Además de la escasez de lanzamientos de grandes nombres comerciales, y de la proliferación de EPs como formato para dar salida a la creatividad interrumpida, otra de las consecuencias que nos ha traído esta infausta pandemia ha sido el retraso de álbumes que debían haber visto la luz el año pasado. Tal es el caso de "Chromatopia", el segundo álbum del alemán nacionalizado estadounidense Noah McBeth, o lo que es lo mismo, NomBe. Cuyo segundo álbum se había anunciado para abril de 2020, pero que finalmente ha visto la luz nada menos que un año más tarde. Un parón explicado en parte por el impacto del coronavirus en la gira que ya estaba siendo publicitada para divulgar el disco a comienzos del año pasado. Y que siempre implica un riesgo en el voluble panorama musical. Un retraso que no ha afectado apenas a "Chromatopia", pues se trata de un disco demasiado personal y al margen de las modas para sonar obsoleto un año después.
Y es que para afrontar el siempre difícil reto del segundo disco, NoMBE ha optado por seguir explorando su rico mundo interior como manera de fortalecer su propuesta musical. Aunque quizá el resultado sea menos versátil que el de su opera prima, ese "They might've even loved me" (2018) tan rico y complejo como su título, que requería una gran cantidad de escuchas para sacarle todo el jugo a su variedad, contrastes y matices. "Chromatopia", un juego de palabras sobre una utopía colorista, sí que posee un número suficiente de registros como para utilizar la metáfora de los colores, pero falta algo de rock & roll y de rhythm & blues, dos estilos que NoMBe llevó a su terreno en su primera entrega. Por lo demás, el número de cortes resulta suficiente (catorce, aunque los tres interludios titulados "Chromatopia A", "Chromatopia B" y "Chromatopia C", son en realidad originales introducciones instrumentales a los temas que les suceden), y la duración del álbum no decepciona, al contrario de tantos otros álbumes que han visto la luz en esta primera mitad de 2021.
Tras "Chromatopia A", el álbum lo abre realmente "Something to hold onto", una decisión tanto extraña pues se trata de un medio tiempo de reminiscencias jazzísticas a lo Swing Out Sister, agradable y bien instrumentado con unos interesantes arpegios de guitarra, pero posiblemente no demasiado adecuado como gancho para lo que viene después. Más interesante es "Weirdo", otro medio tiempo cálido con influencias psicodélicas no tan lejanas a las de grandes momentos de Oasis, con una letra original basada su coloquial título, un estribillo que NoMBE va interpretando en diferentes escalas, y una corta pero evocadora parte nueva para transportarnos a otra dimensión. "Prototype" fue el segundo sencillo para anticipar el álbum, y como la bola de cristal de su vídeo indica, es una notable recreación de la música disco de finales de los setenta, suficientemente actualizada en la programación de su sección rítmica y en el tramo de voz distorsionada cerca del final para no sonar demasiado a revival. Bonitos coros, un solo de guitarra eficaz y sobre todo un excepcional bajo slap rematan un tema que inicialmente no llama la atención pero que luego incita a echarse un baile comedido y elegante. Si bien la mejor canción del disco es en mi opinión "Heels", tercer sencillo allá por marzo del año pasado. Un tema de ritmo un poco más alto que los anteriores, con las mejores estrofas del conjunto, complejas y sugerentes a partes iguales, y un pegadizo estribillo realzado por su guitarra eléctrica, que usa la referencia a los tacones como imagen para resaltar la belleza de la mujer a la que está dedicada este elegante y a la par disfrutable tema, que además nos ofrece la sorpresa de ese diálogo final entre guitarra y piano cuando parece que ya ha terminado.
Tras "Chromatopia B", "Boys don't cry", cuarto sencillo coincidiendo con la publicación del disco, insiste en ese sonido de evocaciones setenteras orientado a la pista de baile, con toques de funky en bajos y guitarras, un sencillo pero efectivo vocoder, un agradable intervalo instrumental en el que NoMBE exhibe su dominio del piano, y la sorpresa de la sección de viento casi al final. Todo ello bien compensado por una melodía de pop clásica, con unas estrofas agradables y un sencillo estribillo de una sola frase. "To the moon" se acerca mínimamente al rock en la guitarra distorsionada, pero termina resultando otro tema de mucho groove, sample vocal incluido, que intenta maridar pop y funky y al mismo tiempo exhibir las cualidades como multi-instrumentista del germano-estadounidense. El noveno corte, "This is not a love song", es la primera balada del disco, pero no por ello un tema desnudo, ya que NoMBE pone en juego toda esa instrumentación retro-futurista que tanto domina y a la que concede todo el protagonismo en el tercio final; sin embargo, le falta un poco de emoción y acaba resultando un tanto anodina. "Paint California", escondida en este punto del disco, fue en realidad el sencillo que nos avisó de que NoMBE volvía a la carga a finales de 2019. Es otro de los buenos momentos del disco, aunque para tema estrella le falta un punto de comercialidad: las curiosas estrofas con esos arpegios de guitarra cruzados y efectos retro dan paso a estribillos de fraseos breves y no del todo tarareables, tanto que me parecen más meritorios los tramos instrumentales sobre esa misma progresión armónica. La intensa parte nueva, sin apenas margen para tomar aire, logra conferir de un punto más de energía a la última repetición del estribillo.
"Chromatopia C", que da comienzo al último tercio del álbum, es seguramente el más interesante de los intervalos instrumentales. En la línea de las píldoras poppy de Saint Etienne, la melancolía de su guitarra es un buen anticipo para la progresión armónica de "Water into wine", el antepenúltimo corte: un medio tiempo introspectivo que, salvo por sus juguetones teclados estridentes, peca de convencionalismo (incluyendo la subida de un tono en las repeticiones finales del estribillo), por lo que resulta uno de los momentos menos inspirados del álbum. Para el cominezo de "Think about you" NoMBE se viste de crooner alternativo y nos propone una agradable melodía que luego jugará a acelerar a lo largo del tema, a la vez que la evolucionará en una extensa parte nueva, dando todo ello un resultado más original que disfrutable. Y el álbum lo cierra el instrumental "Happy Birthday, Frank!", casi cuatro minutos en los que NoMBE exhibe sus cualidades como pianista, a medio camino entre el jazz y la música de cabaret, que por propuesta y desnudez de arreglos podría desentonar un poco del resto del disco, pero que varía lo suficiente para no resultar aburrido.
Tras múltiples escuchas, la sensación que deja "Chromatopia" es de "sí pero no". Sí se confirma que NoMBE es un artista con estilo propio y múltiples cualidades, sí evidencia que mantiene un gusto ecléctico, capaz de actualizar estilos de las épocas doradas de la música popular, pero no contiene el suficiente número de grandes momentos para resultar un álbum redondo, y no ofrece ningún aldabonazo que pueda llevar su carrera a otro nivel. Con lo cual el germano-estadounidense corre el serio riesgo de quedarse en tierra de nadie. Y es que proponer música agradable e ideas interesantes no garantizan el respaldo ni de la crítica ni del público independiente. Habrá que ver si en el tercer álbum se exige más a sí mismo, porque puede dar más de sí.
Falta algún tema estrella para consolidar su carrera.
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