El reciente debut en formato álbum de los escoceses Chvrches ha sido saludado por la crítica internacional como uno de los más relevantes del año que está a punto de acabar. Su synthpop de corte un tanto artesanal y no siempre vinculado a las pistas de baile se ha percibido como una propuesta no sólo diferente, sino también de calidad. De hecho, en la siempre elocuente Metacritic, que compila decenas de revisiones, ha recibido una puntuación de 81 sobre 100, una de las más altas de los últimos tiempos. Así que, aunque ya conocía alguno de los sencillos con los que habían anticipado este disco y no me habían parecido tan excepcionales, estaba expectante por escucharlo. Ahora, después de no menos de 20 escuchas, mantengo la misma impresión: correctos y agradables, pero no más.
El caso es que se trata de un álbum con poco espacio para la improvisación, en el cual todos los temas están trabajados al mismo nivel, y al que la estridente voz de Lauren Mayberry le da un toque de personalidad. Pero a mi modo de ver lo que le falla es que no tiene canciones de auténtico nivel. Todos sabemos que en la mayoría de los discos hay tres o cuatro temas "estrella", que destacan y sirven de cebo para el resto. E incluso aunque luego una parte de ese resto sea claramente inferior, el álbum puede ser aceptablemente satisfactorio. Pero en "The bones of what you believe" apenas hay momentos que destaquen entre sus catorce temas. Aunque prácticamente a ningún tema se le pueda poner un pero, aunque haya detalles originales, aunque haya revisión con respeto de hallazgos de artistas clásicos del techno-pop, pasadas unas cuantas semanas prácticamente nada del álbum perdura.
Quizá conscientes de este hecho, el álbum recurre a la habitual estrategia de situar la mayoría de los sencillos al principio, en un intento por ganarse desde el comienzo al oyente. Así, "The mother we share", primer sencillo su carrera, es el tema que lo abre y toda una declaración de intenciones de la banda: medio tiempo, abundancia de sintetizadores de los ochenta y noventa, una letra relativamente original, unos arreglos que separan claramente cada una de las partes... todo bien encaminado, pero no llega a ser un gran tema. A la más rápida "We sink" le sucede prácticamente lo mismo, quizá con un estribillo un poquito más recordable pero que no está muy bien enlazado con el resto del tema. "Gun", tercer corte y segundo sencillo, repite como medio tiempo, y es quizá su tema más claro, con su bonita melodía a lo largo de las estrofas y su bajo sintetizado en estéreo por los dos canales, aunque desgraciadamente el estribillo está a un nivel inferior que el resto.
"Tether" juega con los cambios de ritmo, pero vuelve a ser un tema sin gancho, siendo lo más destacable el solo de teclado en el tramo final, que recuerda a los que introdujo Vince Clarke hace 30 años en varios temas de Yazoo. "Lies", último sencillo extraído y junto a "Gun" el único algo más contagioso, recuerda poderosamente al "Are friends electric" de Gary Numan por su omnipresente teclado, que marca toda la progresión armónica. "Under the tide", uno de los temas más rápidos del álbum, está interpretada por Martin Doherty, una interpretación que para seguir con la tónica general es correcta pero sin magia. "Recover" fue el segundo sencillo de su carrera, y propone como principal argumento una entrada al estribillo chirriante y sin embargo melódica; lástima que el estribillo sea tan entrecortado.
"Night sky" es otro tema correcto pero sin gancho, afeado además por una percusión realmente añeja. "Science/Visions", a pesar de contar con una interpretación vocal completa, es más un tema atmosférico que pop: nuevamente parece que va a ser un trallazo, pero conforme avanza el minutaje las ideas se estancan y no acaba de entusiasmar. "Lungs" se acerca al R&B auto-tuneado que tanto tirón comercial tiene en los últimos años al otro lado del Atlántico, pero ni la voz de Lauren es la correcta para este tipo de ritmos, ni se les nota cómodos. "By the throat" es quizá el tema que más me llama la atención, y podría pasar por un tema lento del debut de LaRoux, aunque le sobran todos los coros. Y "You caught the light", el tema que cierra el disco en la edición estándar, juega a ser una composición instrumental con un sonido totalmente ochentero, aunque acaba teniendo una interpretación vocal completa (y excesivamente larga) a cargo de Martin.
