de álbum por año, ganando poco a poco más repercusión, hasta que en 2011 por fin consiguieron cierta notoriedad internacional con su sexto álbum, "In the Mountain in the Cloud", el primero en una discográfica de cierta entidad y con el que yo los conocí. Tras él, les llegó el momento de demostrar que tantos años de creatividad oculta no les había agotado y que estaban listos para demostrar que había llegado su momento; ésa era la expectativa cuando anunciaron a comienzos de año la publicación de "Evil Friends". Afortunadamente, para los que siempre creímos ver en ellos una de las mayores promesas del panorama musical internacional, han sabido no sólo responder a las mismas, sino superarlas con creces. Tanto, que para mí no es que sea ya sin duda el mejor álbum que ha visto la luz este año, sin indudablemente el más brillante en lo que llevamos de década. Aparte de que comercialmente también les ha supuesto un antes y un después (por vez primera se han colado entre los 30 más vendidos en EEUU).

Por supuesto, semejante éxito se basa en unas composiciones plenas de creatividad, como enseguida iré reseñando. Pero es evidente el acierto a la hora de elegir como productor a Danger Mouse: el cerebro detrás de Gnarls Barkley muestra cómo es posible respetar las señas de identidad de un grupo ya de por sí ecléctico, y sacarles el máximo partido con un sonido contemporáneo, colorido, en el que los sintetizadores en particular rayan a gran altura. Aunque puestos a ponerle algún pero, creo que podía haber intentado que sonara un poco más nítido (parece más una grabación analógica), así como haber maximizado el volumen de las partes menos instrumentadas, pues a veces es obligado subir y bajar varias veces en una misma canción para disfrutarla al máximo.

El álbum consta de 12 temas pero dura sólo 48 minutos, lo que refleja que la mayoría de las canciones no están alargadas innecesariamente. Eso ya es por sí algo favorable, pero lo realmente fascinante es que por primera vez en muchos años, no hay ninguno que desmerezca al resto: pueden reproducirse unos cuantos en modo aleatorio, que la escucha siempre será un disfrute. Se abre con "Plastic soldiers", un estupendo reflejo de lo que nos vamos a encontrar, pues en realidad se trata de tres temas claramente independientes (una balada acústica, un tema de pop tenebroso y un himno psicodélico al final) enlazados mediante una interesante letra común en uno solo. Le sigue "Creep in a t-shirt", que aunque bebe de la misma progresión armónica principal que ya usaron entre otros Pet Shop Boys en "In the night" o Fine Young Cannibals en "I'm not satisfied", suena completamente suya, con esa voz en falsete de John Gourley, el carismático lider de la banda, y una energía rockera que se ve complementada por una letra más propia de una canción protesta.

La lección continúa con "Evil friends", tema que da título al álbum y primer sencillo, otra canción que en realidad abarca dos composiciones diferentes aunque con un (excelente) estribillo compartido: el primer tramo lento, construido sobre un melancólico piano, y el segundo un trallazo rockero sobre una estupenda progresión armónica de cuatro acordes. Mejor es, si cabe, "Modern Jesus", cuarto sencillo, un medio tiempo acústico con un sorprendente teclado principal, una formidable letra sobre la que es la auténtica religión del siglo XXI en muchas partes del mundo y un estribillo sinfónico que Coldplay hubieran deseado firmar. Al mismo nivel se sitúa el siguiente corte, "Hip hop kids", puro rock del siglo XXI con una progresión armónica que recuerda por su rabia a los mejores momentos del grunge.

"Atomic man", siguiente tema y tercer sencillo, recuerda a los buenos tiempos de Oasis, cuando su rock aún era más inspirado que retro, con muchos detalles enriquecedores como la voz distorsionada de John y un final que va frenando gradualmente al tiempo que el piano va cobrando protagonismo. "Sea of air" fue durante algunas semanas mi candidato a tema de relleno del disco, aunque acabé rindiéndome a su pop psicodélico y acústico, a su arpegio de guitarra que mezcla tonalidades diferentes, de una manera tan lograda que parece incluso una interpretación del propio John Lennon. "Waves", octavo corte, es una fantástica balada de pop progresivo, melancólica e intimista, que va creciendo hasta culminar en el mejor solo de guitarra del disco, y en la que Danger Mouse da una clase magistral sobre cómo concluir un tema (de hecho, podría haber servido como final del álbum).

Increíblemente, el último tramo del disco sigue al mismo nivel: "Holly roller" es el tema más psicodélicamente sesentero del álbum, un brillante medio tiempo con abundantes adornos tecnológicos estratégicamente ocultos, y toques soul en su tramo final. "Someday believers" es otro tema muy en la línea de Noel Gallagher, con un sección de cuerda sintetizada y un sensacional estribillo que desemboca en un sensacional segundo estribillo cuando John entona aquello de "everyday...". "Purple yellow red & blue", segundo sencillo y penúltimo corte, empieza con una parte coral psicodélica que no anticipa el excelente medio tiempo que resulta ser, con toques jazzy en las estrofas, un ritmo medianamente bailable, y un sensacional tramo final. Y "Smile", el tema que cierra el álbum, es un precioso tema de letra y atmósfera intimistas (silbido incluido), que va haciéndose cada vez más tenebroso gracias a un potente bombo y un colchón de sintetizadores... para aliviarnos en sus dos últimos minutos con un mensaje luminoso, un auténtico himno.

Tan intensa es la experiencia que cuando la escucha termina el primer impulso es volver a escuchar el álbum una y otra vez, tanto por su calidad como por lo elaborado de sus canciones. Así, cada nueva escucha revela detalles nuevos, como el uso extendido en la letra casi todos los temas de los dos conceptos que dan título al álbum ("evil" y "friend"), los múltiples registros de la voz de Gourley, el talento de Kyle O'Quin a los teclados, la habilidad para conseguir un sonido "clásico" a pesar de tantos detalles tecnológicos... En suma, un auténtico regalo para los melómanos más exigentes. Así que tanto si Vd. seguidor habitual de este blog como si ha aterrizado en esta reseña por casualidad, no lo dude y hágase con "Evil friends": seguro que le entusiasmará.

domingo, 29 de septiembre de 2013

Dot Allison: Pioneers #01 (2012)

Prosigo en esta entrada con mi revisión de álbumes que fueron publicados en 2012 pero a los que no he podido acceder hasta hace unas pocas semanas. En este caso es el inesperado (y me atrevo a decir que "por la puerta de atrás") retorno de Dot Allison. Dorothy ha sido una de mis debilidades desde que lideró One Dove, aquel trío que pretendía hacer sombra a Saint Etienne con su pop atmosférico a mediados de los noventa. Cuando inició su carrera en solitario años más tarde, parecía que Allison podría acabar llegando a un público masivo (su excelente "We are science" de 2002 tuvo algún sencillo en las listas del Reino Unido), pero la deriva acústica de sus posteriores entregas (el soporífero "Exaltation of larks" (2007) a la cabeza) la arrastraron de vuelta a la marginalidad.

