sábado, 25 de septiembre de 2021

Saint Etienne - "I've been trying to tell you" (2021)

Los ingleses Saint Etienne han publicado hace unas semanas "I've been trying to tell you", su décimo álbum de estudio, aunque si contamos EPs y álbumes editados sólo para su club de fans nos saldrán bastantes más. En todo caso es su primer trabajo en más de cuatro años, por lo que han tenido tiempo más que suficiente para prepararlo. Sin embargo, cuando hace un par de meses vi el tracklist, con tan sólo ocho temas, me temí lo peor, es decir, otro trabajo escaso de contenido y fuertemente condicionado por la pandemia, como los de tantos otros artistas en el último año, que están publicando EPs o álbumes cortos y poco ambicioso. Sensación que se agravó tras escuchar "Pond house", el sencillo de adelanto: lo menos accesible que han publicado jamás en ese formato. Y que se confirmó cuando por fin pude escuchar el resto de sus canciones. Estamos ante el peor álbum de su carrera. Con diferencia, además.

Y lo digo con conocimiento de causa, pues aún recuerdo cuando era capaz de sacarle el lado positivo a un EP tan insulso como "Places to visit" (1999), o cuando me sorprendía ante los buenos momentos que encerraban "I love to paint" (1995), o incluso "Built on sand" (1999). Y es que hasta esas entregas minoritarias o sólo para fans resultan incomparablemente más interesantes que este insufrible nuevo álbum. Que además de corto es monótono, de creatividad escasa y nulas ganas de abrirse a sus seguidores. Por más oportunidades que le demos.

"Music again", el tema que lo abre, es desgraciadamente un buen reflejo de todo lo mediocre que contiene "I've been trying to tell you": una única secuencia de acordes repetida hasta la saciedad, una única frase ("Never had a way to go") repetida por Sarah Cracknell una y otra vez, mínimas variaciones en su espartana instrumentación, y susurros y ecos durante casi ¡seis minutos! "Pond house", con su simplón loop de batería, su más simple progresión armónica, y su insistencia en una única frase, es imposible que funcione como tema estrella del disco, pero al menos nos ahorra casi dos minutos de tedio respecto al anterior. "Fonteyn" insiste en la misma propuesta, pero introduce un casi imperceptible cambio en la secuencia de acordes, que facilita llegar hasta el final de la canción sin tener que pulsar el botón de "forward". Y "Little K" es más de lo mismo, pero con menos percusión incluso, y sin siquiera una frase que cantar: Cracknell se limita a un par de recitados cortos y a unos susurros desesperantes.

En "Blue kite" Cracknell directamente se ausenta, y Bob Stanley y Pete Wiggs nos proponen otros monótonos cinco minutos sin apenas variaciones sobre una sencillísima y repetitiva melodía principal. "I remember it well", aparte de ahorrarnos un minuto de relleno, nos ofrece una guitarra eléctrica que no se limita del todo a marcar los acordes, y eso hace que sea quizá, si me permiten el juego de palabras, el tema más recordable del disco. Aun tratándose del séptimo medio tiempo atmosférico y espartano seguido, "Penlop" es el único corte con algo parecido a una interpretación vocal completa (eso sí, desde la lejanía) de Cracknell, y la progresión armónica cambia a partir del tercer minuto, por lo que estamos ante el momento más interesante del álbum, si bien en cualquier otro disco de su discografía no habría pasado de mero tema de relleno. Pero "Broad river", el tema que cierra la edición estándar del álbum, no tarda en devolvernos a la plomiza realidad: otro desarrollo lento, sin estructura, sobre otra esquemática progresión armónica, los susurros de Cracknell (sólo un par de frases al final) y ruidos varios para tratar de evocar sensaciones... Ni siquiera el tema que completa la edición digital del álbum, "Uncle vibes", cambia el tercio, si bien su duración más contenida, y el hecho de que Cracknell cante más frases que en ningún otro tema, aconsejan que si decidimos guardar "I've been trying to tell you" en nuestra discoteca particular, lo hagamos al menos en esta edición.

Ya les confirmo que no va a ser mi caso: guardo con gusto no sólo todos sus otros álbumes oficiales, sino joyas como el CD-single de "He's on the phone" (1995) o la edición de importación de "You need a mess of help to stand alone" (1993). Y no es que esperara un gran álbum, "Home counties" (2017), su anterior entrega, no lo era. Pero sí esperaba que, incluso en medio de un álbum conceptual, hubiera algún hueco para su pop sesentero, o para sus trallazos discotequeros. Pero nada de nada. Lo curioso es que muchos críticos han recibido a "I've been trying to tell you" como un gran álbum. Me imagino que por su experimentalidad, y por ir contra corriente. Pero háganme caso: experimentalidad y aburrimiento van de la mano en esta entrega, de la que nadie se acordará dentro de un par de años. Lo siento, chicos.

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