domingo, 25 de febrero de 2024

Eleventyseven - "Gloom + Bloom" (2023)

Una vez concluido mi recorrido por las mejores canciones internacionales de 2023, y mientras arranca la nueva temporada musical con novedades que en su mayor parte comenzarán a llegar a partir del próximo mes de Marzo, retomo la reseña de algunos álbumes que vieron la luz a finales del pasado 2023 y que se me habían quedado pendientes de traerles por aquí. Es el caso de "Gloom + Bloom", el séptimo disco del dúo estadounidense Eleventyseven. Su cerebro y compositor Matt Langston y Davey Davenport llevan ya más de veinte años en el circuito alternativo estadounidense. Pero tal vez porque nunca alcanzaron la repercusión que su propuesta seguramente merecía, o porque se cansaron de ceñirse a la fórmula del pop-punk explotada por tantos otros artistas, hace unos años decidieron darle un giro estilístico a su propuesta. Algo que ya resultaba claramente evidente en "Basic Glitches" (2020), que reseñé en este mismo blog, pero que han llevado un paso más allá en esta nueva entrega.

Lo meritorio de "Gloom + Bloom" es que esa transición estilística se ha realizado de manera respetuosa con el pasado musical de la banda, y sin perder de vista que en cualquier disco de pop (lo arropen los instrumentos que lo arropen) lo principal es siempre disponer de un buen puñado de canciones. En este caso el tracklist está escogido con mimo (hasta el extremo que los dos primeros sencillos están ubicados en los dos últimos cortes del disco, para ayudar a sus fans más guitarreros a digerirlos tras otros temas más acordes con su pasado), y cada canción se basa en unas estrofas y unos estribillos perfectamente trabajados, que sirven de base a unas letras más profundas de lo que cabría esperar. Pero sin perder de vista que, antes y ahora, Langston y Davenport quieren que disfrutemos con su música.

El álbum se inicia con el tercer sencillo, "Side Hug". Un tema que parece creado para mantener satisfechos a los fans tradicionales de la banda a pesar de su giro estilístico. Porque aunque aquí hay efectos de sonido, ritmos programados y muchos teclados, también un arpegio de guitarra eléctrica en el comienzo y en las estrofas, otra guitarra distorsionada en su estribillo, un bajo eléctrico de verdad... Y todo eso, además de su melodía optimista, de la delicadeza de sus estrofas, y del interesante solo de guitarra que preside su parte nueva, confirman que Langston y Davenport están todavía a los mandos, y que les sigue gustando y saben recrear el pop-punk del primer tramo de su carrera. El siguiente corte, "Mascot", ya sí que se olvida de la electricidad y se dedica exclusivamente a la electrónica, con unos originales ritmos sincopados y unos teclados estruendosos que se encargan en este caso de la distorsión, y que llevan al extremo en una parte nueva que podría recordar incluso a The Prodigy. Arreglo que en ningún caso oculta que estamos ante otro medio tiempo marca de la casa, de pop luminoso y tarareable. "Nice Things" transita por parámetros similares, aunque los efectos que le aplica Langston a las distintas pistas de su voz son si cabe más evidentes y un tanto cuestionables (parece su hijo el que canta el estribillo). No es un mal tema, pero parece ubicado a propósito en ese lugar del tracklist para facilitar lo que está por llegar en la segunda mitad del álbum. Más interesante es "Sofa", nuevamente jugando a contentar a seguidores de siempre y nuevos adeptos con sus dos guitarras eléctricas (una por cada canal) en las estrofas, que no obstante maridan perfectamente con ese ritmo programado arrastrado más propio del hip-hop, y que desemboca en un estribillo que podría haber figurado sin problemas en, por ejemplo, "Adventures in Eville" (2009). Se trata, además, de una composición solvente, con una letra elaborada y melancólica que contrasta con la brillantez de la música.