Así hasta que a finales del año pasado la gente de Imagem Production Music (que se presentan a ellos mismos en su web como "The largest independent production music publishers") dio a conocer su serie "Pioneers", dedicada al reconocimiento de todos esos pioneros que han ido abriendo brecha en las nuevas tendencias para llegar a conformar la mejor cara del panorama actual de la música contemporánea. Y qué mejor (debieron pensar ellos) que iniciar dicha serie con Dot Allison. La buena noticia no es que Dorothy aceptara el proyecto, sino que optó por dejar atrás el formato acústico y abrazar de nuevo la contemporaneidad con nada menos que 14 temas, todos ellos firmados por ella pero en colaboración con muchos grandes nombres de la música electrónica y de baile anglosajona (desde Keith Tenniswood de Two Lone Swordsmen hasta Jagz Kooner de The Aloof, pasando por Darren Emerson de Underworld).

Así que borrón y cuenta nueva, y a intentar recuperar el terreno perdido. ¿Y el resultado? Pues sin ser un disco completamente redondo, sí que es su mejor álbum desde "We are science" y en mi opinión uno de los más interesantes de los últimos meses. Es un disco esencialemente de pop orientado a la pista de baile, aunque también con varios temas más experimentales (como algunos pseudoinstrumentales) y un par de baladas que confirman que Dot sabe desenvolverse por múltiples terrenos.

El álbum lo abre "She's a mystery", una colaboración con Tenniswood también publicada en formato sencillo. Sin ser el mejor tema del disco, sí es un buen reflejo del mismo, con una línea de bajo muy marcada, estrofas y estribillos perfectamente definidos y un toque de livianidad poppy muy refrescante. Le sigue "Escapology", la decepcionante colaboración monocorde y sin talento ninguno con Darren Emerson, que refleja que el cerebro de la mítica "Born slippy" apenas ha evolucionado musicalmente desde que tocó el cielo (musicalmente hablando) hace casi 20 años. Afortunadamente es sólo un desliz, pues el siguiente corte ("Flying", a medias con Jagz Kooner) es una auténtica maravilla: una excelente progresión armónica en las estrofas, que sin embargo es capaz de evolucionar a otra igual de subyugante en el estribillo, una estimulante letra, y una exhibición de Dot a la hora de cantar cada una de las tres estrofas con una personalidad diferente. En un mundo ideal hubiera sido uno de los "pelotazos" de los últimos meses, pues tiene todos los ingredientes para ello.

"You give me everything" (en colaboración con Tony Scott) es para mí el segundo gran momento del disco: una preciosa balada construida con un sonido perfectamente contemporáneo aunque sin renunciar al clasicismo del piano, y una preciosa letra de amor. En "Light up your soul" repite Tenniswood, por lo que se mantienen las constantes de "She's a mystery" aunque quizá el tema gane a los puntos al anterior por su mayor riqueza creativa. "Torch" es otro estupendo tema lento, con un logrado colchón atmosférico, una original programación de la percusión y la delicadísima interpretación vocal de Dorothy. "Wistful summer" es, excepcionalmente, un tema acústico muy en la línea de las anteriores entregas de Allison, pero con una lograda progresión armónica pero sin una letra ni una melodía principal definidas.

"Tokyo dream" (colaboración con Matt Paul) es un disfrutable semi-instrumental de referencias ochenteras que efectivamente nos retrotrae a la ambientación de la capital japonesa, en buena parte gracias a los orientalizados "gorgoritos" de Dot. "Sunrise" (a medias con Jude Rawlins) es un correcto tema de electro, sin nada que destaque especialmente. Y "Cellular piano" (con colaboración de Andy McDonnell) es el tercer gran momento del disco: un tema completamente instrumental construido a partir de una sobrecogedora superposición de pianos, realzada por una sintetizada orquesta de cuerda y varias cajas de música.

Los cuatro cortes que conforman el tramo final del álbum son un poco más flojos, aunque sin llegar a desentonar en ningún momento: "Call to grace" recuerda en sus armonías a aquel "Afterglow" con el que Allison debutó en 1999, aunque la ausencia de una melodía vocal le resta puntos. "Ghostly voices" es exactamente eso, un inquietante tema semi-instrumental con toques de post-rock a lo Tortoise en el que Allison introduce sus etéreas capas de voces. "Autobahn" no sólo recuerda en el título a los míticos Kraftwerk, sino también en su techno frío, un tanto minimalista y carente de una auténtica letra. Y "When love comes alive" es en esencia una supersposición de voces sin apenas letra, buscando cerrar con una atmósfera onírica un álbum más que interesante. Porque esa es mi reflexión principal tras unas cuantas escuchas: ¿cómo es posible que la industria musical promocione a tantos artistas sin apenas calidad o talento, y obras tan equilibradas y originales como este "Pioneers" vean la luz de manera tan marginal? Es cierto que internet ha permitido equilibrar un poco la situación, pero aún queda mucha justicia por hacer con discos como éste. Sirva esta reseña favorable de "Pioneers #01" como granito de arena para no obviar el talento en la música. Que no sobra precisamente.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Terranova: Hotel Amour (2012)

En las próximas semanas voy a reseñar álbumes que se publicaron el 2012. El motivo no es otro que las dificultades que me han surgido a la hora de hacerme con ellos. Pero bueno, ya han llegado a mis manos, y dado que siguen siendo las últimas entregas de sus respectivos artistas en formato largo, confío en que sean lo suficientemente interesantes.

La banda alemana Terranova siempre ha sido una de mis debilidades desde su debut de álbum hace casi 15 años. Una propuesta siempre influenciada por las tendencias musicales contemporáneas, pero sin atarse en exclusiva a ninguna de ellas: la banda evolucionó en sus cuatro primeros álbumes desde el trip-hop con toques punk de "Close the door" (1999) hasta el synth-house de "Digital tenderness" (2004). Pero siempre manteniendo un nivel de calidad incuestionable.

Ahora bien, después de entregar su disco más redondo en 2004, la banda entró en hibernación, con su líder Fetisch volcado en otros proyectos. Hasta que tras 8 años por fin el año pasado volvieron con nuevo trabajo. Eso sí, del trío original sólo queda Fetisch, que para "Hotel amour" está acompañado por &me, otro DJ alemán con el que empezó a colaborar en 2007. Y probablemente esta nueva alianza sea una de las causas por las que el resultado sea una versión descafeinada de "Digital tenderness" y sin duda su disco más flojo.

El caso es que musicalmente hablando "Hotel amour" intenta retomar la propuesta musical de Terranova en el punto en el que la dejó "Digital tenderness", si acaso con un mayor peso del componente house. Pero con un enfoque que prima los temas muy largos, de desarrollos lentos, instrumentación minimalista y en ocasiones composiciones prácticamente inexistentes. El tema con el que se inicia, "Question mark", es un buen reflejo de esta simplificación creativa, con una parte vocal un tanto blandita, que se repetirá posteriormente sin amyor imaginación sobre un escuálido colchón electrónico. A pesar de lo cual es uno de los pocos temas salvables, puesto que el segundo corte, "So strong", es totalmente prescindible por su sonido machacón y por lo inaudible de la interpretación vocal. Del siguiente, "Hotel amour", sólo se salva el solo de xilófono digitalizado que lo adorna tras varios minutos, y que recuerda a los solistas que a veces animan los clubs de moda superponiendo su saxofón o sus bongos a los temas que esté pinchando el DJ de turno.

