domingo, 28 de abril de 2024

Sleater-Kinney - "Little Rope" (2024)

Quienes sigan desde hace tiempo este blog tal vez se pregunten al ver esta entrada: ¿pero qué hacen aquí una de las bandas de cabecera del movimiento riot grrrl? ¿Acaso ahora el movimiento punk feminista está de moda, tras casi un cuarto de siglo XXI? Y es que soy consciente de que reseñar aquí la última entrega de Corin Tucker, su principal vocalista, y Carrie Brownstein puede resultar controvertida, pero de lo primero que en este 2024 que sólo ahora empieza a arrancar musicalmente hablando me llamó la atención fue este "Little Rope", su undécimo álbum. Pero es que estas ya cincuentonas de Washington han ido paso a paso expandiendo con el paso de los años su sencilla aunque efectiva propuesta inicial sin perder la esencia de su sonido. Y si a ello le sumamos una solvencia como cantantes e instrumentistas que ya demostraron desde sus orígenes, y que han ido puliendo a lo largo de décadas sobre los escenarios, tal vez entendamos el porqué de su presencia aquí. Porque lo que "Little Rope" ofrece va mucho más allá de la inmediatez punk de sonido un tanto personal aunque un tanto simplón de "A New Wave" (2015) o "Jumpers" (2005), por mencionar dos de sus temas más conocidos. En los treinta y cuatro minutos de "Little Rope" hay espacio para el punk y el rock, por supuesto, pero también para aproximaciones al pop, a los sonidos más elaborados, o incluso para pasajes que podrían ser aptos para una pista de baile de un festival indie. Y siempre partiendo de unas composiciones plenas de inspiración. Que ponen de manifiesto una madurez y un control sobre su propuesta musical envidiables, y que las ha hecho merecedoras por primera vez de un espacio propio en este humilde blog.

El disco lo abre "Hell", que fue también el sencillo que lo anticipó el pasado mes de Octubre. Un tema que refleja a la perfección el punto en que se encuentra ahora el dúo: ese comienzo y esa atmósfera intimista de las estrofas, con protagonismo especial para los teclados, expande su sonido y a la vez juega al despiste, pues de repente surge un estribillo que es todo un subidón de energía. Su elaborada parte nueva instrumental demuestra el trabajo que atesora la composición. Y la tercera estrofa ya sí es todo un derroche de guitarras distorsionadas. Únicamente la mezcla del álbum es un tanto cuestionable, pues las estrofas están grabadas a un volumen tan bajo que es inevitable tener que bajar el volumen de nuestro reproductor cuando entra el estribillo. Le sigue "Needlessly Wild", un tema más reconocible en el estilo de la banda, puro punk-rock, cantado esta vez por Brownstein. A sus rápidos guitarreos le sientan muy bien los contrapuntos distorsionados que introduce Tucker. Aunque lo mejor es que, tras el segundo estribillo, despliegan toda su rabia con la voz distorsionada y los dos canales saturados de un ruidismo perfectamente empastado, rematados en una breve pero brillante coda final. A continuación nos encontramos con "Say It Like You Mean It", segundo sencillo y uno de los mejores momentos del álbum: un tema de pop elegante e intemporal, envolvente desde su sedoso comienzo con nada menos que dos de los miembros de acompañamiento de la banda creando esa base con sintetizadores varios, y presidido por un sorprendentemente sinfónico estribillo, de los mejores que han entregado nunca. En la parte nueva Brownstein apenas tiempo de introducir unos fraseos guitarreros de distorsión antes de que Tucker dé una clase magistral de cómo añadirle energía a la melodía vocal del estribillo cambiando las notas pero sin salirse en ningún momento de la tonalidad.