Y claro, en un álbum sin grandes defectos, los dos temas adicionales de la edición iTunes no desentonan del resto: "Strong hands" es el que curiosamente contiene la frase que da título al álbum, y juega a sorprender (más bien a intentar enganchar) al melómano con un doble estribillo contundente. Y "Broken bones" me parece un tema ligeramente superior a muchos de los ya reseñados, puesto que va creciendo gradualmente sobre un bajo sintetizado, aunque nuevamente cuando están todas las cartas sobre el tablero se queda un poco a medio camino.
Reseñados uno a uno, puede parecer que estamos ante un mal álbum. En absoluto: en este mismo blog he reseñado últimamente álbumes peores (Delphic, Terranova...). Y de hecho, vistos los sencillos seleccionados, casi cualquier tema del disco podría seguir el mismo camino. Lo que sucede es que un montón de temas correctos hacen un álbum solamente correcto: ni compositivamente han dado en la diana, ni instrumentalmente aportan nada que no hayamos escuchado ya antes, ni técnicamente tienen nada de excepcional (ni vocalment,e ni en las percusiones y teclados). Habrá no obstante que seguirles de cerca, porque puede que den un salto y se conviertan en una gran banda, pero para ello necesitan urgentemente que les llegue cuanto antes un extra de inspiración.
Un aficionado a la música pop-rock contemporánea que no se resigna a que creer que ya no se publica música de calidad.
martes, 31 de diciembre de 2013
domingo, 22 de diciembre de 2013
The Hunger Games. Catching Fire Soundtrack (2013)
No suelo estar muy interesado en las bandas sonoras cinematrográficas: las que corresponden a películas musicales suelen primar la cohesión argumental y la accesibilidad por encima de la calidad; y las que corresponden al resto de géneros suelen consistir en un batiburrillo más o menos afortunado, con poco espacio para la sorpresa y como mucho uno o dos temas originales escritos específicamente para la ocasión. Pero las bandas sonoras de la saga "The Hunger Games" ("Los juegos del hambre", en español) constituyen una reconfortante excepción. Ya lo supuso la primera entrega hará cerca de dos años, razonablemente cohesionada en torno al country contemporáneo y que, gracias a la aportación de la insustancial Taylor Swift fue un éxito de ventas a nivel mundial. Pero mucho más lo ha sido la segunda entrega, este "Catching Fire" que ha ampliado el abanico estilístico y lo ha convertido en una especie de compendio de algunos de los artistas más interesantes de pop, folk e incluso electrónica que están actualmente en activo, y que colaboran con temas escritos explícitamente para esta banda sonora. Lo que hasta cierto punto es otro nivel de coherencia.
Comenzando por los británicos Coldplay, que abren el álbum con "Atlas", su primer tema nuevo en años. Un tema lento, expansivo, correcto, pero que a mi modo de ver les reafirma una vez más como una de las bandas más sobrevaloradas del panorama musical. Le sigue "Silhouettes", la confirmación de que los islandeses Of Monster and Men no son flor de un día: siguen con su personal estilo, a medio camino entre el pop intimista y el folk con toques fantásticos, y entregan un tema precioso, con un estribillo emocionante. Le sigue la hasta ahora poco conocida cantante y compositora Sia, una australiana con voz y estilo personales que aquí entrega la excelente "Elastic heart", una buena composición realzada por el sello personal de Diplo en la instrumentación y la colaboración del canadiense The Weeknd con su maravillosa voz. Y para seguir con los nombres estelares del panorama actual, los estadounidenses The National proporcionan con "Lean" el cuarto corte del álbum. Me siguen pareciendo unos artistas de una naturalidad y una acústica artificiales, reforzada por la "descuidada" dicción de su lider, Matt Berninger, y lo único realmente llamativo es en mi opinión el complejo ritmo que lleva la batería durante todo el tema.
