Hoy les traigo por aquí el debut en formato álbum de un nuevo proyecto musical. Se trata de los dublineses Somebody's Child, quienes el pasado enero publicaron su disco del mismo título. Aunque casi debería hablar del proyecto en solitario de su vocalista y fundador, Cian Godfrey, dado que así es como arrancó hace unos años. Aunque ahora se halla arropado por una banda estable compuesta por baterista, bajista, guitarrista y teclista, que le confieren homogeneidad a su sonido. Durante las primeras escuchas a comienzos de año me llamó la atención su solidez compositiva e interpretativa, pero me pareció que le faltaba algo de originalidad. Sin embargo, sucesivas escuchas me permitieron apreciar mejor el estupendo trabajo que realizan todos los músicos, así como las impecables interpretaciones de Godfrey. Así que, con cierto retraso, aquí les ofrezco la reseña de una de las novedades que más me han llamado la atención de este 2023 que poco a poco se va acercando a su final.
La propuesta de los irlandeses tiende más hacia el rock que hacia el pop, con un sonido reconocible y característico a través de los once temas que lo conforman. Pero ello no está reñido con unas melodías muy elaboradas, ni con unas progresiones armónicas que van mucho más allá de unos cuantos acordes en quintas. Salvo alguna excepción, sus temas oscilan entre los medios tiempos y los de tempo alto, ambiciosos, conocedores del oficio del rock pero capaces de no sonar exclusivamente a recreación de otras propuestas. Con el mérito que tiene algo así en un panorama tan trillado como el que transitan.
"You Know What" da una buena idea de lo que nos podemos encontrar en el álbum: música rock de instrumentación contundente, y muy bien interpretado por Godfrey. El arpegio de guitarra sostiene tanto las partes instrumentales como el estribillo, que por esa razón hay que reconocer que queda un tanto simple, y la original parte nueva instrumental genera un remanso de placidez antes del enérgico tramo final. Ligeramente superior me parece "I Need Ya", el segundo corte y también cuarto sencillo: los irlandeses suben el tempo, vuelven a anclar el tema con un meritorio arpegio de guitarra, que luego irán enriqueciendo con otros arpegios a partir de la segunda estrofa. El sencillo estribillo guarda la sorpresa de sus repeticiones corales al final, con una energía y una rotundidad que seguramente recuerde a los primeros discos de The Artic Monkeys, aunque con un mayor componente melódico. "Hold Me Like You Wanna" es la revisitación de uno de los primeros temas que publicó Godfrey cuando Somebody's Child era más su proyecto personal que una banda consolidada. Nuevamente lo que llama la atención es la capacidad de ofrecer una elaborada melodía, muy bien interpretada, que encaja perfectamente en un medio tiempo de instrumentación rockera, aunque sin rehuir los sintetizadores. Las guitarras siguen rayando a un nivel muy alto, y ahora el estribillo sí es algo más que una mera frase repetida una y otra vez. "Sell Out" fue escogido hace justo un año como segundo sencillo, si bien en realidad otros temas del álbum ya habían sido publicado antes en ese formato, como explicaré en seguida. Otra vez la rapidez y la contundencia de quienes quieren comerse el mundo es perceptible en este tema de meritorias estrofas (con un llamativo cambio en sus notas de la primera a la segunda estrofa) y trallazos de guitarra en los abundantes intervalos instrumentales.