El cuarto corte ("Paris is for lovers") es el primero que evidencia que Fetisch todavía recuerda cómo hacer buenas canciones: un oscuro principio creado sobre una progresión armónica simple pero decente, una línea de bajo slap y electrónico a la vez, un bonito sintetizador rellenando la base y una melodía muy simple pero bien interpretada. Sí, el desarrollo es lento y siete minutos son muchos, pero funcionaría perfectamente en las pistas de baile de medio mundo. Lamentablemente es un espejismo: "Make me feel" baja los bpms, pero no funciona por su escaso armazón compositivo. Y aunque "I wanna go out" es probablemente el tercer mejor tema del disco, no deja de ser tan solo un infeccioso loop de bajo sintetizado sobre dos acordes en el que apenas hay melodía y sólo un teclado orquestal para realzarlo en el tramo final de sus casi 5 minutos (recortados, eso sí, para publicarlo com sencillo).

"Ain't no thing" se mueve en las mismas constantes anodinas, excepción hecha de un segundo bajo sintetizado que despierta algo la atención en los dos minutos finales. "Take my hand" es casi exclusivamente una percusión electrónica y unas cuantas frases declamadas sin asomo alguno de creatividad. Hasta "Code blue" muestra a la banda en baja forma, pues desaprovecha un precioso arpegio de piano, al no instrumentarlo convenientemente y no añadirle siquiera una melodía vocal que, si se me permite la expresión, estaba "a huevo". "Boogie for the dollar" es otro tema totalmente prescindible por su minimalismo mal entendido. "By my side" son siete larguísimos minutos monocordes construidos sobre un ritmo cadencioso, muy propio de las raves ibicencas. "Avenue Wagram" es el tema más experimental, dos minutos compuesto directamente en el estudio sin base alguna, ni tampoco interés.

Y así llegamos al tema que cierra "Hotel amour": "Prayer" es con diferencia el tema más original y de mayor calidad, un tema lento, con una sección de cuerda barroca sintetizada, una atmósfera tenebrosa, progresión armónica, estrofas y estribillos "de verdad", un original piano, e incluso una interesante letra. Lástima que no se hayan animado a incluir más temas así. Porque al final de 66 minutos apenas podemos salvar 15 o 20 (aunque la mayoría de ellos los que acertadamente han sido extraídos en formato sencillo). Con lo cual dudo que el futuro se presente demasiado halagüeño para Fetisch y compañía: la mayoría de sus seguidores habrán quedado, como yo, decepcionados, y el EP "Painkiller" con el que han intentado recuperar terreno en los últimos meses no muestra signos de recuperación.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Pet Shop Boys: Electric (2013)

Después de haber dedicado mi anterior entrada a recopilar las canciones por las que Pet Shop Boys son uno de los grupos más reputados e influyentes de las últimas décadas, voy a dedicar la presente entrada a revisar su nuevo álbum de estudio. "Electric" ha sido una de las mayores sorpresas de la temporada, pues se anunció apenas 8 meses después de la publicación de "Elysium", y finalmente ha visto la luz tan sólo diez meses y medio más tarde. Lo que obviamente puede interpretarse como un intento por enderezar el rumbo, reconociendo como erróneo el estilo pausado y un tanto conservador de "Elysium" y entregando a cambio un disco más contemporáneo y orientado a la pista de baile. Sensación que se ve confirmada por el hecho de ser la primera entrega del dúo en su nueva discográfica, tras casi 30 años al servicio de EMI. Y que ha sido recibida con todo tipo de elogios por la crítica especializada, conscientes de que el terreno que mejor transitan es ese pop electrónico, bailable y sin embargo clásico y con mensaje.

Sin embargo, debo adelantar que, a pesar de mi debilidad por sus creaciones, para mí "Electric" es una de las mayores decepciones del año. Yo también oes prefiero contemporáneos y bailables, pero es que además el contar con el talentoso Stuart Price a la producción (responsable de la revitalización de Madonna y de los mejores momentos de The Killers, por ejemplo), parecía garantía de un gran álbum. Pues bien, no sólo no es así sino que, a los puntos, "Electric" pierde en mi opinión frente a "Elysium". Veamos por qué.

El álbum lo abre y lo precedió en el tiempo "Axis", un tema semi-instrumental con reminiscencias del spaghetti disco ochentero y que promete en su inicio, pero se queda a medio camino por su mal digerido cóctel entre un bajo "trotón", vocoder y sintetizadores del pasado y una progresión armónica demasiado pobre para tan largo metraje. Tenía esperanzas de que fuera sólo un tema mal escogido, pero tras escuchas "Bolshy", el segundo corte, casi parece una obra maestra frente a un medio tiempo con interesantes toques soviéticos y un sonido que es puro acid-house, pero que naufraga con una melodía casi inexistente en las estrofas y un flojo estribillo. El siguiente tema, "Love is a bourgeois construct", es más interesante ya desde el brillante comienzo, aunque la enrevesada progresión armónica se nota que no es suya (está basada en "Chasing Sheep Is Best Left To Shepherds", de Michael Nyman, que a su vez se basaba en una pieza clásica de Henry Purcell). Al menos la instrumentación está conseguida, y Neil se luce por primera y única vez en el disco con una letra larga y mordaz, en la línea de "Left to my own devices". Sin ser un temazo, es el segundo mejor tema del disco y será el tercer sencillo a finales de mes.

Porque el siguiente vuelve a bajar el listón: "Fluorescent" es un tema de house oscuro, con una melodía excesivamente grave en las estrofas, otro estribillo menor, excesivamente largo y sólo unas entradas al estribillo medianamente aceptables. "Inside a dream" tiene un bonito comienzo, aunque luego se vuelve un tanto machacón con su percusión tan marcada y sus extenuantes estrofas monocordes, agradeciéndose la llegada de un estribillo que, sin ser ninguna maravilla, es lo único salvable. Le sigue "The last to die", una revisión de un tema relativamente reciente de Bruce Springteen que, aunque mejora las armonías del farragoso original, carece de los mimbres compositivos para convertirse en una de sus versiones excelsas, siendo su letra y su duración ajustada lo más destacable.

"Shouting in the evening" empieza estupendamente, con un bonito synclavier sobre un colchón de sintetizadores muy en la línea Orbital, pero desemboca en una histriónica pieza de baile sin apenas melodía (ellos mismos son conscientes de esta escasez creativa y apenas dura 3 minutos). "Thursday", con la colaboración del rapero y cantante Example, podría ser la actualización de "Why don't we live together", pero con una melodía más pobre en las estrofas, una entrada al estribillo un tanto fuera de tono, y Lowe declamando los días de la semana mientras que Tennant canta uno de los pocos estribillos reales del disco. No es nada especial, pero en este páramo podría ser el tercer tema salvable. Porque el único realmente brillante es el que lo cierra: sí, "Vocal" es un temazo, y si tuvieran quince años menos habría sido uno de los mayores éxitos de su carrera, con dos progresiones armónicas diferentes y muy marcadas, un comienzo que es toda una declaración de intenciones y que emociona cuando Tennant empieza con "It's in the music, it's in the sun..." y poco a poco van entrando los sintetizadores (ahora sí, contemporáneos sin dejar de sonar a ellos mismos) hasta estallar en un precioso clímax, quizá un pelín largo a causa de la sosería de Price para rellenar los compases finales, pero estimulante.

