lunes, 16 de septiembre de 2013

Pet Shop Boys: Electric (2013)

Después de haber dedicado mi anterior entrada a recopilar las canciones por las que Pet Shop Boys son uno de los grupos más reputados e influyentes de las últimas décadas, voy a dedicar la presente entrada a revisar su nuevo álbum de estudio. "Electric" ha sido una de las mayores sorpresas de la temporada, pues se anunció apenas 8 meses después de la publicación de "Elysium", y finalmente ha visto la luz tan sólo diez meses y medio más tarde. Lo que obviamente puede interpretarse como un intento por enderezar el rumbo, reconociendo como erróneo el estilo pausado y un tanto conservador de "Elysium" y entregando a cambio un disco más contemporáneo y orientado a la pista de baile. Sensación que se ve confirmada por el hecho de ser la primera entrega del dúo en su nueva discográfica, tras casi 30 años al servicio de EMI. Y que ha sido recibida con todo tipo de elogios por la crítica especializada, conscientes de que el terreno que mejor transitan es ese pop electrónico, bailable y sin embargo clásico y con mensaje.

Sin embargo, debo adelantar que, a pesar de mi debilidad por sus creaciones, para mí "Electric" es una de las mayores decepciones del año. Yo también oes prefiero contemporáneos y bailables, pero es que además el contar con el talentoso Stuart Price a la producción (responsable de la revitalización de Madonna y de los mejores momentos de The Killers, por ejemplo), parecía garantía de un gran álbum. Pues bien, no sólo no es así sino que, a los puntos, "Electric" pierde en mi opinión frente a "Elysium". Veamos por qué.

El álbum lo abre y lo precedió en el tiempo "Axis", un tema semi-instrumental con reminiscencias del spaghetti disco ochentero y que promete en su inicio, pero se queda a medio camino por su mal digerido cóctel entre un bajo "trotón", vocoder y sintetizadores del pasado y una progresión armónica demasiado pobre para tan largo metraje. Tenía esperanzas de que fuera sólo un tema mal escogido, pero tras escuchas "Bolshy", el segundo corte, casi parece una obra maestra frente a un medio tiempo con interesantes toques soviéticos y un sonido que es puro acid-house, pero que naufraga con una melodía casi inexistente en las estrofas y un flojo estribillo. El siguiente tema, "Love is a bourgeois construct", es más interesante ya desde el brillante comienzo, aunque la enrevesada progresión armónica se nota que no es suya (está basada en "Chasing Sheep Is Best Left To Shepherds", de Michael Nyman, que a su vez se basaba en una pieza clásica de Henry Purcell). Al menos la instrumentación está conseguida, y Neil se luce por primera y única vez en el disco con una letra larga y mordaz, en la línea de "Left to my own devices". Sin ser un temazo, es el segundo mejor tema del disco y será el tercer sencillo a finales de mes.

Porque el siguiente vuelve a bajar el listón: "Fluorescent" es un tema de house oscuro, con una melodía excesivamente grave en las estrofas, otro estribillo menor, excesivamente largo y sólo unas entradas al estribillo medianamente aceptables. "Inside a dream" tiene un bonito comienzo, aunque luego se vuelve un tanto machacón con su percusión tan marcada y sus extenuantes estrofas monocordes, agradeciéndose la llegada de un estribillo que, sin ser ninguna maravilla, es lo único salvable. Le sigue "The last to die", una revisión de un tema relativamente reciente de Bruce Springteen que, aunque mejora las armonías del farragoso original, carece de los mimbres compositivos para convertirse en una de sus versiones excelsas, siendo su letra y su duración ajustada lo más destacable.

"Shouting in the evening" empieza estupendamente, con un bonito synclavier sobre un colchón de sintetizadores muy en la línea Orbital, pero desemboca en una histriónica pieza de baile sin apenas melodía (ellos mismos son conscientes de esta escasez creativa y apenas dura 3 minutos). "Thursday", con la colaboración del rapero y cantante Example, podría ser la actualización de "Why don't we live together", pero con una melodía más pobre en las estrofas, una entrada al estribillo un tanto fuera de tono, y Lowe declamando los días de la semana mientras que Tennant canta uno de los pocos estribillos reales del disco. No es nada especial, pero en este páramo podría ser el tercer tema salvable. Porque el único realmente brillante es el que lo cierra: sí, "Vocal" es un temazo, y si tuvieran quince años menos habría sido uno de los mayores éxitos de su carrera, con dos progresiones armónicas diferentes y muy marcadas, un comienzo que es toda una declaración de intenciones y que emociona cuando Tennant empieza con "It's in the music, it's in the sun..." y poco a poco van entrando los sintetizadores (ahora sí, contemporáneos sin dejar de sonar a ellos mismos) hasta estallar en un precioso clímax, quizá un pelín largo a causa de la sosería de Price para rellenar los compases finales, pero estimulante.

En suma, una buena declaración de intenciones y un giro estilístico de agradecer, pero sólo uno destinado a perdurar, 6 temas menores (la mayoría excesivamente largos) y 2 versiones no del todo redondas. Además, un Stuart Price en preocupante baja forma hace que los minutos transcurran sin apenas sorpresas. Desde luego no es, como algunos críticos han querido ver, un nuevo "Introspective", ni siquiera un "Relentless" (que complementaba acertadamente "Very" mostrándoles libres, bailables y personales), sino un "Disco 3" que pretendía mejorar el mal sabor de boca de "Release" volviendo a sus parámetros clásicos pero sin haber tenido tiempo para estar conformado por composiciones de verdadero nivel. Así que esperemos que no necesiten estos giros en tan poco espacio de tiempo, sino que mantengan su afán contemporáneo pero con más temazos. La música contemporánea sigue teniendo hueco para ellos.

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