Si la entrada anterior la dediqué a uno de los álbumes más minoritarios que he reseñado jamás, con la presente entrada sucede justo lo contrario: está consagrada a uno de los discos de más éxito de las últimas temporadas. Se trata de "BITE ME", el segundo álbum de la estadounidense Reneé Rapp. Quien ya apareció hace un par de temporadas por aquí, gracias a "Talk Too Much", uno de los sencillos estrella de su álbum de debut ("Snow Angel", 2023), y que formó parte de mi lista de otras 20 canciones internacionales recomendables de 2023. Si bien por aquel entonces no me decidí a reseñar el álbum que lo contenía, pues aunque me pareció un disco interesante para una artista de debut, con mucha personalidad y grandes dotes vocales, lo encontré un tanto irregular. Pero dos años después aquí estoy reseñando su continuación, que en mi opinión sí que canaliza todas las virtudes que ya se le adivinaban a la artista de Carolina del Norte.
No obstante, debo empezar aclarando que se trata de una creación de su tiempo, con todo lo que ello supone. Por lo cual ofrece canciones radiables, de corta duración, adaptables a cualquier medio de reproducción y sin apenas espacio para pasajes instrumentales. E incide en el empoderamiento femenino como uno de sus mensajes principales, aunque integrado dentro de un discurso más amplio. Afortunadamente, Rapp renuncia a acercarse al género de igual pronunciación, y también se olvida por completo del R&B tan manido en su país o de las influencias latinas, y no abusa de las baladas caramelizadas. Demostrando que puede sonarse actual y alcanzar el éxito comercial sin adentrarse en esos pantanosos terrenos. Además, fiel a su vocación comercial, el álbum arranca con sus tres sencillos extraídos ubicados como los tres primeros cortes, incluso en el mismo orden de publicación. De manera que quien se acerque al álbum solamente por esa terna de canciones (seguramente personas que apenas consumen otro formato que los sencillos sueltos), las encuentre y disfrute sin tener que buscarlas. Aunque, como imaginan, "BITE ME" encierra mucho más.
"Leave Me Alone", el primer sencillo en anticipar el disco, acarrea la misión de adentrarnos en estas doce canciones. Y lo hace con nota: un trallazo de pop-rock con estrofas sostenidas sobre un riff de guitarra que Rapp aprovecha para lanzar el mensaje machacón que le da título, un estribillo brillante y al mismo tiempo coreable, y una letra que combina irreverencia y las presiones de su discográfica con un guiño a la ya olvidada Joan Jett. "Mad" es otro momento notable que abunda en esa línea rockera a lo Alanis Morissette (sobre todo en su comienzo y estrofas, porque un estribillo de tanta amplitud tonal excede las cualidades interpretativas de la canadiense). A pesar de esos toques rockeros, la producción de Omer Fedi y Carter Lang logra espacio para introducir un ritmo programado y un bajo a lo Flea de los Red Hot Chili Peppers, dos aciertos indudables. Y otra letra provocativa termina de conferir el sello de la estadounidense a la composición. "Why Is She Still Here?" baja el tempo, pero no es una balada al uso, sino un tema lento propio de un local de jazz a altas horas de la noche. En el que Rapp exhibe sus tremendas cualidades vocales sobre una progresión armónica que nunca cambia, pero que gracias a cómo la sencilla guitarra de su comienzo se termina convirtiendo en la apoteosis sonora de sus estribillos, y a su corta duración, se le disculpa esa limitación. "Sometimes" acarrea la responsabilidad de dar comienzo a la "parte por descubrir del disco". Y también sale airosa gracias a una balada en absoluto melosa, en la que Rapp habla de una ruptura sentimental sobre unos arreglos oscuros que mezclan instrumentos clásicos y algunos detalles electrónicos, y que cautiva gracias a un excelente estribillo y una no menos destacable parte nueva.
