martes, 20 de septiembre de 2022

Let's Eat Grandma - "Two Ribbons"

Casi cuatro años después de "I'm all ears", el álbum que les dio a conocer al público internacional y que obtuvo el aplauso unánime de la crítica, el dúo británico Let's Eat Grandma le ha dado continuidad con "Two Ribbons", su tercer álbum de estudio. Un tiempo en el que Rosa Walton y Jenny Hollingworth han crecido, dejando de ser las adolescentes que maravillaron al mundo con su madurez creativa, para convertirse ya en unas mujercitas de las que lógicamente cabría esperar aún mayor solidez. Algo que este álbum no termina de mostrar. Aparentemente satisfechas con el resultado de su anterior entrega, el dúo ha vuelto a contar el productor David Wrench, por lo que al menos la continuidad sonora y estilística es evidente. Pero la duración de este nuevo disco es nada menos que doce minutos inferior a la del anterior, algo que indirectamente ya deja entrever una menor inspiración. Y que repetidas escuchas confirman. No es que se trate ni mucho menos de un mal álbum, pero sus seguidores esperábamos algo más.

A esa ligera sensación de decepción contribuye sin duda el tracklist del disco. Y es que en lugar de esparcir sus buenos momentos a lo largo de los poco más de treinta y ocho minutos, las chicas han optado por poner toda la carne en el asador desde el mismo arranque. Con lo cual la primera mitad del álbum resulta espectacular, confirmando que lo de "I'm all ears" no era casualidad. Pero la segunda mitad se desinfla entre fallidos intentos de adentrarse por otros terrenos y un par de canciones que en realidad son poco más que interludios de un minuto y medio como mucho. Un bajón que resulta aún más inesperado si tenemos en cuenta los casi cuatro años de los que el dúo ha dispuesto para crear nuevas composiciones. No sé si es que la presión ha pesado, o si han estado mal aconsejadas a la hora de expandir su sonido, el caso es que el resultado global es claramente menos satisfactorio que el de su predecesor.

Algo que, como digo, es imposible apreciar durante sus primeros cortes. Como "Happy New Year", tercer sencillo y el tema encargado de abrir boca: cerca de cinco minutos que capturan brillantemente el positivismo ante la oportunidad que siempre supone comenzar un nuevo año. Teclados sencillos y estridentes a partes iguales, una excelente melodía en las estrofas, frecuentes variaciones instrumentales, un estribillo más reconocible por el teclado que lo sustenta que por su melodía vocal, y la elaborada y casi coral parte nueva. Cuya sonoridad, además, entronca perfectamente con la que dejaron en los últimos compases de "I'm all ears". "Levitating", segundo corte y cuarto sencillo, insiste si cabe un poco más en ese electro-pop de andar por casa que el dúo cultiva con esa singular mezcla de ingenuidad y experimentación. Por momentos tal vez demasiado pop, su extraño estribillo a dos voces de notas muy diferentes termina convenciendo tras unas cuantas escuchas. Y todo ello con otra letra plena de romántica sinceridad, rematada por un extraño y original solo de sintetizador a modo de cierre. Si bien para mí el mejor momento del disco es su siguiente corte, "Watching you go". Recientemente escogido como quinto sencillo, desde el comienzo la excelente combinación de su progresión armónica y su melodía, de una elegancia melancólica, hace aflorar en el melómano sentimientos que creía olvidados. El estribillo, de una tristeza sobrecogedora y rematado con esa desnudez instrumental de la frase que le da título, raya a gran altura. Y solamente el estridente solo de guitarra del final desentona un poco con esa electrónica de andar por casa que tan bien dominan. En todo caso, hasta este punto el álbum es prácticamente impecable.

