domingo, 16 de marzo de 2014

Andrew Roachford: The beautiful moment (2013)

Hace algo menos de medio año que vio la luz el quinto álbum en solitario de Andrew Roachford. El líder de la banda de rock-soul-pop Roachford ha intentado durante los últimos 10 años encontrar el estilo que le permitiera mantener una carrera en solitario de cierta relevancia. Afortunadamente, tras sus devaneos con el rythmn & blues más edulcorado, en sus últimos tres álbumes ha intentado mostrarnos con naturalidad su madurez como persona y como compositor. Estamos acostumbrados a que madurez se confunda con aburguesamiento y falta de nervio creativo, pero la delicada situación de su carrera musical (con dos álbumes poco menos que auto-editados) le ha servido a Andrew de acicate para intentar dar lo mejor de sí mismo en este "The beautiful moment".

El resultado tiene varios destellos de sus mejores momentos, allá por finales de los ochenta y primeros noventa. Sustentado en una excelente voz llena de matices, y con una temática centrada casi en exclusiva en el amor visto por una persona de casi 50 años, el disco tiene una producción menos espartana de lo que cabría esperar en un artista tan al margen de las modas comerciales. Constituido principalmente por medios tiempos, Andrew usa alternativamente el piano y la guitarra acústica para componer y sustentar la mayoría de los temas, pero recurre a guitarras eléctricas, a coros femeninos, a baterías contundentes y puntualmente a una sección de cuerda para enriquecerlos, logrando así una mayor diferenciación entre las once canciones que conforman el disco.

A pesar de lo cual se trata de un álbum bastante homogéneo, con escaso margen para la experimentación, nula innovación y que lo fía a todo al talento creativo e interpretativo de su autor. Así que cuando transita por los terrenos que mejor domina, el soul de barniz pop, resultado es agradable y puntualmente emocionante; cuando no, resulta un tanto irrelevante aunque en todo momento armonioso. Por ejemplo, el sencillo de presentación y segundo corte del álbum, ("Something beautiful") se enmarca perfectamente en esta segunda categoría: correcto, agradable, bien producido e interpretado pero un poco "blandito". En cambio el segundo sencillo y tema que abre el disco,("Real again"), aunque con estilo y temática similares, se acerca más a la primera categoría, gracias a detalles como unos sintetizadores más frescos, una percusión más original y sobre todo una atmósfera con más nervio y expresividad.

Por lo cual prefiero dejar de lado los momentos correctos pero más prescindibles, menos elaborados e incluso cursis ("Overcome", "Because you", "Slow water", "All roads lead black") y reseñar aquellos más entonados. A saber: "Without you", el quinto corte, con una progresión armónica principal sostenida por una guitarra acústica que recuerda a la del mítico "Wanderwall" de Oasis, y que desemboca en un enérgico colchón de guitarras eléctricas en el estribillo, dando lugar a los pasajes más rockeros del álbum; "Love wins" y sus estrofas desgarradoras (lástima que el estribillo baje un poco el listón); "Wouldn't change a thing", toda una mirada atrás sobre lo vivido que resulta convincente gracias a su lograda progresión armónica y al estribillo formidablemente interpretado por Roachford; ; "Ebony", con su inquietante progresión armónica en las estrofas, su voz distorsionada, su contundencia a partir de la segunda estrofa; Y en especial "as she walks", perfectamente elegida como el tema que cierra el álbum, una balada coronada con una melodía sencilla y sin embargo la más emocionante del álbum, en la que Andrew da una lección magistral de cómo cantar y cómo escribir una letra que capture los sentimientos a partir de algo tan sencillo como una mujer a la que observa caminar.

Es un álbum conciso (41 minutos en total), que nos descubre a un artista que ha aprendido mucho de las relaciones sentimentales, que sabe cómo arrimar el soul al pop y al rock, y que aún cree lo suficiente en la magia de la música como para seguir regalándonos buenas canciones. No es el álbum del año, ni influirá decisivamente en ningún otro artista, ni siquiera el mejor de su carrera. Pero da rabia ver cómo un músico con tantas cualidades es ninguneado no ya por la industria, sino por la propia crítica musical, que encumbra a otros creadores mucho más mediocres y con menos talento interpretativo. Esperemos que esta reseña positiva contribuya a hacerle un poco de justicia al bueno de Andrew.

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