El quinto corte, "Broken Record", fue escogido en su momento como primer sencillo. Unas estrofas intimistas, relativamente poco instrumentadas, y un estribillo en el que sueltan toda la rabia acumulada, hasta dar paso a una parte nueva coral y mesiánica a partes iguales, que si en algún momento lograran alcanzar el éxito masivo, sería apta para corear en grandes recintos. "Give It Up To Love" es una de las canciones más lentas del disco, aunque tal vez hablar de balada sea demasiado: el precioso arpegio de guitarra en acordes menores de su comienzo da paso a la fantástica melodía que interpreta Godfrey, capaz de bajar y subir por las escalas con una soltura envidiable. El estribillo vuelve a ser un tanto simple, pero no desentona de la melancólica del conjunto (sobre todo cuando lo complementan con segundas voces y un juguetón teclado). La reglamentaria parte nueva para el tema y nos propone un bucle del que emerge la breve pero disfrutable parte instrumental. "How Long" tal vez sea el momento menos inspirado del álbum: un medio tiempo de ambientación muy estadounidense, y quizá esa relativa impostura es la que le hace bajar un escalón respecto a sus predecesoras. "What I Said" nos propone otra estupenda melodía en las estrofas, apoyadas esta vez en un teclado sinfónico además de en el habitual arpegio de guitarra. La pena es que el estribillo, con su ritmo frenado artificiosamente, baje un poco el listón. Tampoco su coda final, más trabajada que inspirada, y un poco larga, ayudan demasiado. Quizá en otro lugar del álbum, como punto de inflexión frente tanta energía y tanto tempo alto, habría brillado un poco más.
Con buen criterio, la banda busca y consigue que el último tercio del disco sea también el más brillante, mejorando si cabe la impresión global. El noveno corte, "Stay", es un saludable ejercicio de pop-rock con un punto luminoso y optimista, que en las estrofas resiste con el tradicional esquema de voz, bajo y batería, con puntuales apariciones de la guitarra, y que tras un breve parón, nos ofrece un estribillo coral, predisponiéndonos así para los dos mejores pasajes del álbum: "Jungle" fue uno de los primeros sencillos de Godfrey en solitario, allá por 2019, y la reinterpretación que realiza para su inclusión en el álbum logra incluso hacerlo más brillante que entonces. El arpegio de guitarra con el que arranca suena a clásico desde los primeros compases, las estrofas tienen esa melodía parsimoniosa que la hace apoteósica, y el estribillo reutiliza el arpegio con inteligencia. El resto es apreciar lo bien que se adapta la batería a las distintas partes, los disfrutables interludios instrumentales con la steel guitar en primer plano, y el fantástico tramo final con todos los miembros de la banda disfrutando con la ejecución de sus instrumentos. Y el cierre lo pone "We Could Start A War", escogido como tercer sencillo aunque en realidad vuelve a tratarse de una reinterpretación de otro de los primeros sencillos de Godfrey. Su largo y reposado comienzo, casi un minuto solamente con voz y guitarra, no anticipa toda la rapidez y contudencia que explota a continuación como parte de una fantástica canción en la que esta vez la guitarra cede parte del lucimiento al sensacional teclado que puntea los estribillos. Las estrofas llaman la atención por su complejidad y su riqueza creativa, y el tramo final resalta una vez más la solvencia de la banda para llevar a la apoteosis las repeticiones finales del estribillo.
Aunque es cierto que la mayoría de los mejores momentos del disco son en realidad revisiones de temas ya publicados hace unos años, en tanto que los creados expresamente para este disco tienden a estar un escalón por debajo, el álbum resulta disfrutable de principio a fin. Porque no es sencillo encontrar casi ningún álbum de guitarras en este 2023 con una proporción tan elevada de grandes momentos. Siendo como son irlandeses, su energía y manera de interpretar pueden recordar en determinados momentos a los primeros tiempos de U2 (aunque con un sonido más pulido y actualizado), pero lo cierto es que la banda posee una personalidad propia, respetuosa con la tradición del buen rock irlandés, que no se rinde a las modas pero, al mismo tiempo, tampoco suena demasiado clásicos La pena es que su repercusión haya sido tan minoritaria que ni siquiera hayan conseguido una página propia de referencia en la Wikipedia. En fin, ya saben cómo está el panorama musical actualmente, con tantas mediocridades encumbradas y tantos artistas con talento y ganas de triunfar y sin apenas oportunidades para ello. Así que espero que esta reseña permita aumentar aunque sea mínimamente su difusión.
No hay comentarios:
Publicar un comentario