sábado, 21 de septiembre de 2013

Terranova: Hotel Amour (2012)

En las próximas semanas voy a reseñar álbumes que se publicaron el 2012. El motivo no es otro que las dificultades que me han surgido a la hora de hacerme con ellos. Pero bueno, ya han llegado a mis manos, y dado que siguen siendo las últimas entregas de sus respectivos artistas en formato largo, confío en que sean lo suficientemente interesantes.

La banda alemana Terranova siempre ha sido una de mis debilidades desde su debut de álbum hace casi 15 años. Una propuesta siempre influenciada por las tendencias musicales contemporáneas, pero sin atarse en exclusiva a ninguna de ellas: la banda evolucionó en sus cuatro primeros álbumes desde el trip-hop con toques punk de "Close the door" (1999) hasta el synth-house de "Digital tenderness" (2004). Pero siempre manteniendo un nivel de calidad incuestionable.

Ahora bien, después de entregar su disco más redondo en 2004, la banda entró en hibernación, con su líder Fetisch volcado en otros proyectos. Hasta que tras 8 años por fin el año pasado volvieron con nuevo trabajo. Eso sí, del trío original sólo queda Fetisch, que para "Hotel amour" está acompañado por &me, otro DJ alemán con el que empezó a colaborar en 2007. Y probablemente esta nueva alianza sea una de las causas por las que el resultado sea una versión descafeinada de "Digital tenderness" y sin duda su disco más flojo.

El caso es que musicalmente hablando "Hotel amour" intenta retomar la propuesta musical de Terranova en el punto en el que la dejó "Digital tenderness", si acaso con un mayor peso del componente house. Pero con un enfoque que prima los temas muy largos, de desarrollos lentos, instrumentación minimalista y en ocasiones composiciones prácticamente inexistentes. El tema con el que se inicia, "Question mark", es un buen reflejo de esta simplificación creativa, con una parte vocal un tanto blandita, que se repetirá posteriormente sin amyor imaginación sobre un escuálido colchón electrónico. A pesar de lo cual es uno de los pocos temas salvables, puesto que el segundo corte, "So strong", es totalmente prescindible por su sonido machacón y por lo inaudible de la interpretación vocal. Del siguiente, "Hotel amour", sólo se salva el solo de xilófono digitalizado que lo adorna tras varios minutos, y que recuerda a los solistas que a veces animan los clubs de moda superponiendo su saxofón o sus bongos a los temas que esté pinchando el DJ de turno.

El cuarto corte ("Paris is for lovers") es el primero que evidencia que Fetisch todavía recuerda cómo hacer buenas canciones: un oscuro principio creado sobre una progresión armónica simple pero decente, una línea de bajo slap y electrónico a la vez, un bonito sintetizador rellenando la base y una melodía muy simple pero bien interpretada. Sí, el desarrollo es lento y siete minutos son muchos, pero funcionaría perfectamente en las pistas de baile de medio mundo. Lamentablemente es un espejismo: "Make me feel" baja los bpms, pero no funciona por su escaso armazón compositivo. Y aunque "I wanna go out" es probablemente el tercer mejor tema del disco, no deja de ser tan solo un infeccioso loop de bajo sintetizado sobre dos acordes en el que apenas hay melodía y sólo un teclado orquestal para realzarlo en el tramo final de sus casi 5 minutos (recortados, eso sí, para publicarlo com sencillo).

"Ain't no thing" se mueve en las mismas constantes anodinas, excepción hecha de un segundo bajo sintetizado que despierta algo la atención en los dos minutos finales. "Take my hand" es casi exclusivamente una percusión electrónica y unas cuantas frases declamadas sin asomo alguno de creatividad. Hasta "Code blue" muestra a la banda en baja forma, pues desaprovecha un precioso arpegio de piano, al no instrumentarlo convenientemente y no añadirle siquiera una melodía vocal que, si se me permite la expresión, estaba "a huevo". "Boogie for the dollar" es otro tema totalmente prescindible por su minimalismo mal entendido. "By my side" son siete larguísimos minutos monocordes construidos sobre un ritmo cadencioso, muy propio de las raves ibicencas. "Avenue Wagram" es el tema más experimental, dos minutos compuesto directamente en el estudio sin base alguna, ni tampoco interés.

Y así llegamos al tema que cierra "Hotel amour": "Prayer" es con diferencia el tema más original y de mayor calidad, un tema lento, con una sección de cuerda barroca sintetizada, una atmósfera tenebrosa, progresión armónica, estrofas y estribillos "de verdad", un original piano, e incluso una interesante letra. Lástima que no se hayan animado a incluir más temas así. Porque al final de 66 minutos apenas podemos salvar 15 o 20 (aunque la mayoría de ellos los que acertadamente han sido extraídos en formato sencillo). Con lo cual dudo que el futuro se presente demasiado halagüeño para Fetisch y compañía: la mayoría de sus seguidores habrán quedado, como yo, decepcionados, y el EP "Painkiller" con el que han intentado recuperar terreno en los últimos meses no muestra signos de recuperación.

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