sábado, 21 de diciembre de 2019

Underworld: "Drift Series 1 Sampler Edition" (2019)

Los galeses Underworld empezaron en noviembre del año pasado un ambicioso proyecto titulado "Drift" durante el que han ido publicando en su web nuevas composiciones y vídeos, nada menos que a ritmo de una por semana. Esas composiciones las fueron agrupando durante meses sucesivos en lo que llamaron "Episodes", en realidad álbumes o EPs autocontenidos, hasta llegar a un total de seis, es decir, nada menos que tres y horas y media de material nuevo. Todo un derroche de creatividad en estos tiempos que corren de tanto revival, y todo un regalo para sus fans más incondicionales. Así hasta que al cumplirse justo un año del inicio del proyecto, el dúo lo dio por completado con la publicación de "Drift Series 1 Sampler Edition", una especie de "best of" de todo ese material publicado durante las cincuenta y dos semanas anteriores, secuenciado en un nuevo orden para darle la cohesión oportuna y recortando o incluso cambiando la instrumentación de algunos temas. Ese álbum "oficial" es el que voy a reseñar a continuación.

¿Es pues es "Sampler Edition" un "best of" del proyecto Drift? ¿O es al menos un álbum que mire de frente a sus nueve álbumes anteriores? Pues desgraciadamente ni lo uno ni lo otro. Y es que entre los treinta temas disponibles para la selección no hay en mi opinión ni uno solo del nivel de sus grandes clásicos, lo que una vez más refrenda que cantidad no es igual a calidad. Y es que Karl Hyde y Rick Smith tiran de oficio para completar la mayoría de las temas con sus obsesiones habituales (un ochenta por ciento para la pista de baile y un veinte por ciento para la experimentación), pero la chispa de la inspiración apenas aparece. Abundan los temas monocordes (o casi), las percusiones electrónicas más que conocidas y ya explotadas, las grandes "parrafadas" de Hyde... Y como complemento seis o siete experimentos con los que sin duda se lo pasaron bien, pero en general de difícil disfrute. Por lo que cualquier selección de los treinta temas iba a dar como resultado un álbum a lo sumo discreto, pero lejos de "Dubnobasswithmyheadman" (1994), o incluso del más reciente y meritorio "Barbara, Barbara, we face a shining future" (2016). Pero es que a mi modo de ver ni siquiera han estado especialmente acertados con la selección; no sé si tiraron de la recepción online o en sus conciertos de las canciones para guiarse, pero el caso es que hay dos o tres que desentonan del conjunto, y algunos de los más interesantes se han quedado fuera.

El álbum lo abre "Appleshine", uno de sus clásicos temas orientados a la pista de baile, de desarrollo muy lento (casi diez minutos), con sólo dos acordes que se van alternando todo el tiempo, con una tardía (casi a los minutos) pero muy larga interpretación vocal de Karl Hyde, cuya voz se oye tan lejana que es muy complicado entender lo que dice, y sin apenas sorpresas en su segunda mitad (aun así, es de los momentos más salvables). Le sigue "This must be drum street", simplemente aceptable, también oscura y bailable, de duración más contenida y bajo más marcado, con una progresión armónica un poco más trabajada y con la pegajosa frase "Do you wanna buy my car?" como lo más destacable de su parte vocal. El siguiente corte es "Listen to Their No": inicialmente chirriante, con un prometedor sintetizador juguetón típico del dúo que se posiciona como instrumento principal casi al principio, y las voces "auto-tuneadas" de Hyde para una melodía entrecortada y un tanto extraña que también promete y que tiene una especie de estribillo cuando empieza con aquello de "There's no one", pero cuyo desarrollo encalla durante su segunda mitad, alejándolo de los grandes momentos del dúo (aunque quizá sea el mejor tema del disco).

"Border country", con la colaboración del para mí desconocido Ø [Phase], es otro de los típicos temas obsesivos y monocordes de la banda, similar a los que ya hemos escuchado tantas veces en otras entregas, y durante el cual no sucede prácticamente nada. "Mile Bush Pride" son menos de cien segundos de techno monótono y machacón. "Schipol test" levanta un poco el nivel, aunque vuelve a ser poco más que una obsesiva sección rítmica y un par de frases de Hyde, esta vez más graves y envolventes. "Brilliant Yes That Would Be", supuestamente inspirado por el paisaje islandés, son seis minutos de experimento a partir de un par de sintetizadores envolventes y una guitarra hiper-distorsionada, sin percusión alguna, y ante los cuales es difícil no pulsar el botón de forward. "S T A R (Rebel Tech)" se supone que es, como su propio título indica, el tema estrella del álbum, y en la versión original del episodio 5 (de la cual añado el enlace al video-clip) era quizá su momento más musical, aparte del más sencillo de recordar por la cantidad de personas y personajes famosos que cita, pero en la versión de este "Sampler" pierde en armonía lo que gana en contundencia, y para mi gusto el resultado es peor. "Imagine a box" son otros seis minutos de techno tenebroso de tempo alto, con una progresión armónica medianamente elaborada aunque con tendencia al delirio, y una de esas melodías imposibles por desestructuradas que son marca de la casa, pero esta vez escasa de chispa. Y la "muestra" la cierra "Custard Speedtalk", algo así como la evolución de su clásico "Rez" casi treinta años más tarde, con dos baterías convencionales y una melodía vocal larga para complementarla, y que podríamos definir como el intento de hacer una balada a partir de un original tan discotequero, recurriendo para ello a un complicado piano para contrepesar al juguetón sintetizador del comienzo.

Los cincuenta y ocho minutos de esta edición permiten también corroborar algo no siempre resaltado: la variedad de registros vocales de Karl Hyde, capaz de llevar a muchos temas conceptualmente similares a territorios distintos. Pero para haber subido el nivel habrían hecho falta más armonías, más progresiones armónicas bien trabajadas, un par de estribillos certeros, una duración más contenida en ocasiones. Y es que aunque sabemos que Underworld son capaces de combinar lo mejor y lo peor, esta vez su extraordinario esfuerzo no ha rendido los resultados esperados.

No obstante, para que el sabor de boca mejore, sugiero completar esta "Sampler Edition" con los siguientes cinco temas de los distintos "Episodios", que en mi opinión habrían mejorado un tanto la impresión global: "Molehill", con su pop de epopeya espacial sobre arpegios de piano y sintetizador, sin percusión y apenas letra y sin embargo mucho más interesante como experimento que "Brilliant Yes That Would Be", "Doris", su aproximació al ambient a lo Aphex Twin, un instrumental evocador y con más armonías que cualquier tema del "Sampler", "Two arrows", Underworld clásico para la pista de baile pero que demuestra que pueden hacer un tema igualmente intenso, bailable y perturbador en dos segundos, "A moth at the door", un tema coral (sí, sí, han leído bien, coral), con la voz de Hyde resonando en medio de un templo imaginario, doblada y distorsionada n-veces mientras una letra de compasión, y con la sorpresa final de un coro real para rematar el resultado, y "Another Silent Way - Drift Poem - Better Than Diamonds", catorce minutos de percusión africana casi tan irresistible como la de "Born slippy", con tres partes claramente diferenciadas, mucha frase declamada y mucho sintetizador estridente, que podría haber funcionado como tema excesivo para abrir el álbum (o uno de sus conciertos).

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