domingo, 28 de febrero de 2016

La mejor banda de vídeo-clips del mundo: OK Go

Si tuviera que elegir el mejor artista musical a nivel mundial en lo que llevamos de siglo, no sería capaz: sería imposible elegir entre múltiples propuestas variadas y nombres de lo más variopinto. Sin embargo, si de lo que se trata es de escoger la mejor banda de vídeo-clips del mundo, lo tengo clarísimo: los estadounidenses OK Go. Una banda interesante musicalmente, que siempre incluye temas meritorios en sus álbumes, pero a la que en mi opinión les falta algo de personalidad en sus temas, habilidad para pulir sus composiciones y exigencia a la hora de priorizar sus buenos momentos frente a otros más anodinos. Pero todos esos defectos pasan a segundo plano cuando seleccionan uno de sus mejores temas en formato sencillo y lo arropan con sus impresionantes video-clips.

Porque para la banda de Chicago un vídeo-clip dista mucho de ser un trámite publicitario, y se trata más bien de presentar una experiencia única a quien lo disfrute, a la vez que a ellos les da oportunidades de hacer cosas que posiblemente no hubieran podido hacer bajo ninguna otra circunstancia. A menudo sin alardes ni grandes presupuestos, muchos de sus video-clips provocan un hondo impacto por muchos miles que ya se hayan visto. Así que, con motivo de la reciente puesta de largo de "Upside Down & Inside Out", su último vídeo-clip, en la entrada de hoy voy a seleccionar algunos de mis favoritos, ordenados cronológicamente según los han ido extrayendo de sus cuatro álbumes de estudio, junto con alguna curiosidad. Espero que los disfruten:

"A million ways". Tras tres vídeo-clips convencionales para presentar su álbum de debut, con este clip dieron el salto a la originalidad, a partir de un presupuesto ínfimo y sin complejos a la hora de realizar una coreografía.
"Here It Goes Again". Misma idea de una coreografía desenfadada, pero con la genial idea de las seis cintas de correr para dar el salto definitivo al olimpo de la creatividad.
"Do What You Want" (Wallpaper Version). Con un chirriante papel de fondo como único decorado, una paranoia que combina retazos de una supuesta actuación con los más variopintos personajes y ocurrencias.
"WTF?". Un impresionante despliegue de colores y marcos que nunca se detienen, y que les permite hacer los más diversos trucos de cámara.
"This Too Shall Pass" Rube Goldberg Machine. Uno de mis favoritos, porque al habitual despliegue imaginativo y colorista le añaden el circuito en forma de máquina de Rube Goldberg tan difícil de crear.
"End Love". Vuelven a sorprender con una de sus personalísimas coreografías pero, ya con más presupuesto, la completan con montones de efectos, planos superpuestos, un montón de extras y alguna sorpresa más.
"White Knuckles". Mi tema favorito de la banda, y un vídeo a la altura de las expectativas, esta vez con unos perros que les ayudan en sus personalísimas andanzas.
"Needing/Getting". Quizá el más complicado, con la banda montada en un Chevrolet con brazos neumáticos capaz de tocar los más inverosímiles instrumentos y así interpretar una increíble versión en vivo de este tema.
"The Writing's On the Wall". Su homenaje a New Order está acompañado por un vídeo de una sola toma con impresionantes ilusiones ópticas.
"I Won't Let You Down". Empieza como una más de sus coreografías, esta vez montados sobre unas mini scooters de Honda, pero acaba derivando en una coreografía de más de 2.000 personas filmadas desde el aire por una cámara a bordo un dron.
"Red Star Macalline Commercial". Incluso una remezcla y un anuncio para una empresa de muebles chinas es una excusa para entregar otro derroche de imaginación.
"Upside Down & Inside Out". En su última entrega la coreografía y la explosión de colores queda realzada por las posibilidades que da a bordo de una cabina de gravedad cero.

OK Go no es una banda muy rápida a la hora de componer (sólo cuatro álbumes en más de una década), pero sí prolija a la hora de extraer sencillos y acompañarlos con vídeo-clips. Así que seguro que ya estarán pensando en su próxima sorpresa. La espero con impaciencia.

lunes, 15 de febrero de 2016

Rainmode: "On" (2015)

En la siguiente entrada voy a reseñar uno de mis descubrimientos de los últimos doce meses. Que proviene, como tantas otras propuestas interesantes de los últimos tiempos, de Suecia. Y es que los países escandinavos, con su dominio del inglés y su cultura liberal, viven un florecimiento musical inusitado, en particular en el ámbito de la música electrónica y de baile y tanto a nivel comercial como a nivel creativo. Algo que contrasta notablemente con el relativo estancamiento anglosajón, escaso en nuevas propuestas que se salgan de los parámetros de los artistas prefabricados y el hip-hop más plano.

Rainmode es un dúo sueco formado por el cantante y compositor Henrik Skanfors y el productor y D.J. Martin Alexandersson, que desde el 2014 ha venido publicando con regularidad sencillos a escala muy minoritaria, hasta llegar a su álbum de debut, "On", que vio la luz ya con una difusión algo mayor el pasado mes de julio. Sus referencias son el pop electrónico de los ochenta y la electrónica indie del último lustro. Y su álbum una propuesta más que interesante. Sus catorce temas encierran un notable eclecticismo a la hora de acercarse a esas referencias, algo por otra parte habitual en los siempre ambiciosos álbumes de debut. Y los muestra maduros a la hora de instrumentar e interpretar sus composiciones. Aunque con algún defecto propio de debutantes.

