lunes, 30 de abril de 2018

Geowulf: "Great big blue" (2018)

Una de las pocas propuestas que ha conseguido llamar mi atención en este 2018 al que tanto le está costando despegar en cuanto a novedades interesantes ha sido el debut de Geowulf. El dúo originario de Noosa, Australia, formado por Star Kendrick (vocalista y compositora) y Toma Banjanin (compositor e instrumentista principal) se trasladó a Londres para lanzar su carrera discográfica. Que se ha ido desarrollando poco a poco desde que debutaron en 2016 con el sencillo "Saltwater", acumulando nuevos sencillos y EPs hasta llegar a este "Great big blue" con el que han inaugurado su carrera en formato álbum hace un par de meses. Un álbum que incluye todos esos sencillos y que por tanto constituye una apuesta relativamente segura respecto a lo que nos vamos a encontrar.

Las etiquetas más empleadas al hablar de "Great big blue" hablan a partes iguales de dream pop e indie pop, que efectivamente orientan lo que nos vamos a encontrar pero que en mi opinión se quedan un poco escasas, porque también vamos a identificar con referencias a los años sesenta y algún que otro pequeño guiño al Caribe o a California. Sus once canciones están todas trabajadas por igual, y a pesar del tiempo transcurrido hasta que el álbum ha quedado completado, forman un todo consistente y equilibrado. Eso sí, no debemos esperar propuestas innovadores ni experimentos sonoros. Aquí lo que da sentido al resultado es la inspiración de las composiciones y la habilidad a la hora de desarrollarlas. Algo parecido a lo que les sucede a Of Monsters and Men, aunque no se trate de propuestas del todo similares.

"Sunday" es el tema que abre el disco, también su quinto y último sencillo y el tema que contiene la frase que da título al álbum. Un medio tiempo (casi lento) evocador, bien estructurado como todo el álbum, con un correcto solo de guitarra antes de los estribillos finales, que sin embargo me parece un tanto justo de inspiración como para ser el siempre crítico primer corte. Le sigue "Saltwater", el primer sencillo de su carrera, que arranca sobre una discretísima caja de ritmos, convence con una bonita estrofa (realzada por un certero teclado en la segunda repetición), nos propone un estribillo que, sin ser infalible, nos traslada el aroma del mar, y remata el conjunto con un bonito puente instrumental presidido por un teclado diferente. "Get you", el tercer corte, fue también el tercer sencillo de su carrera. Su original inicio de referencias caribeñas da paso a otra estrofa marca de la casa, que encaja a la perfección con la dulce voz de Kendrick, si bien el estribillo baja un poco el listón (quizá por eso se inventan una especie de segundo estribillo antes de las repeticiones finales).

"Greatest fool" acelera un poco el tempo, se da una vuelta por California en el arpegio de guitarra que arropa el inicio y los estribillos de coche descapotable, lo complementa con otra estrofa delicada e intimista marca de la casa, y lo expande con un largo intervalo instrumental casi hasta el final. "Hideway" es uno de esos temas de pop intemporal que tan bien se les da a Saint Etienne (de hecho podemos imaginarnos al trío británico interpretándolo), y en este caso lo mejor no son sus largas estrofas sino un estribillo elaborado que complementa un teclado casi imposible. "Only high", el sexto corte, vuelve a las referencias sesenteras en su comienzo, pero en seguida deja salir su vena dramática gracias a su certero estribillo y sobre todo a ese tramo final en el que las repeticiones de su título no dejan de emocionarnos. "Drink too much" fue el cuarto sencillo y, en mi opinión, es el segundo mejor momento del álbum: su bajo slap, su pandereta, sus ligeros riesgos (para lo que es Geowulf) en la instrumentación, la preciosa coda final, y sobre todo su maravilloso e infeccioso estribillo hacen de esta suerte de pop bailable una de esas canciones que resiste el paso de los años.

Porque para mí el mejor momento del álbum es sin discusión "Don't talk about you": un medio tiempo melancólico en el que Kendrick nos regala su mejor interpretación, con unas estrofas elengatísimas de esas que casi nunca salen, unas entradas al estribillo que ya podrían ser el propio estribillo del nivel que tienen, y un estribillo "real" que es si cabe superior. Si a eso le añadimos los teclados que Banjanin desliza por el tema como si fueran nenúfares, tendremos un resultado realmente maravilloso. "Won't look back" es lógico que baje un poco el nivel: el tema más largo y lento del disco y el más claramente ochentero gracias a su bajo sintetizado, es por lo demás una buena composición, en especial su susurrado y efectivo estribillo, y la introspectiva coda vocal de su tramo final. "Summer fling" repite en las marimbas al comienzo, y nos propone una atmósfera ominosa en línea con su título (casi de indie rock) con otra excelente estrofa de corte clásico, otro buen estribillo y otro buen ejercicio de instrumentación, que pueden pasar desapercibidos por su posición en el álbum pero que resultan claramente reivindicables. Y el álbum se cierra con "Work in progress", otro tema lógicamente melancólico en un álbum tan evocador, quizá no especialmente inspirado en sus estrofas pero de estribillo aceptablemente eficaz.

"Great big blue" es un álbum de pequeños pasajes que conviene ir descubriendo poco a poco. Porque aunque en las primeras escuchas pueda no parecer obvio, cada tema encierra su personalidad y sus sensibilidades propias. Si a ello le añadimos un tema maravilloso, otro muy bueno, una buena colección de estrofas y estribillos y un talento incuestionable a la hora de ir creciendo y desarrollando los temas, no será de extrañar que puede convertirse en nuestra banda sonora ideal de final de verano, de domingo por la tarde, de día lluvioso o de tantos otros momentos de melancolía y soledad. Habrá que confiar primero en que Kendrick y Banjanin quieran darle una continuidad, y segundo en que se tomen el tiempo necesario para ello. Porque su receta de buenas composiciones es de las que nunca falla.

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