A pesar de la pandemia y el posterior confinamiento, algunos álbumes sí han respetado su fecha de publicación originalmente prevista y han visto la luz durante las últimas semanas. Tal es el caso de "Modern anxiety", el segundo álbum del australiano Josef Salvat. Un álbum que se ha hecho mucho de rogar (nada menos que cinco años desde su debut, el estupendo "Night swim") y que por su tardanza sembró en muchos la sombra de la duda sobre una carrera que había empezado muy prometedora. Dudas a las que contribuyeron un sencillo de adelanto que, además de dar título al álbum, se quedaba lejos del nivel del tema emblemático de su debut (el fantástico "Open season"), y un tracklist que, cuando fue anunciado, ofrecía solamente diez temas y poco más de treinta minutos de duración. A dos canciones por año de silencio.
Pese a lo cual después de unas cuantas escuchas el balance es lo suficientemente positivo como para merecer una entrada en este humilde blog. Es cierto que la elección de los sencillos no ha sido excesivamente certera, y que a menudo se aprecia la obsesión por seguir sonando "a la moda", pero Salvat sigue siendo un compositor de talento, tiene claro cómo quiere sonar, qué temas tratar en sus letras, y posee un registro vocal tan amplio como elegante que coloca siempre en primer plano. Sólo es cuestión de separar los momentos anodinos de los más inspirados. Y según están colocadas las canciones, ésa es una tarea fácil.
"Modern anxiety", el sencillo que anticipó el disco es, como decía, un tema relativamente pobre, que además se esfuerza indisimuladamente por seguir las modas, con su casi inevitable dembow marcando el ritmo, su auto-tune en las estrofas y una melodía sin mucho brillo, siendo lo más destacable esa letra que reflexiona sobre la ansiedad de la vida moderna. "Call on me", un medio tiempo con fuertes influencias R&B, posee unas estrofas más meritorias, y por momento recuerda a las producciones que hacía Dallas Austin a finales del siglo pasado, pero el estribillo espartano a varias voces post-procesadas es tan original como cansino. "In the afternoon", tercer corte, fue el segundo sencillo del álbum a principios de año, y sube un escalón respecto a los dos temas anteriores: otro medio tiempo cuyas estrofas van creciendo conforme se acerca el estribillo gracias a unos meritorios arreglos, pero al que le falta algo más de imaginación para sacar partido a su corto minutaje y deja una sensación de "falla algo". Afortunadamente "Alone" empieza el tramo del álbum en el que Salvat se suelta los corsés y se dedica a extraer lo mejor de sí mismo: un tema lento pero no una balada, envolvente a lo William Orbit, con una instrumentación justa pero original, unas estrofas muy cambiantes, un estribillo en falsete muy complicado de cantar, y un tramo final que es un saludable ejercicio de experimentación instrumental y adornos vocales.
"Playground love" es, ahora sí, una balada, pero no acaramelada sino melancólica e introspectiva, con una bonita letra que recuerda sus años en la escuela, y un estribillo casi a capella en el que Salvat exhibe todas sus cualidades vocales. Con el aliciente, además, de que la canción sí crece con inteligencia según avanza el minutaje mediante instrumentos que ocupan el espectro sin afectar a su propuesta. Al mismo nivel se sitúa "Melt", otro medio tiempo cuyas mejores bazas son su brilante estribillo y una instrumentación que es una pura exhibición de electrónica elegante, desde su estruendosa y siempre cambiante programación de percusión hasta su infeccioso bajo sintetizado. Pero que se complementa además con una parte nueva larga, ominosa y muy elaborada, y unas agresivas repeticiones finales del estribillo. Si bien mi tema favorito del álbum es "No vacancies": la mejor melodía del álbum desde la primera nota de su estrofa hasta la última de su estribillo, de una elegancia sublime, con una preciosa letra que es toda una implícita declaración de amor, y una guitarra que lleva todo el protagonismo instrumental pero que es sabiamente complementada por el número justo de elementos electrónicos.
"Paper moons" ha sido el reciente tercer sencillo, y sin llegar a situarse entre los mejores momentos del álbum, sí que me parece el momento más meritorio de los tres. Un tema claramente orientado a la pista de baile (ese bombo bien marcado desde el inicio), propone la superposición de vistas vocales reverberadas y alteradas sobre otro arpegio de guitarra que vertebra la canción, con una melodía que va creciendo hasta llegar a otro estribillo complejo y difícil de intrepretar, y una energía contenida que se acaba soltando justo después de su segunda repetición (eso sí, con una inesperada batería real para llevar el ritmo). "Human" es, como ya anticipa su piano al comienzo, el "baladón" del álbum, hasta el extremo de recordar a la apropiación que hizo Salvat del "Diamonds" de Rihanna hace unos cuantos años. A diferencia de aquél, el tema crece en texturas y oscuridad conforme va avanzando gracias a su meritoria producción, y eso hace que escape de lo previsible y se sitúe en lo meritorio. Sin olvidar ese inquietante "Who are you?" que precede a cada estribillo. Y el conjunto lo cierra "Enough", otro tema pausado pero mucho más luminoso, con la voz de Salvat apenas arropada por un original loop sintetizado hasta practicamente la mitad, y que luego cautiva con su sincopada percusión electrónica y un sintetizador acelerado que en principio no debería encajar muy bien pero que queda a las mil maravillas. Aunque es verdad que estructuralmente hablando apenas hay una estrofa, un estribillo y la coda final.
Y así en treinta y tres minutos despacha Salvat su regreso. Que no justifica tantos años de espera y que a diferencia de su disco de debut carece de un tema estrella que pueda sostener su carrera de cara al futuro. Y que además podía haber dado más de sí sólo con explotar instrumentalmente algunos tramos de sus diez composiciones. Pero a pesar de estas preocupantes conclusiones le sirve al australiano para reivindicarse como uno de los mejores crooners del panorama musical contemporáneo, por elegancia, cualidades vocales, temática y ganas de experimentar con la tecnología actual. Así que sáltense si quieren los primeros tres cortes, pero quédense con esos siete temas posteriores que reflejan lo mucho que el pop de autor todavía puede dar de sí.
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