Lo llamativo de "Little Rope" es que tras este difícilmente superable comienzo el esperable bajón nunca llega. "Hunt You Down", nuevamente con Brownstein llevando la voz cantante, es otro momento de rock intemporal que engancha desde el primer compás gracias a ese arpegio de bajo sintetizado sobre el que van añadiendo el resto de instrumentos. El cambio de tonalidad a partir del segundo estribillo es otro detalle que ensalza lo brillante de la composición. Y la rabia de la guitarra distorsionada que preside la parte instrumental, un disfrutable pasaje marca de la casa. "Small Finds" es como si las Elastica de 1994 hubieran viajado treinta años al futuro en sus estrofas llenas de groove, si bien en el estribillo la voz de Tucker y el punteo de la guitarra de Brownstein nos recuerda que en realidad estamos escuchando a las estadounidenses y no a las británicas. La original melodía que antecede al segundo estribillo es un nuevo detalle para valorar la composición. Y la parte que comienza con "One more time for us to ride...", el inicio de una larga y brillante coda final. "Don't Feel Right", con su sintético comienzo y su guitarra festiva, podría parecer ese tema menor que debería surgir en cualquier momento, pero tras el intervalo guitarrero entre las dos mitades de su estrofa ya se intuye que el tema va a dar algo más de sí que un mero divertimento, y en efecto, su estribillo de notas altas es tan singular como brillante. Quizá por eso lo repiten al final subiendo un tono, un recurso tan poco frecuente estos días como efectivo, y que antecede ese singular final entre instrumental y espacial. Pero es que "Six Mistakes" es aún mejor: puro punk-pop construido sobre un efectivo riff de bajo, de rabiosas estrofas y distorsionados pasajes instrumentales, entre los emerge un majestuoso estribillo. Y que se reserva la sorpresa de una de las pocas partes nuevas con melodía independiente, todo un milagro cómo aguanta la voz de Tucker entre tan chirriantes instrumentos.

El último tercio del disco mantiene el tipo con inteligencia, evitando la repetición de la fórmula. Algo evidente desde que comienza "Crusader", esta vez sobre unos originales arpegios de guitarra que cambian distorsión cruda por un sonido afilado. Y que tras unas estrofas más propias de un tema experimental desemboca en un estribillo de ritmo cuaternario muy definido, y cadencia melódica orientada a la pista de baile, muy en la línea de los Mating Ritual. El solo de guitarra del intervalo instrumental parece por momentos que va a cortar un tanto el ritmo, pero en seguida el arreglo lo engancha con el resto del tema, y todos volvemos a mover el esqueleto con las repeticiones finales del estribillo. "Dress Yourself", aparte de su cruda letra, es el tema más electrónico del conjunto, con esa batería digital que cimenta intervalos instrumentales y estrofas, los teclados que las armonizan, y el escaso protagonismo de las guitarras, dedicadas a poco más que marcar los acordes. Hasta que a partir del minuto dos retoman su sonido más reconocible con un breve pasaje de distorsión que desemboca en un final presidido por un piano y teclados varios. Todo un ejercicio de estilo a estas alturas de su carrera del que salen reforzadas. Pero lo mejor en mi opinión de este "Little Rope" es el tema que lo cierra: "Untidy Creature", recientemente escogido como tercer sencillo, es un medio tiempo de una contundencia espectacular desde su primer compás, tanto que sorprende que no se trate de una versión de un clásico del rock de los noventa. Las correctas estrofas suavizan un poco esa crudeza, pero su desgarrador estribillo, con una formidable interpretación vocal de Tucker, pone los pelos de punta. Y el contraste con ese segundo estribillo solamente con voz y piano que introducen cerca del final demuestra que melodía y distorsión no es tan reñidas si se dispone del talento suficiente. Un colofón fantástico a un álbum sin apenas defectos.

Porque lo que han conseguido Tucker y Brownstein tras treinta años de carrera es un inusual equilibrio entre personalidad y madurez, sin indicios de acomodamiento, y con ganas de crear obras aptas para otro tipo de público mucho más amplio que el de sus comienzos, pero sin renunciar a ser ellas mismas. Tal vez la duración de alguna de las canciones se podría haber alargado un poco, o quizás alguno de los temas cantados por Brownstein deberían haber sido interpretados por Tucker (superior vocalmente hablando). Pero poco más se les puede reprochar. De hecho, es tremendamente infrecuente que enlace videoclips para las diez canciones que lo conforman, pero es que todas son completamente recomendables. La pena es que, en parte por su poca presencia sobre el escenario en un panorama musical (incluso el alternativo) en el que la imagen es tan importante, este disco no vaya a recibir el reconocimiento que se merece. Porque sin duda será uno de los álbumes del año. Y está por ver si el comienzo de su época dorada, a estas alturas de su carrera...

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