En suma, una buena declaración de intenciones y un giro estilístico de agradecer, pero sólo uno destinado a perdurar, 6 temas menores (la mayoría excesivamente largos) y 2 versiones no del todo redondas. Además, un Stuart Price en preocupante baja forma hace que los minutos transcurran sin apenas sorpresas. Desde luego no es, como algunos críticos han querido ver, un nuevo "Introspective", ni siquiera un "Relentless" (que complementaba acertadamente "Very" mostrándoles libres, bailables y personales), sino un "Disco 3" que pretendía mejorar el mal sabor de boca de "Release" volviendo a sus parámetros clásicos pero sin haber tenido tiempo para estar conformado por composiciones de verdadero nivel. Así que esperemos que no necesiten estos giros en tan poco espacio de tiempo, sino que mantengan su afán contemporáneo pero con más temazos. La música contemporánea sigue teniendo hueco para ellos.

sábado, 13 de julio de 2013

Pet Shop Boys: sus 80 mejores canciones

Las entradas que he dedicado en este blog a los últimos álbumes publicados por los británicos Pet Shop Boys ("Format" y "Elysium") figuran entre las más leídas. Así que, aprovechando que sólo hace unos días de su exitoso paso por el vigésimo aniversario Sónar (cerrando dos de las tres jornadas como cabezas de cartel) y que faltan horas para que vea la luz su duodécimo álbum de estudio, me ha parecido oportuno contribuir a tantas noticias mediante una lista con sus mejores canciones. Para ello no me he fijado una cifra de antemano, sino que he intentado seleccionar todas las canciones que realmente justifican la relevancia de crítica y público de la que han gozado durante sus ya 30 años de carrera. Al final han salido nada menos que 80 temas, rescatados en todo caso de su discografía oficial y con la condición de que hayan sido intérpretes de los mismos. Es decir, he dejado de lado aquellas canciones que han escrito y/o remezclado para otros artistas. Así que a continuación expongo la lista, con el año de publicación, el álbum en el que se incluyó por primera vez y un pequeño comentario. Espero que la disfruten.

80 "I Want a Lover" (1986, Please). Pura Hi-energy en uno de los primeros temas que grabaron.

79 "More Than a Dream" (2009, Yes). El as en la manga que guardaba "Yes". Estupendo comienzo, estupendas estrofas y parte nueva, lástima de estribillo.

78 "Winner" (2012, Elysium). A pesar de su conservadora producción y su oportunista letra (por los JJOO de Londres 2012), una excelente progresión armónica y una bonita melodía.

77 "Home and Dry" (2002, Release). Su forzada "autenticidad acústica" no debe ocultar otra melodía marca de la casa.

76 "Baby" (2012, Leaving B-side). Su bajo contundente, sus palmadas electrónicas y su infeccioso ritmo hacen que nos preguntemos cómo esto fue sólo una demo durante 9 años.

75 "I Made My Excuses and Left" (2006, Fundamental). La mejor balada de "Fundamental", con su original inicio instrumental (sección de viento incluida) y su embriagadora letra.

74 "Too Many People" (1994, Alternative). Si no faltara el bajo de Peter Hook, casi podría pasar por un sencillo del "Republic" de New Order. Y eso es decir mucho.

73 "No Time for Tears" (2005, Battleship Potemkin). El mejor tema de la banda sonora que escribieron para el clásico del cine mudo. Un tema lento (salvo la sorpresa final) e inquietante.

72 "Hell" (2012, Leaving B-side). Otro temazo que no aprovecharon para "Elysium", con una de las mejores letras de su carrera, sobre la convivencia de sátrapas y tiranos de toda la historia en el infierno.

71 "In Denial" (1999, Nightlife). Una sinfónica balada a dúo con Kylie Minogue tan equilibrada que también funciona como tema bailable, tal y como lo demostraron en su musical "Closer to heaven".

70 "Don Juan" (1988, Alternative). Otra letra con contexto histórico (la antesala de la Primera Guerra Mundial) y un tirano protagonista sobre un estupendo colchón de puro acid-house.

69 "Discoteca" (1996, Bilingual). A pesar de la deficiente pronunciación en español, un tema que se arrastra de manera atrayente entre lo mejor y lo peor del mundo de la discoteca.

68 "Positive Role Model" (2003, Disco 3). Cómo convertir un sample de un pasteloso éxito de Barry White en un excitante tema de baile. Sólo las estrofas un tanto simples bajan el listón.

67 "A Certain "Je ne sais quoi"" (2012, Winner B-side). Un tema de pop bailable, contundente y con un toque guitarrero muy original. Una pena que lo descartaran para "Elysium".

66 "This Must Be the Place I Waited Years to Leave" (1990, Behaviour). Iba a ser un tema para una película de James Bond, pero también funciona como tema nostálgico de la infancia con su equilibrio entre armonías y punteos de guitarra.

65 "Closer to Heaven" (1999, Nightlife). A pesar de la producción simplona de Rollo (ese bajo sintetizado que no sigue los acordes) un melancólico y sinfónico himno marca de la casa.

64 "A Man Could Get Arrested" (1985, Alternative). O como en sus comienzos supieron dar un barniz de seriedad al spaghetti disco tan de moda en la época. Excelente coda al final.

63 "Disco Potential" (1997, Format). Una demostración de cómo pueden acercarse a otros estilos. Parecen los Chemical Brothers en sus mejores tiempos.

62 "Did You See Me Coming?" (2009, Yes). Aunque suene a pop demasiado convencional, es sin duda el tema más redondo de "Yes".

61 "We're the Pet Shop Boys" (2003, Format). En realidad no es una canción autobiográfica, sino una cautivadora versión minimalista del tema de My Robot Friend. Emocionante.

60 "Why Don't We Live Together?" (1986, Please). Cerraba "Please" este medio tiempo elegante, con un estribillo en falsete, que sigue sonando estupendamente en directo 25 años después.

59 "To Speak Is a Sin" (1993, Very). La mejor balada de "Very", con protagonismo especial para el saxofón (sustituido en directo por un teclado) y una reflexión sobre el lado más frívolo de la noche.

58 "I'm with Stupid" (2006, Fundamental). Un Trevor Horn en horas bajas no supo sacar partido de unas estrofas impecables y un estribillo machacón. Recomiendo la remezcla que hicieron ellos mismos para calibrar la calidad del tema.

57 "I Get Along" (2002, Release). Una impecable balada del acústico "Release", con un mensaje optimista y un estribillo contagioso.

56 "The Truck-Driver and His Mate" (1996, Format). Quizá el tema más rockero que han grabado nunca: por los sintetizadores imitando a guitarras y por su letra cínicamente masculina.

55 "One and One Make Five" (1993, Very). Era un sencillo clarísimo que desaprovecharon: pop electrónico contagioso, en una canción con muchas partes y rica en detalles.

54 "Integral" (2006, Fundamental). Aunque las estrofas pierdan algo de fuerza por una instrumentación discutible, otro estribillo grandioso, resaltado por la sección de guarda.

53 "In Private" (2006, Fundamentalism). La compusieron para Dusty Springfield en 1989, pero su versión a dúo con Elton John permite incluirla en esta lista. Otra pieza de pop casi perfecta en su estructura, progresión armónica y estribillo.

52 "To face the truth" (1990, Behaviour). Un excelente reflejo de su disco más melancólico. Electrónica clásica y unas estrofas irreprochables.

