Como ya he comentado en otras oportunidades en este blog, el ascenso de los DJs al estrellato musical ha sido uno de los fenómenos más notables en este siglo XXI. Y aunque en su mayor parte ha sido a costa de devaluar la creatividad musical con composiciones muy simples, a menudo monocordes, sin apenas más que un estribillo, casi siempre con el bombo sobredimensionado, es necesario reconocer que un puñado de alumnos aventajados han superado esas restricciones y se han adentrado de lleno en el mundo de la composición (entendida en sentido riguroso), con resultados a veces interesantes y ocasionalmente brillantes.
Tal es el caso del álbum que les reseño hoy: "Awake", del estadounidense Nick Miller, conocido profesionalmente como Illenium. Un álbum, el segundo de su carrera, que indudablemente se beneficia del tremendo éxito de "A moment apart", de los también norteamericanos Odesza, que ya reseñé en este mismo blog, y que como él, bebe de guiños étnicos convenientemente sometidos al future bass que tanto está triunfando al otro lado del Atlántico. Pero que no se queda ahí solamente, sino que se rodea de un puñado de cantantes solventes, y no tiene inconvenientes en incorporar un par de temas compuestos por otros creadores a su disco, para entregar un álbum compositivamente irreprochable. Que además sabe evitar algunos de los clichés que alejan a la música electrónica del éxito masivo: temas largos, transiciones lentas, tempos demasiado altos, ausencia de voces humanas. Y que por tanto logra un álbum tan apto para todos los públicos que funciona mejor en el salón de casa o en una sala de conciertos que en la pista de baile. Lo que da una idea de lo que se aleja este "Awake" de los álbumes habitualmente facturados por los DJs de todo el mundo.
Así, este álbum de nada menos que trece composiciones solamente dura cuarenta y siete minutos, y apenas contiene tres temas instrumentales (por cierto, de tres minutos como mucho). El resto son temas con comienzos instrumentales, estrofas y estribillos, aunque también con ondas de sonido, pitches y bombos ralentizados en los crescendos instrumentales que llevan al apogeo cada uno de los temas, como el dubstep y el future bass demandan. Por eso es fácil entender los nada menos que cinco sencillos que se han ido extrayendo de "Awake", todos ellos perfectamente válidos para radios y canales musicales mainstream. No es uno de ellos (aunque podría serlo perfectamente) "Needed you", la canción que abre el álbum, interpretada y compuesta mayormente por Dia Frampton: coros étnicos etéreos, un bonito sintetizador de entrada y una melodía pausada, y el "truco" más repetido en "Awake": un colchón electrónico que la va envolviendo y amenaza con estallar en un crescendo de tempo muy alto para en realidad frenar en el apogeo instrumental. "Crawl outta love", siguiente corte, sí vio la luz como sencillo (el cuarto). Con la interpretación vocal de Annika Wells, es un tema instrumentalmente algo más clásico (podemos escuchar el piano que sostiene las relativamente desnudas estrofas), que con su bonita melodía y su apogeo instrumental relativamente lento se mueve por parámetros similares a la anterior. Tras él, los dos minutos de "No time like now", primer tema "instrumental" (abundan los samples vocales), sobre un arpegio de guitarra a lo Death Cab For Cutie y una batería pretendidamente real intentan cambiar un poco el tercio aunque sin conseguirlo del todo.
Es por ello que "Free fall", el cuarto corte, interpretado por RUNN, resulta muy agradable por sí mismo con su intimista melodía sobre un arpegio de guitarra, pero resulta un tanto repetitivo, en especial en ese apogeo instrumental tan efectivo como poco original. Así que aunque quizá sea un tema inferior, "Where'd you go", el siguiente corte, una colaboración con el también productor Said The Sky, se agradece como un soplo de aire fresco: claramente más bailable, construida sobre una sencilla pero efectiva producción armónica, y con los habituales samplings y coros étnicos, ameniza el álbum sin desentonar. "Fractures", el sexto corte, interpretado por NEVVE fue el primer sencillo del álbum, y formó parte de mi lista de mejores canciones internacionales de 2017: sin renunciar al estilo general de todo el disco, aporta en su excelente melodía una sensibilidad digna de los mejores momentos de The Cranberries, y un ritmo menos lento y sincopado, que le sienta muy bien a su habitual profusión de ondas de sonido.
"Leaving", quinto sencillo, con la interpretación vocal del relativamente cercano estilísticamente EDEN, se mueve por los mismos parámetros que el resto de temas vocales anteriores, con el mismo ritmo lento y atmósfera intimista, sólo que las voces masculinas le hacen perder en mi opinión emotividad frente a las voces femeninas. "Lost", con la interpretación de Emilie Brandt, sube el listón hasta llegar a ser otro de los mejores momentos del álbum: nuevamente una progresión armónica construida sobre un arpegio de guitarra, pero con una melodía fantástica, una letra de desamor a flor de piel, y un pequeño tramo en el que por fin Miller abraza el ritmo binario sin complejos. "Sound of waking away" fue el tercer sencillo, y pese a la relativa reiteración en la propuesta, se trata de otro momento de notable inspiración, además de la mejor interpretación vocal del disco, a cargo de Kerli: en especial la entrada al habitual apogeo instrumental es realmente impresionante.
"Taking me higher", el último tema "instrumental", vuelve a tener la misión de dar variedad al álbum: y su sencillo ritmo binario, relativamente más rápido a pesar de detenerse en varias ocasiones, resulta suficiente para ello, aunque se trate de un momento claramente menor. "Beautiful creatures", interpretado por MAX es, además del penúltimo corte, la segunda composición no escrita por Miller. Aunque cueste decirlo: otro arpegio de guitarra para comenzar, otra apoteosis instrumental en ocho compases tras el estribillo... Sólo la atmósfera más optimista, la menor tendencia a frenar el ritmo (aunque al final caiga en la tentación), y los coros "de anuncio de refresco de cola" nos lo indican, a pesar de lo cual se trata de otra buena canción. Y el cierre lo pone "Let you go", cantada por Ember Island: tan melancólica como cabría esperar, es la más contenida instrumentalmente del disco, sin percusión casi hasta el final, ni crescendos de sintetizadores, y sólo el minuto final para alejarla de una balada clásica de las radiofórmulas estadounidenses.
No quisiera haber dado la impresión de que el álbum carezca de calidad. Todo lo contrario, es un disco al que, tema a tema, cabe ponerle pocos defectos. Estos surgen más cuando las canciones se colocan unas al lado de otras: reiteración en la propuesta, previsibilidad en los crescendos, excesivo hincapié en los ritmos lentos, falta de personalidad de algunas composiciones... Está claro que Illenium ha primado afirmar su personalidad musical en el siempre difícil segundo álbum frente a la asunción de riesgos (entendiendo que su manera de instrumentar sus casi siempre notables compasiciones ya puede resultar arriesgada a oídos de muchos). Pero si se abre un poco a otros estilos y mantiene su nivel compositivo, puede entregar uno de los álbumes del año en cualquier momento. De momento ya ha superado en mi opinión a Odesza, su reconocida fuente de inspiración. Así que veremos hasta dónde es capaz de llegar.
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