La primera concesión al público masivo llega con el quinto corte ("We remain"), interpretado por una Christina Aguilera lejos ya de su insustancial periodo de gloria y que se refleja incluso en una voz más grave y de menores registros. Se trata no obstante de una balada suficientemente alejada de lo convencional y centrada en la temática de la película, y por lo tanto aguanta la escucha tras sus cuatro predecesores. Es sólo un punto de inflexión, pues en el sexto corte repite The Weeknd, con "Devil may cry", uno de los mejores temas de su corta carrera: un tema lúgubre, con un excelente equilibrio instrumental entre clasicismo y contemporaneidad y una fantástica interpretación vocal de quien en mi opinión es la mejor voz que ha surgido en lo que llevamos de década, Abel Tesfaye. Le sigue "Who we are", la aportación de los omnipresentes Imagine Dragons, a quienes ya reseñé en este mismo blog el año pasado por ser una de las bandas más interesantes que ha surgido últimamente. Y que sin ser un tema del nivel de "Monster", su otra aportación a bandas sonoras esta temporada (en concreto a "Infinity Blade III"), sí que resulta lo suficientemente diferente y personal como para resultar interesante.
La sensación comercial del momento, la neozelandesa Lorde, demuestra en su espantosa interpretación del clásico "Everybody wants to rulle the world" de Tears For Fears que posiblemente se la esté sobrevalorando a nivel mundial, o que al menos carece de la inteligencia para llevar una versión a su terreno sin destrozarla. "Gale song", de la banda folk-rock estadounidense The Lumineers, hubiera encajado en la primera entrega de la saga, pero aquí está fuera de lugar, y junto con el tema de Lorde pueden saltarse tranquilamente. "Mirror", décimo corte, es la aportación de la británica Ellie Goulding, quien ha arrasado a nivel de ventas con su segundo álbum, respetando su personalidad y una brillante producción de sus canciones, pero vanalizándolas un tanto a la hora de hacerlas más accesibles para el gran público, que es justo lo que le sucede aquí. Y la inclusión de Patti Smith en el siguiente corte obedece más a la intención de incluir a un icono del rock como ella que a su escasa capacidad creativa actual, como lo demuestra "Capitol letter", su más que cuestionable aportación.
La inclasificable Santigold, que podría ser una estrella negra a la altura de Beyoncé o Alicia Keys en un mundo ideal, nos ofrece con "Shooting arrows at the sky" un tema que se queda a medio camino de la excelencia: estupendo arpegio de guitarras, brillantes estrofas creadas a partir de él, un discutible estribillo y una preocupante falta de creatividad para enriquecerlo con alguna otra parte. Mikky Ekko, el compositor de pop clásico que ha tenido un éxito este año a dúo con Rihanna con "Stay", nos ofrece con "Place for us" un tema convencional, atemporal, sin chispa alguna, cuarto candidato a pulsar el forward. Afortunadamente, los neoyorkinos Phantogram insisten con "Lights" en su trip-hop con matices americanos y toques tenebrosos, logrando un tema más que digno. Y el tantas veces meloso Antony Hegarty, líder de Antony and the Johnsons, remata la banda sonora con "Angel on Fire", un tema lento (era inevitable), pero más oscuro que de costumbre y más contenido en lo que a toques sensibleros se refiere, por lo que será difícil que irrite a sus detractores.
En resumen, quince temas originales que incluyen a siete u ocho de los nombres más importantes a nivel creativo actualmente, y nada menos que diez temas de un nivel medio cuando menos interesante. Argumentos que hacen de ésta una de las mejores bandas sonoras de los últimos años. Esperemos que cunda el ejemplo y se siga apostando por la creatividad y los temas nuevos, en lugar de que por bandas sonoras estilo Kiss FM (dicho sea con respeto, por supuesto). La música (y el cine) lo necesitan.
Comenzando por los británicos Coldplay, que abren el álbum con "Atlas", su primer tema nuevo en años. Un tema lento, expansivo, correcto, pero que a mi modo de ver les reafirma una vez más como una de las bandas más sobrevaloradas del panorama musical. Le sigue "Silhouettes", la confirmación de que los islandeses Of Monster and Men no son flor de un día: siguen con su personal estilo, a medio camino entre el pop intimista y el folk con toques fantásticos, y entregan un tema precioso, con un estribillo emocionante. Le sigue la hasta ahora poco conocida cantante y compositora Sia, una australiana con voz y estilo personales que aquí entrega la excelente "Elastic heart", una buena composición realzada por el sello personal de Diplo en la instrumentación y la colaboración del canadiense The Weeknd con su maravillosa voz. Y para seguir con los nombres estelares del panorama actual, los estadounidenses The National proporcionan con "Lean" el cuarto corte del álbum. Me siguen pareciendo unos artistas de una naturalidad y una acústica artificiales, reforzada por la "descuidada" dicción de su lider, Matt Berninger, y lo único realmente llamativo es en mi opinión el complejo ritmo que lleva la batería durante todo el tema.