51 "Was It Worth It?" (1991, Discography). Unas excelentes partes instrumentales, y un estribillo a dos bandas tan ingenioso como disfrutable.

50 "Everything Means Something" (2012, Elysium). La sorpresa de "Elysium". Un tema tenebroso, casi experimental en las estrofas, que desemboca de improviso en un fascinante estribillo.

49 "One in a Million" (1993, Very). Otro trallazo pop de "Very", en los albures del eurobeat (en directo jugaban a introducir un trocito de "Mr. Vain"). Las estrofas en especial son fantásticas.

48 "I Want to Wake Up" (1987, Actually). No es un tema que llegue desde el principio, quizá por el arreglo un tanto espartano pero es de una gran calidad, como lo refleja la revisión que del mismo hizo Johnny Marr en 1993 para la cara B de "Can you forgive her".

47 "The Resurrectionist" (2006, Format). Un tema fulgurante, arrebatador, que inexplicablemente se quedó fuera de "Fundamental". Tan logrado que incluso tiene su propia versión maxi oficial.

46 "Up Against It" (1996, Bilingual). El tema más Electronic (el proyecto que lideraban Bernard Sumner y Johnny Marr) que jamás han grabado. Sigue sonando a clásico.

45 "Try It (I'm in Love with a Married Man)" (2003, Disco 3). Una formidable versión del tema del primer productor que tuvieron, Bobby 'O. El bajo es irresistible, y la letra impactante.

44 "Violence (Hacienda Version)" (1993, Alternative). El tema original se incluyó en "Please", pero el arreglo de la época lastraba una gran composición. Esta revisión de 1993, con guitarra eléctrica, piano house y caja de ritmos arrastrada lo demuestra.

43 "Can You Forgive Her?" (1993, Very). La instrumentación es discutible (de hecho usar el sonido Orchestra-hit desde el principio es una apuesta arriesgada, pero nuevamente unas estrofas excelentes y una letra subyugante convierten el tema en un clásico.

42 "We All Feel Better In The Dark (Brothers In Rhythm After Hours Climax Mix)" (1994, Disco 2). Cómo convertir una relativamente anodina cara B en un temazo experimental, que crece poco a poco, con un fascinante solo de guitarra. Aunque buena parte del mérito es del dúo de productores Brothers In Rhythm.

41 "Here" (2002, Release). El mejor tema de "Release" y, significativamente, uno de los dos "no acústicos" del mismo. Suena obsesivo, sencillo instrumentalmente hablando aunque con un luminoso estribillo.

40 "In His Imagination" (2012, Leaving B-side). Increíblemente este tema no entró en "Elysium". Juega a ser lento, pero se convierte en bailable sin renunciar a su excelente progresión armónica y a una cautivadora y optimista letra.

39 "Fugitive" (2006, Fundamentalism). Puro dance pop marca de la casa. Un tema largo, que va creciendo poco a poco, hasta llegar a uno de esos estribillos tristes que nos emocionan.

38 "New York City Boy" (1999, Nightlife). Juegan a ser Village People (amagan incluso con los acordes que preceden al estribillo de Y.M.C.A.) pero el tema es mucho más, desde los guiños al sonido philly hasta la coda final con Neil en falsete.

37 "Later Tonight" (1986, Please). La primera balada de su carrera, un breve tema grabado prácticamente en directo a cuatro manos. El breve solo de Chris al piano cautiva por su emocionante sencillez.

36 "West End girls" (1985, Please). Su ligero barniz hip-hop y las estrofas declamadas tal vez no hayan envejecido bien, pero sigue siendo un clásico por razones como los acordes del comienzo y el tramo final.

  35 "Minimal" (2006, Fundamental). El mejor tema de "Fundamental": un estribillo que intenta recrear los albures del techno-pop de finales de los 70, una atmósfera envolvente y un solo de guitarra-bajo al final más propio de New Order.

34 "You Only Tell Me You Love Me When You're Drunk" (1999, Nightlife). Neil se exhibe a la guitarra en un comienzo oscuro que da lugar a un reposado medio tiempo que canta con cinismo a los vaivenes del amor.

33 "The Boy Who Couldn't Keep His Clothes On" (1997, Format). Otra maravilla que se quedó fuera del álbum de aquel periodo, "Bilingual". Una fantástica progresión armónica sobre la que Danny Tennaglia sabe incorporar con mayor naturalidad que en "Before" lo mejor del sonido neoyorkino de aquellos años. Apta para el desenfreno.

32 "Paninaro" (1985, Disco). Un tema simple compositivamente hablando, sí. Con una letra escasa (Chris en las estrofas) aunque certera, sí. Que no varía mucho en casi 5 minutos, sí. Pero irresistiblemente iterativa, es imposible no tararearla después de haberla escuchado.

31 "Only the Wind" (1990, Behaviour). La mejor balada de "Behaviour". Piano electrónico, sección de cuerda en segundo plano y unas postales sobre la vida a altas horas de una noche cualquiera.

30 "Between Two Islands" (2002, Format). No suena a Pet Shop Boys y sin embargo se sienten tan cómodos que construyen un auténtico temazo. El arpegio de guitarra, el ritmo de aires mediterráneos y un Neil camaleónico hacen de este tema uno de sus mayores tesoros ocultos.

29 "Memory of the Future" (2012, Elysium). Lo mejor de Elysium: estrofas anodinas, una correcta entrada y un estribillo fantástico en el que Neil canta desgarradoramente su desesperación. Para publicarla como sencillo Stuart Price resaltó este último, mejorando el original.

28 "So Hard" (1990, Behaviour). Uno de los mejores comienzos que nunca han grabado (y tienen muchos) da lugar a un tema pop bailable, contenido instrumentalmente y con una letra cargada de ironía ("We've both given up smoking, 'cause it's fatal, so whose matches are those?").

27 "Dreaming of the Queen" (1993, Very). El annus horribilis de la Reina Isabel II les inspiró para compartir este onírico medio tiempo en el que Neil se une a la reina y a Lady Di para tomar el te. Estrofas cínicas y un estribillo lúgubre realzado por la sección de cuerda.

26 "One More Chance" (1987, Actually). "Actually" se abría con este tema de marcado carácter experimental (pájaros electrónicos, sonido crudo, efectos dispersos) que acaba culminando en un fantástico estribillo y una parte nueva que no le va a la zaga.

25 "Se a vida é (That's the Way Life Is)" (1996, Bilingual). Se acercan con maestría a los sonidos brasileños (batucada incluida) y construyen un tema luminoso con una melodía irreprochable. La sección de viento sigue siendo de las mejores de su carrera.

24 "Forever in Love" (1993, Relentless). Justo cuando el house de pianos electrónicos se extinguía y el eurobeat tomaba el relevo, Neil y Chris se permitieron este largo tema orientado a la pista de baile, que entra poco a poco, parece instrumental pero se remata en un brillante estribillo.

23 "A Red Letter Day" (1996, Bilingual). El mejor tema de "Bilingual". Muy en la senda de "Go West" (vuelven a repetir con los coros masculinos) es un tema optimista sobre lo mejor de la semana, que se guarda para los días festivos. El solo de sintetizador al final de la versión que retocaron Motiv8 para sacarla como sencillo es formidable.