El quinto corte, "Baby teeth", es el último que recurre a varias guitarras eléctricas para armar otra melodía dulce y rabiosa al mismo tiempo. Aunque el teclado juguetón del comienzo y el ritmo sincopado del estribillo avisan de que el dúo está a punto de llevarnos de la mano a territorios inexplorados. Eso sí, no puedo dejar de destacar una parte nueva realmente notable, larga y llamativa. A continuación, el teclado de voces sintetizadas que da comienzo a "Pressures of Pleasure" ya sí que abandona las medias tintas y con su tempo alto, su ritmo binario, su bajo estridente en primer plano y sus paradas en momentos estratégicos, confirma que Langston y Davenport han comenzado no haya a jugar con la electrónica, sino directamente a crear synth-pop orientado a la pista de baile. El meritorio teclado que rellena los huecos de la melodía vocal en el estribillo (todo un acierto), confirma además que pueden mirar sin complejos a la mayoría de los artistas de este género. Así que ya no llama la atención el electrónico y elaborado comienzo de "Waive", presidido por un original arpegio de teclado. Y aunque los cambios de ritmo en determinados tramos de la canción creo que juegan en su contra, su ritmo cuaternario en el estribillo lo hace disfrutable, y nuevamente el contraste entre otra letra descarnada y otra melodía contagiosa funciona a la perfección. "Likeness" corrobora que el resto del disco va a ser synth-pop puro hasta el final, y además bien hecho. Más suave y delicada que sus predecesoras en las estrofas, una bonita estrofa, un precioso estribillo y sus sintetizadores que se van persiguiendo sin fin lo convierten en uno de los momentos álgidos del disco (a pesar de que las paradas del ritmo en la primera mitad de las estrofas sigue sin convencerme). Con mención especial para la parte nueva y cómo desemboca en un notable ¡solo de teclado! (de esos que ya casi nadie se atreve a hacer en estos tiempos).

Y al final, como ya anticipaba al comienzo, el cierre con los dos sencillos estrella del álbum: "Opaque", el segundo de ellos, es sin duda una gran canción, no sólo de "Gloom + Bloom", sino de toda la carrera de los de Carolina del Sur: un medio tiempo ochentero en su estructura, tan brillante compositivamente que cuesta creer que no se trate de una versión, que conquista sin estridencias, dejando que los distintos instrumentos fluyan con total naturalidad. Con tal vez la programación de percusión más trabajada de todo el disco, y la mejor interpretación vocal de Langston, que se olvida de desnaturalizar su voz con excesivos efectos y se atreve incluso con unos originales coros antes de las repeticiones finales del estribillo. Aunque quizá el mejor momento del disco sea "Weird Ones", y su elección como primer sencillo me parece plenamente acertada (de hecho, la escogí como parte de una de mis listas de otras veinte canciones internacionales recomendables). Más rápida que su predecesora, y con una entrada al estribillo que es puro crescendo para las pistas de baile, su contagioso estribillo (cantado en su primera mitad, presidido por un contundente sintetizador square en su segunda mitad), la convierten en un trallazo para locales exquisitos. Por no hablar de la distorsión electrónica de su parte nueva, y de su estribillo casi susurrado justo antes del éxtasis final. Y es que, aunque cueste creer que estemos escuchando todavía a Eleventyseven, no es que sean ellos, es que han sabido abrirse a otros estilos de manera brillante, sin perder su personalidad.

Cerrar un disco corto y directo con dos canciones de tanta pegada indudablemente mejora su impresión final, y hace olvidar ese par de temas correctos pero más intrascendentes que nos encontramos en su primer tramo. Lo llamativo del asunto es que, con lo dada que es la crítica internacional a menospreciar a artistas que se repiten y a ensalzar en la misma medida a aquellos que evolucionan, este disco más que interesante tanto para los que aún saben disfrutar de las buenas canciones pop de guitarras como para aquellos que valoran el synth-pop orientado a las discotecas, haya pasado tan absolutamente desapercibido. Tal vez a causa de los escasos medios empleados en su promoción (habrán visto que no he podido rescatar no ya actuaciones en directo de la banda, sino ni tan siquiera un mísero videoclip digno de tal nombre), tal vez a causa de una ceguera de una industria que directamente pone la cruz a todo lo que no sean las mediocres tendencias musicales actuales (tanto en la música mainstream como en la alternativa). Así que espero que esta reseña de hoy les ayude a algunos de ustedes a descubrir este meritorio disco, y por qué no, a que Langston y Davenport perseveren en su empeño, y no decidan dejarlo ante tanta falta de atención. Se lo merecen.

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