"Kiss It Kiss It" puede recordar en sus estrofas a los momentos más pop de la primera época de Garbage, pero deriva en su estribillo a un pop luminoso cimentado a partes iguales sobre guitarras y teclados. Y gracias a otra excelente interpretación y a una parte nueva que mira por el retrovisor a los años ochenta, nos ofrece otro tema que en nada desmerece a los anteriores. "Good Girl" es si cabe más ochentera, con esa guitarra en primer plano que a mí me recuerda a la de "Bette Davis' Eyes" de Kim Carnes. Aunque la composición que se desarrolla a continuación es mucho más gentil, con un saludable contraste entre sus lóbregas estrofas y su refulgente estribillo (acorde con una letra esta vez menos provocativa, pues la estadounidense se muestra vulnerable frente a la mujer que desea). "I Can't Have You Anymore" es la segunda balada de "BITE ME", y quizá la más floja de todas. Sin ser en absoluto una mala canción, el hecho de que el arpegio de la guitarra y la melodía de las estrofas coincida le resta un punto de interés, e instrumentalmente es el tema que menos crece, siendo su parte nueva lo más relevante de su desarrollo. Por fortuna justo después emerge "Shy", que para mí es sin duda el mejor tema del disco: pese a la premura con la que entran las estrofas, ya desde su comienzo puede apreciarse lo infecciosa de su guitarra. Su puente es de nuevo puro Alanis Morissette, y su estribillo de notas largas e interpretación punzante, una bofetada a lo que tantas solistas femeninas de éxito comercial, de Sabrina Carpenter a Tate McRae, ofrecen. La sensualidad que le permite desplegar la composición y la letra a Rapp, realazada en sus interpretaciones en directo, es otro de sus puntos fuertes. Y su parte nueva prácticamente declamada, de cadencia contagiosa, juega a ser el equivalente femenino a lo que haría Anthony Kiedis con un tema así.
El estilo ochentero de "At Least I'm Hot" me recuerda al que habitualmente ofrece la británica Laurel (por ejemplo en "45 Degrees"), aunque aquí la carga erótica es mucho mayor (algo por otra parte llamativo, pues como mujeres que recurren a la sensualidad en su puesta en escena parece que el tipazo y los rasgos finos de Laurel la ayudarían en este sentido frente a la cara redonda y a las redondeces de una Rapp a la que en redes sociales se le sigue achacando estar demasiado rellenita para ir de sex-symbol). Pero la producción de Towa Bird, que acompaña en esta canción a Fedi, potencia sabiamente la componente funky de la composición, al tiempo que le añade una parte nueva en la que Rapp casi habla para recalcarnos lo "mala" y lo "caliente" que es, y ambos logros elevan el resultado final. "I Think I Like You Better When You're Gone" es una nueva balada, de mucha amplitud tonal y gran riqueza en su melodía, pues la de la segunda estrofa nada tiene que ver con la de la primera. Su estribillo de mensaje un tanto contradictorio, y ciertos detalles jazzísticos (incluso en los acordes utilizados para rematarla en directo), la convierten en un pasaje interesante, aunque alejado de los mejores momentos del disco. El penúltimo corte, "That's So Funny", incide de manera peligrosa en su tempo bajo, dando la impresión de que es el corte que va a cerrar "BITE ME". Se trata de una balada agradable, de atmósfera cinematográfica y duración contenida, en la que lo más reseñable con diferencia es la impresionante interpretación de Rapp, desde sus estrofas intimistas de notas altas casi susurradas, hasta una repetición final del estribillo en la que sobrecoge con la potencia de su chorro de voz. Eso sí, en mi opinión debería haber sido colocada como último corte, porque tras él surge de forma no muy fluida "You'd Like That Wouldn't You", uno de los momentos más intensamente guitarreros del disco, rebosante de una energía que recordará a la de su compatriota Olivia Rodrigo, y que habría funcionado mucho mejor como penúltimo corte para oxigenar el tramo final. Una letra provocativa más ("I Bet You'd Probably Touch Yourself At Night Thinking I'm Thinking Of You"), y otra disfrutable parte nueva perfectamente entroncada sostienen el paso del minutaje hasta su abrupto final.
Tras sucesivas escuchas de "BITE ME" queda claro que lo que cohesiona sus doce canciones no es su estilo sino el poderoso mensaje de la norteamericana, que consigue colar sus provocaciones sexys y sus mensajes explícitos en un conjunto de temas que la obligan a mostrar su versatilidad interpretativa. Quizá por eso el disco esté funcionando comercialmente mejor como un todo (hace unos días ha alcanzado el número uno en el Reino Unido y el cuatro en las listas de su país) que como una colección de sencillos (ninguno de los tres extraídos se ha colocado en el Top 40 de ambos países, aunque está por ver qué sucedería si extrajeran "Shy" como cuarto sencillo). En todo caso, Rapp da un giro al erotisimo en el show business y con su imagen de depredadora sexual arropada por un puñado de grandes canciones que le permiten explotarla al mismo tiempo que sus cualidades vocales, se está convirtiendo en la sorpresa temporada. No será un disco que marque una época, pero sí que está marcando un hito al demostrar que propuestas en apariencia menos comerciales pueden competir con la música de digestión fácil de las vocalistas femeninas que están triunfando comercialmente en los últimos años. Así que me congratulo por ello, y espero que el éxito masivo que ya está alcanzando no pervierta esa irreverencia que es su seña de identidad, y nos ofrezca una carrera larga y exitosa a nivel creativo y comercial. Mimbres para ello tiene.

 
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