22 "It's Alright" (1988, Introspective). Para cerrar "Introspective" se apropiaron de un tema poco conocido de Sterling Void publicado unos meses antes y, sin cambiarlo en exceso consiguieron, por obra y gracia de un inspirado Trevor Horn, nada menos que 9 minutos de puro goce.

21 "Domino Dancing" (1988, Introspective). Su acercamiento al freestyle más latino de finales de los 80. Un equilibrio instrumental excelente en un tema rico en detalles, con una progresión armónica y una melodía prácticamente perfectas.

20 "Was That What It Was?" (1986, Alternative). Una maravilla de sus primeros tiempos, la remezcla de Shep Pettibone que se incluye en "Alternative" demuestra cómo desde el principio supieron conjugar tecnología, baile, melancólica, toques orquestales y sonidos sintéticos. Con un emocionante sintetizador en su tramo final.

19 "In the Night" (1986, Disco). Una progresión armónica principal que desde entonces han "heredado" muchos artistas (desde Fine Young Cannibals a Bon Jovi), un Fairlight muy de la época, una percusión contundente y la melodía oscura, en tonos graves, de Neil siguen haciendo de este tema uno de sus más disfrutables.

18 "A New Life" (1987, Alternative). Una de mis debilidades. Un medio tiempo tan elegante como la cara A con la que se publicó ("What have I done..."), con las características cajas de ritmos de la época, una progresión armónica y una melodía absolutamente perfecta en cada una de sus partes. Si no la conoce, no sabe lo que se pierde.

17 "Tonight Is Forever" (1986, Please). Aunque los arreglos estén un tanto trasnochados, una melancólica y maravillosa canción sobre una noche que nunca debe acabar. Es una composición tan redonda que en incluso la versión sinfónica y mucho más lenta que grabó Liza Minelli funciona.

16 "One Thing Leads to Another" (1993, Relentless). Lujo absoluto. Un tema largo, con un sonido originalmente sucio, un ritmo que bebe del hip-hop, una letra extensísima declamada por Neil y una atmósfera ominosa que ve la luz en un estribillo formidable. La recreación sobre los acordes finales los muestra a pleno rendimiento, sin cortapisas.

15 "King's Cross" (1987, Actually). Para mí sigue siendo la mejor balada de su carrera. Y la mejor evidencia de que un bajo sintético y rápido puede funcionar en este tipo de temas. Una letra oscura, unas desgarradoras estrofas y un inapelable estribillo realzado por una oportuna sección de viento.

14 "Shameless" (1993, Alternative). Probablemente uno de los sencillos más claros de su carrera, aunque nunca llegó a ver la luz como tal... En el mismo estilo que "A red letter day" y "Go West", un tema rápido, con toques house y eurobeat, una de las mejores letras de toda su carrera, y unas estrofas y estribillo sin paliativos.

13 "Being Boring" (1990, Behaviour). Una de sus canciones más reputadas, aunque a la versión incluida en "Behaviour" le sobran unos cuantos compases al principio y al final. Eso sí, la letra sobre cómo evoluciona la vida del protagonista en las distintas décadas y un precioso estribillo resisten al crítico más exigente.

12 "Miserablism" (1990, Alternative). Quizá la mejor expresión de esa díficil mezcla entre electrónica bailable y melodías intimistas. Según sus propias palabras, se quedó fuera de "Behaviour" porque la veían un sencillo potencial para publicaciones posteriores. Desde el vocoder de Chris hasta los formidables arpegios que adornan el tema a partir del segundo estribillo, todo ralla a gran nivel.

11 "Always on My Mind" (1987, Introspective). Una de las mejores evidencias sobre su inteligencia y talento a la hora de versionar: reivindicaron un tema lento y de segundo nivel en la discografía de Elvis Presley y lo convirtieron en un apoteósico hinmo de puro pop bailable. Tanto que la combinación de percusión electrónica y orquesta sintetizada ha sido revisitada en muchas ocasiones (basta escuchar "Mi novio es un zombi" de Alaska y Dinarama).

10 "Opportunities (Let's Make Lots of Money)" (1986, Please). Uno de los primeros temas de su carrera, que desde el precioso comienzo hasta el apoteósico final, muestra la calidad de la banda: la letra ingeniosa, las armonías de la parte nueva, la contundencia del estribillo...

9 "I'm Not Scared" (1988, Alternative). Un tema de una calidad excepcional: sus armonías, la riqueza de su progresión armónica, los finísimos teclados, la expresividad de sus tramos instrumentales. Otro tema sin defectos.

8 "Love Comes Quickly" (1986, Please). Otro irresistible ejemplo de equilibrio entre electrónica, pop, baile e instrospección. El ritmo relativamente lento y el mejor tema de su carrera hacen que el tema emocione de principio a fin.

7 "Heart" (1987, Actually). El sintetizador que reproduce la voz post-procesada de Neil sigue siendo de los más reconocibles de su carrera. Pero además tiene una progresión armónica formidable, un estribillo irresistible y dos finales distintos que hacen de este tema un clásico insuperable.

6 "Go West" (1993, Very). Cómo versionar uno de los temas menos emblemáticos de Village People y convertirlo en un himno internacional. Aprovechando los ocho acordes del "Canon" de Pachelbel, introduciendo unos coros masculinos que convierten la melodía en un diálogo, adornando el estribillo con una sección de viento y creando una parte nueva y una coda final que nadie diría que no formaban parte del original.

5 "Flamboyant" (2003, PopArt). La mejor canción que han publicado en el siglo XXI. La clave es una progresión armónica que se sale de los habituales 4 compases, con una riqueza armónica suficiente para crear unas melodías excelentes en estrofas y estribillos. La versión que publicaron como sencillo es todo un tratado a la hora de aprovechar las 64 pistas del estudio.

4 "Rent" (1987, Actually). Uno de sus temas más versionados (desde Suede a Liza Minelli), por su estilo introspectivo y un sonido relativamente espartano que permite apreciar mejor las bondadesde la composición. Y con otra letra que es pura ironía.

3 "The End of the World" (1990, Behaviour) Para mí el tema con mejores armonías de su carrera. Electrónica analógica, la guitarra eléctrica y el piano electrónico haciendo dueto en las partes instrumentales, una letra depresiva sin excesos, un delicioso arpegio de sintetizador a partir de la segunda estrofa, una melodía maravillosa, todo es maravilloso. Incluso el elaborado final..

2 "Left to My Own Devices" (1988, Introspective). Su tema más fastuoso. No es sólo una sección de cuerda, es toda una orquesta sinfónica (coros incluidos) la que un inspirado Trevor Horn puso al servicio de un tema infeccioso, con una letra exorbitante, dando lugar a casi 9 minutos de imaginación desbordante.

1 "What Have I Done to Deserve This?" (1987, Actually). Es muy difícil quedarse con "el mejor" tema de su carrera. Pero para mí sigue siendo este impresionante dúo con Dusty Springfield. Porque supieron hacer un tema que sonara a PSB y a la vez encajara con la trayectoria artística de Dusty. Porque es un tema de una elegancia irrepetible. Por sus dos estribillos, el declamado por Neil y el magníficamente interpretado por Dusty. Por su formidable letra sobre los desencuentros de una pareja. Por su excepcional tramo final. Y porque la versión maxi que remezcló Shep Pettibone sigue siendo la mejor de cuantas remezclas de sus canciones se han publicado jamás (y solamente oficiales hay cerca de mil).