La primera concesión al público masivo llega con el quinto corte ("We remain"), interpretado por una Christina Aguilera lejos ya de su insustancial periodo de gloria y que se refleja incluso en una voz más grave y de menores registros. Se trata no obstante de una balada suficientemente alejada de lo convencional y centrada en la temática de la película, y por lo tanto aguanta la escucha tras sus cuatro predecesores. Es sólo un punto de inflexión, pues en el sexto corte repite The Weeknd, con "Devil may cry", uno de los mejores temas de su corta carrera: un tema lúgubre, con un excelente equilibrio instrumental entre clasicismo y contemporaneidad y una fantástica interpretación vocal de quien en mi opinión es la mejor voz que ha surgido en lo que llevamos de década, Abel Tesfaye. Le sigue "Who we are", la aportación de los omnipresentes Imagine Dragons, a quienes ya reseñé en este mismo blog el año pasado por ser una de las bandas más interesantes que ha surgido últimamente. Y que sin ser un tema del nivel de "Monster", su otra aportación a bandas sonoras esta temporada (en concreto a "Infinity Blade III"), sí que resulta lo suficientemente diferente y personal como para resultar interesante.
La sensación comercial del momento, la neozelandesa Lorde, demuestra en su espantosa interpretación del clásico "Everybody wants to rulle the world" de Tears For Fears que posiblemente se la esté sobrevalorando a nivel mundial, o que al menos carece de la inteligencia para llevar una versión a su terreno sin destrozarla. "Gale song", de la banda folk-rock estadounidense The Lumineers, hubiera encajado en la primera entrega de la saga, pero aquí está fuera de lugar, y junto con el tema de Lorde pueden saltarse tranquilamente. "Mirror", décimo corte, es la aportación de la británica Ellie Goulding, quien ha arrasado a nivel de ventas con su segundo álbum, respetando su personalidad y una brillante producción de sus canciones, pero vanalizándolas un tanto a la hora de hacerlas más accesibles para el gran público, que es justo lo que le sucede aquí. Y la inclusión de Patti Smith en el siguiente corte obedece más a la intención de incluir a un icono del rock como ella que a su escasa capacidad creativa actual, como lo demuestra "Capitol letter", su más que cuestionable aportación.
La inclasificable Santigold, que podría ser una estrella negra a la altura de Beyoncé o Alicia Keys en un mundo ideal, nos ofrece con "Shooting arrows at the sky" un tema que se queda a medio camino de la excelencia: estupendo arpegio de guitarras, brillantes estrofas creadas a partir de él, un discutible estribillo y una preocupante falta de creatividad para enriquecerlo con alguna otra parte. Mikky Ekko, el compositor de pop clásico que ha tenido un éxito este año a dúo con Rihanna con "Stay", nos ofrece con "Place for us" un tema convencional, atemporal, sin chispa alguna, cuarto candidato a pulsar el forward. Afortunadamente, los neoyorkinos Phantogram insisten con "Lights" en su trip-hop con matices americanos y toques tenebrosos, logrando un tema más que digno. Y el tantas veces meloso Antony Hegarty, líder de Antony and the Johnsons, remata la banda sonora con "Angel on Fire", un tema lento (era inevitable), pero más oscuro que de costumbre y más contenido en lo que a toques sensibleros se refiere, por lo que será difícil que irrite a sus detractores.
En resumen, quince temas originales que incluyen a siete u ocho de los nombres más importantes a nivel creativo actualmente, y nada menos que diez temas de un nivel medio cuando menos interesante. Argumentos que hacen de ésta una de las mejores bandas sonoras de los últimos años. Esperemos que cunda el ejemplo y se siga apostando por la creatividad y los temas nuevos, en lugar de que por bandas sonoras estilo Kiss FM (dicho sea con respeto, por supuesto). La música (y el cine) lo necesitan.
Etiquetas:
banda sonora,
Catching Fire Soundtrack,
crítica,
los juegos del hambre,
opinión,
reseña,
soundtrack,
The Hunger Games
Suscribirse a:
Entradas (Atom)