sábado, 16 de marzo de 2019

Let's Eat Grandma: "I'm all ears" (2018)

Quizá la mayor confirmación del año que nos dejó hace un par de meses fue la del dúo inglés Let's Eat Grandma. Formado por las todavía adolescentes Rosa Walton y Jenny Hollingworth, habían debutado en 2016 con "I, gemini", un álbum aún inmaduro pero que ya dejaba entrever un talento insospechado para su corta edad gracias a ese pop entre experimental y psicódelico que daba lo mejor de sí en los temas más largos como "Eat Shiitake Mushrooms". Pero podía quedar la duda de si se trataban de otro hype adolescente de corto recorrido, o incluso de cuál era su mérito real en tan elaborada propuesta. Sin embargo con este "I'm all ears" cualquier duda ha quedado disipada, porque las británicas no sólo han mantenido sus señas de identidad, sino que han hecho su propuesta más atrevida, y si cabe con mayores dosis de inspiración. Hasta lograr un disco que no es perfecto pero que contiene muchos momentos fascinantes.

Su comienzo es ya de hecho a la vez desconcertante y cautivador. Porque los dos minutos instrumentales de la ominosa "Whitewater", con su equilibrio entre teclados infecciosos, bajo sintetizado y un desasosegante violín es lo más alejado que uno podría esperar de un disco de pop de dos chicas de menos de veinte años. "Hot pink", segundo corte y tema que anticipó el álbum, sí que responde a esos patrones pop y al estilo del dúo, pero a pesar de la cálida melodía de sus estrofas y el arriesgadísimo estribillo sin instrumentos armónicos y con sobredosis de percusiones discordantes, no es uno de los mejores momentos del disco, aunque contiene la sorpresa de una coda de "caja de música" que mejora la impresión final. Más certera es "It's not just me", tercer sencillo, también pop y de estructura convencional para lo que son ellas, con una letra llamativamente madura sobre los sentimientos aún no correspondidos, bien instrumentada y tarareable. Aunque el tema estrella del álbum (y uno de los mejores de 2018 según reflejé en mi lista de canciones internacionales) es sin duda "Falling into me", también segundo sencillo. Sin tregua ya desde el comienzo con la melodía vocal, tras el primer minuto de puro pop deriva hacia una vertiente casi techno en su extraño y sin embargo infeccioso estribillo. Y desde ahí se convierte en un carrusel impresionante de casi cuatro minutos de partes diferentes que se van anidando, con cambios de progresión armónica y de ritmo incluidos, siendo mi parte favorita cuando a partir del cuarto minuto entran los teclados distorsionados y en trémolo, en un tramo (casi) final oscuro y adictivo a partes iguales. Aunque el saxofón con el que remachan la canción casi está a la misma altura.

Tras semejante despligue es imposible mantener el nivel, pero "Snakes & Ladders" es un tema muy recomendable: una balada en acordes menores con aroma a finales de los sesenta gracias a su guitarra rasgada y a su Hammond, sobre una estructura relativamente convencional (incluyendo un sencillo pero efectivo intervalo instrumental que empieza con un solo de guitarra y acaba con unas cuerdas sintetizadas), y que como cabía esperar deriva con una brillante nueva progresión armónica y nuevas melodías en sus últimos tres minutos (con mención especial para el arpegio de bajo del tramno final). Después del interludio de "Missed Call (1)", "I Will Be Waiting" es, pese a su menor duración, otro tema "marca de la casa", lento pero con una instrumentación muy elaborada de teclados superpuestos y con las voces de Walton y Hollingworth relevándose, que de pronto se convierte en bailable gracias a su batería y a una nueva melodía sin apenas pausas para coger aire, hasta que el xilófono primero y el piano después toman el relevo en una preciosa parte instrumental... que a su vez evoluciona en otra parte más luminosa y pop con la que cierran un nuevo derroche de ideas. "The Cat's Pyjamas" es un nuevo interludio que recrea la música de las atracciones de feria de hace un siglo, y con el que dan paso al último tercio del álbum.

Que empieza con "Cool & Collected", probablemente el tema más experimental de un álbum ya de por sí poco convencional. Y es que sus altísimas notas en las casi desnudas estrofas del comienzo no hacen entrever los nueve minutos de psicodelia contempóranea que nos esperan, con protagonismo especial en esta oportunidad para las guitarras que se entrecruzan, el estribillo como elemento vertebrador, y la habitual exhibición de nuevos tramos a partir de nuevos acordes y melodías durante la segunda mitad del mismo. Aunque prefiero "Ava", la balada "clásica" del álbum y también su cuarto sencillo: tan sólo tres minutos con Walton al piano y esa voz tan típicamente inglesa de Hollingworth mostrando sus no siempre reconocidas cualidades vocales. Y para cerrar el álbum, los nada menos que once minutos de "Donnie Darko", otra tremenda exhibición del dúo, construida a partir de un arpegio de guitarra de Walton al que la voz de Hollingworth se le suma casi dos minutos más tarde, y que tras casi otros dos minutos da paso a ese piano house que convierte la canción en obsesivamente bailable gracias también a las declamaciones de Walton. Excesivamente larga sin duda, pero bien ubicada para cerrar el disco como perfecto ejemplo de todo lo que han crecido en un par de años.

Porque ésa es la impresión que deja "I'm all ears" después de un buen montón de escuchas en las que no dejan de descubrirse detalles compositivos e instrumentales: que el dúo ha adquirido una madurez musical como probablemente no se había visto en décadas para dos compositoras, intérpretes y cantantes tan jóvenes. Hasta el punto de entregar seis o siete canciones de una riqueza creativa y una ambición estilística muy por encima de la mayoría de álbumes de los últimos años. Así que si Vds. consiguen vencer su resistencia a tomarse en serio a esta banda de nombre infantil y presencia juguetona, seguro que acaban disfrutando con su derroche de talento. Habrá que ver si cuando crucen la frontera de los veinte años se aburguesan, o por el contrario siguen manteniendo sus señas de identidad y sus inquietudes intactas. Porque el techo del "mejor álbum internacional del año" no les queda ya muy lejos.

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