Dado que la próxima entrada la dedicaré a la revisión de "Electric", en unas pocas semanas espero poder descubrirles los nuevos temas merecedores de entrar en esta lista. Seguro que habrá alguno.

martes, 25 de junio de 2013

Beady Eye: BE (2013)

El debut de Beady Eye hace casi 2 años y medio fue para muchos la crónica de un fracaso anunciado. Y es que para los que siguieron la trayectoria de la segunda época de Oasis (aquellos 3 álbumes en los que Noel Gallagher compartió las tareas creativas con Liam Gallagher, Andy Bell y Gem Archer) estaba claro que los temas firmados por algunos de los tres miembros de los actuales Beady Eye eran, con alguna honrosa excepción, los momentos más flojos de los mismos. Porque por mucho que a Noel le fascinara la idea de un supergrupo que le aliviera en su cada vez más intermitentes periodos creativos, la diferencia de talento era evidente.

Así que cuando Beady Eye publicaron en 2011 su álbum de debut ("Different Gear, Still Speeding"), hubo poco lugar para la sorpresa: mantenían el sonido retro de los últimos tiempos de Oasis pero poco más: muchos temas anodinos, alga canción un poco más inspirada sin llegar a ser un clásico ("Bring the Light") y una obsesión con Lennon y McCartney que rozaba niveles de plagio en "The roller" (una recreación agradable pero descarada del "Instant Karma" de Lennon). Bueno, eso y la siempre atrayente voz de Liam, que a pesar de los continuos abusos de casi 20 años aún sigue siendo un referente en el panorama internacional.

Aunque nunca lo reconocerían, probablemente Liam y compañía eran conscientes de que otra entrega al mismo nivel de su debut supondría el fin de la atención internacional masiva. Y durante el pasado 2012 se han dedicado a intentar ponerle remedio a esa situación a base de largas sesiones de grabación. El resultado fue publicado hace un par de semanas: un juego de palabras con el nombre de la banda que, en la edición de mayor difusión, consta nada menos que de 17 temas nuevos. Además, a diferencia de su predecesor, la gran mayoría de los temas no están firmados a título individual por ninguno de ellos, sino por los tres miembros. Lo que tal vez refleje que el proceso creativo ha sido más una suma de fuerzas que una recopilación de composiciones independientes, lo que sin duda se traduce en una mayor cohesión compositiva que su predecesor.

Así que aunque el resultado (debo aclararlo) no es un álbum excelente, sí es una mejora apreciable con respecto a su debut, presentando su candidatura a ser una de las sorpresas agradables de este 2013. Como lo refleja el primer corte y tema de presentación del disco: "Flick of the finger" es un tema muy enérgico, con unos acordes intensos, nada menos que dos baterías que se complementan y, sobre todo, una emocionante sección de viento, aportación del inteligente Dave Sitek, que es el encargado de producir con notable acierto el disco. Es cierto que no tiene un estribillo propiamente dicho, que la melodía es unos cuantos fraseos repetidos y que es un tema muy corto, pero la impresión es claramente positiva. Le siguen "Soul love", un tema discreto, y "Face the crowd", que sólo tiene de interesante la letra, pero cuando llegamos al cuarto corte (y primer sencillo adquirible en las tiendas) nos volvemos a llevar una sorpresa positiva: "Second bite of the apple" tiene, además de un título original, una instrumentación conseguida, y un toque soul en el estribillo y en la parte nueva muy bien realzado por una nueva sección de viento.

Los siguientes cortes vuelven al nivel discreto que cabría esperar en un principio, hasta "I'm just saying", séptimo tema y el más en línea con el sonido rockero, rápido y directo (incluso en versión acústica) de los primeros Oasis. Al que le sigue una psicodélica balada de melodía agradable, "Don't Brother Me", que a mi modo de ver se ve injustamente afeada por los 3 incomprensibles minutos instrumentales finales, en los que el mellotron acaba cansando. El siguiente tema digno de mención es "Start anew", undécimo corte y quizá el mejor candidato para convertirse en el siguiente sencillo: otro tema lento, con una estupenda progresión armónica y una melodía agradable realzada por una fantástica interpretación vocal de Liam.

Con el experimental "Dreaming Of Some Space" comienzan las canciones de la edición Deluxe. Que sorprendentemente mantienen el nivel medio de los primeros 11 cortes, e incluso tienen un par de momentos reseñables: el intimista "Back After The Break" que recuerda a los momentos más introspectivos del "Rubber soul" de los Beatles, y el tema que cierra el disco, "Evil Eye", un medio tiempo con un comienzo espacial que recuerda al "Let there be love" de Oasis pero deriva hacia otra melodía destacable coronada con un infeccioso estribillo que realzan unas originales segundas voces pretendidamente infantiles. Sin duda una buena forma de cerrar un disco que no será desde luego el mejor de este 2013, pero que por esfuerzo creativo y número de composiciones de buen nivel, no sólo merece una oportunidad, sino que es un serio aviso para que Noel no baje la guardia: esta vez sus ex-compañeros se han quedado cerca.

domingo, 16 de junio de 2013

Little Boots: Nocturnes (2013)

Como en mi anterior reseña de hace unas semanas, traigo a este blog a una de las artistas que más prometedoras parecían tras su subyugante álbum de debut en 2009: Victoria Hesketh, que es la cantante, instrumentista y compositora que se esconde tras el nombre artístico de Little Boots, demostró en "Hands" que, al margen de los despistados intentos de su discográfica por presentarla como la nueva Kylie Minogue, tenía suficiente talento e intuición musical como para entregar varios momentos de synthpop contemporáneo de muchos quilates. Desafortunadamente, la presión del segundo álbum parece que le pesó en demasía, y dejó pasar su momento tras muchos meses sin publicar nada, y cuando lo hizo fue a través de unos modestos mixtapes que aunque revelaron varias composiciones nuevas ("Shake", "Everynight I say a prayer", "Headphones") pasaron desapercibidos para el gran público.

Así que prácticamente 4 años después de su debut Little Boots regresa con un álbum... de sólo 10 canciones. Dos de las cuales ya habían sido desveladas en los mixtapes a los que aludía antes. ¿Demasiado poco para tanto tiempo en silencio? Probablemente sí, pero lo que cuenta es la calidad global de esos 10 temas. Y en mi humilde opinión el nivel medio es algo inferior al de su debut, y lo que es peor, no hay ningún tema que realmente enganche desde el primer momento. Tras muchas escuchas, creo que lo que más influye en esa impresión es la producción del álbum: mayoritariamente a cargo de Tim Goldsworthy, el cerebro detrás de UNKLE y Hercules & Love Affair, ha optado por reconvertir el pop electrónico que tan bien había armonizado Greg Kurstin en "Hands" en una suerte de deep house espartano, con muy pocas pistas y, sobre todo, una base rítmica y una percusión claramente deficientes. No comparto en absoluto ese desprecio por los ritmos y las frecuencias bajas, pero menos aún en el electro house, donde tan necesario es el enfoque a la pista de baile. De hecho, me parece un recurso muy pobre para buscar una pretendida originalidad, y lo que consigue en realidad es limitar innecesariamente el ámbito de influencia del disco, condenando a Victoria a la música indie, cuando su propuesta podría enganchar al gran público.