El primero nos lo encontramos nada más empezar la escucha: porque en sus cuatro primeros temas nos encontramos nada menos que tres con título muy similar ("Intro" "Epilogue", "Rainmode"). Una idea que sólo se presta a confusión y que no entiendo a qué patrón estilístico obedece. Porque el primer corte "Intro (Epilogue)" es un tema independiente, de duración suficiente para no considerarlo una mera introducción, que no aparecerá a modo de epílogo al final del álbum, y además bastante interesante por su atmósfera inquietante y la energía vocal de Skanfors. El segundo, "Rainmode On", más o menos el que da título al álbum, no es uno de sus momentos álgidos, ya que intenta ser un medio tiempo luminoso que desemboca en bailable en su tramo final, pero le sobra impostura y le falta inspiración. Mucho más interesante es el tercer corte, "The taunting", un tema más oscuro, construido sobre un loop sintetizado en la línea de su paisana Emmon que engancha, con un estribillo que tiene la simplicidad justa para ser efectivo sin ser obvio, y que con la misma naturalidad con que va creciendo conforme se añaden instrumentos se va apagando hasta el final. Y "Rainmode On - Intro (Epilogue)", publicado en formato sencillo como "Buckle up" como el tema con el que se dieron a conocer hace ya dos años, es en mi opinión el segundo mejor momento del álbum, un tema sintético, muy bien instrumentado, con una bonita progresión armónica y una mejor melodía ensalzada por un sencillo sintetizador con un punto oriental.

"The lottery" es la canción más house del álbum, un tema correcto, bastante desnudo en su instrumentación salvo en los estribillos y con el inevitable crescendo sobre un piano electrónico de los primeros noventa para rematar la faena. "Seizures" es la balada del álbum, una canción de discreto resultado con un estilo que recuerda a los temas lentos de sus vecinos A-HA, aunque el binomio bajo y percusión parezca tomado de Portishead. "The foghorn" fue otro de los sencillos que anticipó el álbum, y podría haber sido uno de sus mejores momentos con su bajo prominente y sus estrofas de acordes menores que le otorgan un punto trágico, pero su estribillo demasiado agudo y un tanto sensiblero le resta muchos puntos. "Forevernight" es quizá el tercer momento más logrado del álbum, otro tema lento pero mucho más personal que "Seizures", con unos muy acertados sintetizadores arropando lavoz de Skanfors en otra bonita y sugerente melodía, y con la sorpresa de convertirse en un medio tiempo casi bailable en su tramo final, de manera muy similar al "Let me down gently" de LaRoux.

"Ballroom Barricades" juega al despiste con su principio espacial pero luego sorprende con esos complejos ocho acordes que dan paso a un tema espartano y sin un estribillo definido. Que sin embargo solventa con éxito la papeleta de actuar como el tema más experimental a la vez que accesible del disco. "7D" es de lejos el mejor tema del álbum, y probablemente el sencillo que llevan intentando escribir Pet Shop Boys desde hace veinte años. Con una perfección matemática absoluta en su progresión armónica y su melodía, su sugerente letra sobre los inicios de una relación amorosa adolescente, una brillante parte nueva completamente instrumental y unos sintetizadores coloristas para rematar la jugada, no es de extrañar que formara parte de mi lista de 20 canciones internacionales de 2015. "Blazer", undécimo corte, completó hace unos meses la nómina de sencillos que vieron la luz anticipando el álbum, y sin ser un tema brillante sí que llama la atención por su pop luminoso, casi de créditos de película estadounidense de los años ochenta. Igualmente interesante, aunque de duración un tanto excesiva es "Newborns", que juega la baza de ser el tema más depresivo del álbum, con una atmósfera envolvente a lo Man Without Country ese "The world is finally coming to an end" que repiten una y otra vez.

Y mi sugerencia es detener la reproducción ahí, porque los once minutos restantes lo ocupan el momento más flojo del álbum ("Final Call", un tema excesivamente largo, ) y una revisión en formato más acústico de "The foghorn", que confirma que es una canción correctamente compuesta, bien trabajada e interpretada, pero a la que le sobra afectación en el estribillo. Obviando estas dos canciones, el balance final de "On" es claramente meritorio, con un nivel medio más que aceptable, regular en el buen sentido de la palabra, con un momento excepcional, otros dos claramente recomendables y varios más interesantes. Es cierto que a veces abusan de unos ritmos binarios un tanto simples y poco originales, que Skanfors no siempre utiliza su amplio rango vocal amplio de manera adecuada (en especial en los tonos más bajos), y que algún instrumento adicional podría haber enriquecido el conjunto (tal vez una guitarra, una percusión, una sección de viento...). Pero para los mimbres con los que está hecho es un álbum muy digno; habrá que ver si poco a poco consiguen una mayor difusión que les anime a proseguir con su carrera musical, porque mimbres tienen para ello. Esperemos que esta reseña les abra una pequeña brecha entre el público hispanoparlante.