El álbum sigue convenciendo porque el cuarto corte es nada menos que "Hall of Mirrors", el primer sencillo extraído y seguramente la segunda mejor canción del álbum: tras otro original comienzo, nos entregan nuevamente una elegante estrofa sobre un colchón sintetizado que, sabiamente dimensionado por un espartano puente, da paso a un estribillo no tan certero pero que no desentona. Además, conforme avanza el minutaje podemos apreciar toda la exhibición de los más diversos sintetizadores rellenando el espacio, pero nada anticipa la sorpresa de un solo de saxofón, un instrumento casi erradicado de la música contemporánea. Ni esa nueva variante que le dan al tema antes de algo tan singular que no puedo calificar exactamente como la repetición final del estribillo. El quinto corte, "Insect Loop", sin llegar al nivel de los cuatro anteriores, sigue siendo un tema notable, con esos originales loops de sintetizadores en ambos extremos desde el comienzo, y otra melodía de pop certera, pero el arpegio de guitarra, demasiado alto y desnudo, le resta puntos (no así la guitarra distorsionada que marca los acordes a partir de la segunda estrofa, ni el arpegio de la guitarra acústica en lo que, siendo generosos, podríamos identificar como estribillo). Otro punto a su favor es la parte nueva, que vuelve a rayar a gran altura, pero el solo de guitarra posterior hace que nos olvidemos de ella. Tras él, los oníricos treinta segundos de "Half Light" se disculpan como un interludio inocuo, pero desgraciadamente marcan el comienzo de un desplome que ya no se detendrá.

"Sunday", séptimo corte, es un tema lento construido sobre una caja de ritmos un tanto convencional (con la caja en cada cuatro compases y los platos a partes iguales por ambos extremos), en el cual la omnipresente guitarra acústica puede hacer que dejemos de prestar atención a sus bonitas y dulces estrofas, pero el estribillo de notas altas tampoco ayuda, pues resulta demasiado dulzón. Y a pesar de los intentos por mantener la producción al mismo nivel que los primeros cinco cortes, conforme el tema avanza se pierde entre pasajes anodinos y excesivamente alargados. "In The Cemetery" es otro evocador interludio, que igual puede recordarnos a un bucólico cementerio que a un pasaje de electrónica campestre de un artista nórdico cualquiera, y que sin ser desagradable se queda muy lejos de cualquiera de los temazos de la primera mitad del álbum. Pero es que tras él ya sólo quedan dos canciones, encima lentas las dos: "Strange conversations" es el tema menos LEG que han grabado hasta ahora, una balada acústica como otras miles que ya hemos escuchado en tantos otros artistas, de melodía correcta y por momentos agradable, pero que por mucho que le añadan una guitarra eléctrica y una sección de cuerda sintetizada a su tramo final para dotarle de algo más de contudencia, confirma que lo que le da valor al dúo son sus arreglos electrónicos y sus ritmos menos reposados. Y el disco lo cierra "Two Ribbons", el tema que le da título, además del segundo sencillo (y el peor de su carrera, me atrevo a decir): casi cinco minutos y medio que se vuelven demasiado lentos después del tema anterior, considerando además su monótona progresión armónica (simplemente se limita a cambiar entre los mismos dos acordes a lo largo de sus larguísimas estrofas, que abarcan desde el principio al final del tema),y que su estribillo, más entonado, es demasiado breve para mejorar la impresión global del mismo. Con lo cual el final del disco casi supone un alivio, quedando lejos de esa fantástica primera mitad.

Quizá un reflejo de ese menor impacto de lo esperado al que aludía al principio de esta entrada haya sido el devenir comercial del disco. El cual, aun entendiendo que se trata de unas artistas de música independiente, muy alejadas además de las modas de encefalograma plano que copan actualmente las listas, ha quedado sensiblemente por debajo de lo esperado. Y es que tras la repercusión que habían tenido hace cuatro años, llegar solamente al puesto 26 en la lista de su país se antoja demasiado poco. Y ello a pesar de que cuatro de los cinco sencillos extraídos no tienen nada que envidiar a los mejores temas de los dos primeros álbumes del dúo. Así que el futuro de Let's Eat Grandma se antoja un poco incierto: puede que definitivamente pierdan la chispa y el declive las haga convertirse en una propuesta anodina, o puede que mantengan la creatividad de estos excelentes sencillos, y antes de que transcurran otros cuatro años les den continuidad, aprovechando para reivindicarse a sí mismas. O incluso que intenten labrarse unas carreras en solitario. Habrá que verlo.