Así sucede desde el corte que abre el disco: "Motorway" es una melancólica progresión armónica y una melodía muy bonita, y la voz de Victoria la realza convenientemente. Pero naufraga como tema bailable, por su percusión minimalista y casi inaudible. Más o menos lo que le sucede a "Confusion", unas logradas estrofas sobre unos meritorios acordes, que tras una entrada que abusa de un bajo sincopado desemboca en un estribillo plagado de cacerolas electrónicas y varios minutos de efectos insulsos pero carentes de toda fuerza rítmica. Le sigue "Broken record", el sencillo de presentación del álbum, menos logrado compositivamente que los dos anteriores sin ser un mal tema, pero que vuelve a abusar de una programación blandita y "dam dam darams". El cuarto corte es el ya conocido "Shake", ahora sí con una percusión más contundente pero cuyas melodía, progresión armónica e instrumentaciones son las más flojas hasta ese momento del álbum.

Tras un tema insulso ("Beat beat") viene el mejor tramo del disco. Primero la ya conocida "Everynight I say a prayer" con unas estrofas ciertamente simplonas pero un bonito estribillo realzado por un piano electrónico más propio de los años gloriosos del house. Después viene "Crescendo", el tema más pop del disco y quizá más emparentado con su álbum de debut, con unos acordes y una melodía tan cristalinos que incluso ella sola puede defenderla perfectamente en directo. Y se remata con "Strangers", un tema con estructura y duración de maxi-single, que no está tan desnuda como los primeros cortes del disco y que va creciendo gradualmente, arrastrando al oyente por un viaje propio de una sesión nocturna que está a punto de dar paso al chill-out. Y se remata con "All for you", otra bonita melodía intimista, no del todo bien instrumentada en el disco pero que demuestra su calidad cuando ella la interpreta desnuda en directo.

El álbum se cierra con "Satellite", un tema más en la línea del MDNA de Madonna, lleno de reverberaciones, segundas voces y por qué no reconocerlo, resultón tras varias escuchas. Victoria incluso se permite el lujo de dejar fuera uno de los tres sencillos de sus mixtapes, "Headphones", que para mí era el más logrado de los tres, con ahora sí un bajo slap perceptible, una mejor sección rítmica que cualquiera de las del álbum, una melodía discotequera y una letra original. Y es que este hecho de dejar fuera el mejor sencillo de los tres refleja a la perfección lo que le ha sucedido a Little Boots: ha entregado un disco más que decente, pero menos redondo que su predecesor por su voluntad de encasillarse en un sonido que a mi modo de ver se le queda pequeño. Así que sólo me queda esperar que aprenda de sus errores: siga creando buenas canciones, no tarde tanto en publicarlas, y que las vista de un sonido menos marginal e uniforme, más o menos como hacen Saint Etienne: que suenan originales, indies, pero dentro de unos parámetros disfrutables para otras audiencias menos exquisitas. La creatividad de Victoria se lo merece.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Delphic: Collections (2013)

Hace algo más de 3 años, "Acolyte", el debut de los británicos Delphic, fue uno de los discos estelares de la temporada. Su sonido, una versión actualizada de los New Orders más electrónicos, sin rehuir de la pista de baile y con mejores cualidades vocales, les ganó el reconocimiento casi universal. Pero claro, ese reconocimiento es siempre un hándicap a la hora de componer el segundo álbum. Ya sólo por el tiempo que han tardado en publicarlo (tres años durante los que únicamente publicaron el disfrutable "Good life" para la banda sonora oficial de los J.J.O.O. de Londres) y por la corta duración del mismo (43 minutos) podríamos adivinar que les ha costado encontrar la creatividad. Lo cual se confirma después de unas cuantas escuchas. Y es que el bajón de "Collections" con respecto a "Acolyte" abre una sombra de duda sobre el futuro de esta banda, que tan prometedor parecía.

Las causas principales son dos. En primer lugar, una variación claramente perceptible en su estilo, más pop, con temas más cortos, mayores tramos cantados, unos arreglos y estructuras más convencionales, y un ritmo claramente menor. No hay un solo tema que se acerque siquiera a los 120 bpms, no hay temas instrumentales, ni solos de unos cuantos compases de duración. Para entendernos, parece que su grupo de referencia hubiera dejado de ser New Order y hubieran optado por ser algo así como los Duran Duran del siglo XXI. Y en segundo lugar, una menor inspiración a la hora de componer, resuelta con estrofas de relleno ("Changes"), un tema que gira sobre una llamada telefónica ("Tears before bedtime") e incluso un acercamiento al hip hop en el tema que cierra el álbum ("Exotic").

Y eso que el comienzo del álbum es estupendo: "Of the young" es probablemente su mejor tema, y a pesar de que se mueve en las coordenadas de medio tiempo, estructura convencional y orientación pop que citaba antes, su acertada progresión armónica, una bonita melodía, la rica instrumentación y sobre todo un estribillo enérgico y recordable hacen que se generen grandes expectativas respecto al resto del álbum. Las cuales se mantienen en el segundo corte, "Baiya", que es además el primer sencillo del álbum: la sección de cuerda del inicio da lugar a un ritmo sincopado sobre el que fluye una acertada melodía que parece cantar el mismísimo Simon Lebon, rematada en un elegante estribillo. Pero desde ahí ya casi todo es cuesta abajo: la ya citada "Changes", la balada (sí, sí, han leído bien) "Freedom found", un medio tiempo con predominio claramente vocal, atmósfera intimista y toques guitarreros que aun siendo agradable no termina de rematar el vuelo ("Atlas"), la mencionada llamada telefónica, la excesivamente poppy "The sun also rises"... Hasta que llegamos al octavo corte, "Memeo", para mí el tercer tema relevante del álbum, con una excitante progresión armónica en el estribillo y las partes instrumentales, una lograda batería y una acertada instrumentación.

Los dos últimos temas son también prescindibles: "Don't let the dreamers take you away" es otro tema lento y bastante anodino, y la ya citada "Exotic", que les intenta acercar a un terreno que no es el suyo, el R&B. Cierto es que en alguno de los temas que no he valorado positivamente, la coda o el tramo final tienden a remontar el vuelo, y dejan ver que los británicos no se han olvidado de cómo extraer lo máximo de cada tema, sobre todo cuando optan por una finalización instrumental. Pero es demasiado poco para que la impresión global del tema en cuestión sea positiva.

En suma, tres temas de nivel y siete en su mayoría correctos pero olvidables. En mi opinión al menos habrían hecho falta un par de composiciones rápidas, con una estructura menos encorsetada y mayor preponderancia de los intervalos instrumentales, tanto para que el cambio fuera menos brusco como para intentar rescatar las ventas del álbum si los medios tiempos incluidos no lograban tirar de ellas. Pero no ha sido así, y además de reflejarse en las críticas, una parte considerable del público les ha dado la espalda: frente al número 8 en listas británicas que alcanzó "Acolyte", "Collections" se ha quedado en un decepcionante 77, y frente a la abundancia de sencillos de "Acolyte", de momento sólo "Baiya" ha sido extraído de "Collections". Por lo qie más les vale que aprendan la lección y se pongan rápido a grabar su tercer álbum si quieren seguir existiendo como banda a medio plazo: los tres temas que he destacado demuestran que tienen capacidad para hacerlo.