Un aficionado a la música pop-rock contemporánea que no se resigna a que creer que ya no se publica música de calidad.
martes, 8 de mayo de 2012
Florence + The Machine: Ceremonials (2011)
He dejado para la última reseña de los álbumes publicados el pasado 2011 el que para mí es, sin duda, el mejor de cuantos se han publicado: el segundo disco de la banda británica liderada por Florence Welch. El tan siempre temido segundo álbum ha resultado en este caso una gratísima confirmación: no sólo han sido capaces de mantener el nivel de su excepcional Lungs de 2009, sino que además lo han hecho siendo fieles a sí mismos, y todo ello sin repetir la fórmula. Y con un aliciente más: un notable éxito comercial en los países que marcan las pautas (Reino Unido, E.E.U.U., Australia...). Lástima que España siga tan anclada en propuestas de riesgo nulo, el gran público se pierde joyas como ésta, plenas de calidad y talento.
Para este álbum Florence ha vuelto a contar con el productor de moda, el ubicuo Paul Epworth, que además coescribe junto a ella buena parte de los temas. Una vez más su acierto ha sido respetar ese originalísimo pop barroco realzado por la poderosa voz de Florence y el omnipresente arpa que les caracteriza, pero ahondando en terrenos que no habían sido explorados en el primer álbum y logrando por tanto que cada tema sea una composición personalísima, en nada semejante al resto. Casi nada.
El álbum se anticipó con un sencillo difícil pero de enorme calidad: "Whatever the water gave me", quizá el tema más rock que ha publicado nunca la banda, sin la necesidad de recurrir a ningún estruendo para acercarse a tal género, sólo una atmósfera cargada de estática y un estribillo memorable. Si bien el tema estrella a nivel comercial fue, como cabía esperar, el segundo sencillo, "Shake it out", un tema lento (que no balada) con una excepcional progresión armónica en las estrofas y un estribillo etéreo realzado por unos poderosos coros. El resto de los sencillos son también de gran nivel: "Never let me go" es, ahora sí, una balada con piano y estribillo emotivo, pero con unos arreglos oníricos y una estupenda interpretación de Florence. Y "No light, no light" es un tema relativamente rápido y enérgico realzado por un órgano de sonido eclesiástico y una percusión impactante.
Pero es que en el disco hay mucho más: se abre con el onírico y orquestal "Only if for a night", hacia la mitad podemos encontrar un tema claramente soul que recuerda a la época americana de Eurythmics y sin embargo suena a ellos mismos ("Lover to lover"), y en el tramo final nos podemos deleitar con "Heartlines", con su ambientación medieval y su revitalizador estribillo, "Spectrum", el tema más rápido del disco y el que más puede recordar a Kate Bush (aunque con una voz muy superior), el cálido y poppy "All this and heaven too", e incluso se permiten cerrar el disco con el desasosegante y de ritmo ligeramente sincopado "Leave my body", un tema de autoafirmación pleno de fuerza y con otro estribillo excelente realizado por unos coros a contrapunto realmente apoteósicos. Tan seguros están de sus composiciones que según el programa o evento en el que actúen optan por unos temas u otros, como he pretendido mostrar con los enlaces seleccionados en cada tema.
Puestos a sacar defectos, es cierto que hay un par de temas algo más flojos ("Breaking down", "Seven devils"), que Florence a veces abusa subiendo y bajando por la escala pentatónica en intervalos muy cortos, que a veces la superposición de percusión y batería no es del todo lograda, que el álbum exige atención plena del oyente para su total disfrute... Pero en realidad son detalles mínimos frente al derroche creativo y la originalidad de que hacen gala. Está claro que ahora mismo son los dueños del pop atemporal creado en el siglo XXI. Esperemos que les dure la inspiración.
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