lunes, 4 de marzo de 2019

Chvrches: "Love is dead" (2018)

Hace algo más de un lustro reseñé en este mismo blog el álbum de debut del trío escocés Chvrches. Entonces traté de explicar las razones por las que que a pesar del reconocimiento casi unánime de la crítica, "The bones of what you believe" me pareció un disco correcto y agradable, pero poco más. Un par de años más tarde publicaron "Every Open Eye", un álbum que ni siquiera llegué a reseñar aquí, pues a pesar de la avalancha de sencillos sólo encontré un tema que en mi opinión realmente mereciera la fama que ya se habían ganado (ese "Never Ending Circles" que pasó tan desapercibido incluso para sus seguidores). Así que cuando hace casi nueve meses vio la luz este "Love is dead", no albergaba grandes expectativas sobre él. Y sin embargo aquí estoy reseñándolo.

Seguramente una parte no desdeñable de esta mejora radica en que por primera vez los escoceses se han abierto a colaborar con un productor externo. Y para ello han reclutado a Greg Kurstin, uno de los productores más laureados de los últimos años gracias a sus trabajos para Adele, Sia o Kelly Clarkson. Con estas referencias podría pensarse que el sonido de los escoces se podría haber desnaturalizado para hacerse más del gusto del gran público. Pero el efecto ha sido justo el contrario: la mano de Kurstin se nota en que les ha pulido alguno de sus defectos más recurrentes y ha potenciado sus virtudes. Lo que se aprecia especialmente en las composiciones más intimistas, que ahora por fin sí son capaces de sobrecogernos. Aunque tampoco podemos hablar de un disco redondo, pues la personalidad de la banda es muy fuerte y les sigue constando reconocer los mejores temas que componen.

El disco se abre con "Graffiti", quinto sencillo y un ejemplo de que todavía les cuesta quitarse esas cosas que tanto les lastran: un medio tiempo correcto, sí, pero con su tendencia a la estridencia en las frecuencias medias, una melodía que fuerza a la voz de Lauren Mayberry a gritar demasiado y una instrumentación un tanto anodina, sobre todo en la percusión. Más interesante aunque sin terminar de afinar el tiro es "Get out", el sencillo que anticipó el álbum hace justamente un año: un buen estribillo como contrapunto a la estridencia marca de la casa y a unas estrofas un tanto anodinas. Pero la mano de Greg Kurstin se empieza a notar en cuanto comienza la primera estrofa de "Deliverance": una Mayberry mucho menos "gritona" sobre unos instrumentos que no compiten por hacerse notar y un estribillo más comedido y elegante, aunque la entrada al estribillo sea "puro Chvrches". Y la cosa acaba de entonarse con "My enemy": una balada profunda, alejada de su ruidismo, con una percusión mucho más elaborada, la acertada intervención vocal en las estrofas de Matt Berninger (el cantante de The National), y un bonito (y contemporáneo) intervalo instrumental antes del estribillo final.

"Forever" es un tema acertadamente más rápido aunque no bailable, con una excelente entrada al estribillo y un estribillo que podría haber interpretado Annie Lennox, y la sorpresa de su guitarra final. "Never say die", tercer sencillo, ya sí que muestra al trío totalmente contenido, tratando de cautivar y no de aturdir, arrancando con un juguetón teclado sobre el que nos envuelve la voz ¡susurrante! de Mayberry, y que acaba en un original estribillo con ritmo... ¡cuaternario! Aunque la joya absoluta del álbum es "Miracles", en mi opinión la mejor canción internacional de 2018. Una canción que parece una balada al comienzo, un tema pop durante su desarrollo y un rock arrastrado en su estribillo, con una melodía maravillosa desde la primera nota hasta la última, y probablemente la mejor instrumentación que han creado nunca, mezclando trémolos, baterías con palmada, bajo slap y coros distorsionados, en un cóctel imposible a priori y sin embargo irresistible. "Graves" baja como no podía ser de otra manera el listón, si bien nos propone un doble estribillo muy elaborado, adornado en todo momento por unos arpegios de bajo "a lo Peter Hook" muy interesantes a cargo de Iain Cook.

"Heaven/Hell" es mi tercer momento favorito del álbum: un comienzo sintético, la voz de Mayberry especialmente contenida al comienzo (aunque luego recuerde mucho a Katy Perry), y sobre todo un largo y cautivador estribillo que por sí solo justificaría el tema, si bien el intervalo instrumental con un sintetizador principal y dos adicionales jugueteando a toda velocidad no le anda a la zaga. "God's plan", con la voz de Martin Doherty, es quizá el momento más flojo del álbum. No hay color entre su mediocre voz y las cualidades vocales de Mayberry. Pero es que además la percusión es casi "de demo", y el sintetizador principal que lo acompaña resulta cansino. Afortunadamente al rescate viene "Really Gone", el segundo gran momento del álbum, una balada que pone los pelos de punta gracias a la escalofriante honestidad de su letra, a lo inspirado de su melodía y a la gran interpretación vocal de Mayberry sobre un par de sintetizadores sencillo y eficaz a partes iguales. Y tras un minuto de interludio ("ii") el disco se cierra con "Wanderland", un tema rápido, marca de la casa, que podría haber figurado en cualquiera de sus dos discos anteriores, eficaz para rematar el conjunto sin lastrarlo y sin complicarse en exceso gracias a su arrastrado y elaborado estribilo y a sus movidos intervalos instrumentales.

Como puede verse, no todos los doce temas (excluyendo el interludio) rayan a la misma altura, y los momentos formidables compiten con otros en el límite de lo anodino, si bien la identidad de la banda permanece intacta tanto en unos como en otros. Pero puestas en la balanza, las grandes canciones pesan lo suficiente como para hacerle a "Love is dead" un hueco en nuestra discoteca. Para posteriores entregas quedan las dudas de si volverán a colaborar con un productor "de fuera" que les enriquezca sin asfixiarlos, y de si sabrán moldear su sonido para no recaer en esa "saturación sonora" a la que tanto tienden. Personalmente me conformaría con que sean capaces de entregar otro par de temazos como "Miracle" y "Really Gone"; eso ya sería suficiente para asegurarles otro hueco entre las mejores canciones de años futuros.

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