El pasado mes de Junio, tras una larguísima espera de nada menos que seis años, fue finalmente publicado el noveno álbum de los estadounidenses Portugal. The Man. "Chris Black Changed My Life", titulado así en memoria de un viejo amigo de la banda fallecido en 2019, ponía así punto final al periodo menos creativo de los de Alaska. Y es que desde que tocaron el cielo con "Evil Friends" en 2013, sólo habían publicado un disco de canciones nuevas, ese "Woodstock" de 2017 que creativamente supuso un pequeño paso atrás respecto a su predecesor, aunque paradójicamente les proporcionó el sencillo más vendido de su carrera, el archiconocido "Feel it still". Definitivamente diez años desde 2013 para sólo dos álbumes es una producción realmente escasa en una banda permanentemente activa. Por lo que sólo cabía esperar que la espera hubiera merecido la pena.
Sin embargo, cuando se dio a conocer el tracklist y la duración del álbum, me puse en guardia. Después de tantos años sólo nos iban a ofrecer once canciones y, lo que es peor aún, apenas treinta y cuatro minutos de música, en lo que se me antojó un retorno realmente pobre, casi de compromiso para poder salir de gira. Además, el sencillo de debut, "Dummy", me dejó un poco a medias, por anodino para lo que puede dar de sí la banda, además de por corto. Afortunadamente, sencillos posteriores mejoraron las perspectivas, y cuando por fin me hice con el álbum, pude confirmar que todavía encierran suficiente personalidad y magia para sobresalir en el panorama indie de su país, hasta el extremo de tratarse de una obra notable para este insulso 2023. Aunque la valoración final del álbum depende en buena medida de las expectativas, y yo les creo capaces de bastante más.
El mismo comienzo evidencia esta sensación de "qué buenos son, pero qué poco lo saben aprovechar": "Heavy Games II" es un comienzo ilusionante con su progresión armónica melódica y psicodélica a partes iguales, su piano en primer plano y la colaboración del también productor Jeff Bhasker en una bonita melodía... que sin embargo se interrumpe apenas pasado un minuto (aunque volverá más tarde). "Grim Generation" se convierte así en el primer tema realmente completo del disco, y uno de los pocos que no cuenta con una colaboración. Por supuesto, suena a Portugal. The Man cien por cien, con su bajo bien marcado, sus guitarras juguetonas, sus ritmos sincopados, la voz de John Gourley en falsete y su puente sinfónico antes de su estribillo psicodélico, pero le falta un punto de empaque para convertirse en otro temazo más de su discografía. "Thunderdome [W.T.A.]", con la colaboración del rapero Black Thought y la cantante mexicana Natalia Lafourcade, fue en su momento escogido como tercer sencillo: casi un tema lento, de ritmo arrastrado, estrofas y estribillos disfrutables sobre una misma progresión armónica, un interesante órgano en los intervalos instrumentales, y una parte rapeada un tanto anodina, es una canción que deja de nuevo una impresión agradable, pero también de que podría estar mejor. Algo a lo que ni siquiera llega "Dummy", extrañamente escogida como primer sencillo. De melodía en las estrofas y arreglo muy similar al del "Crazy" de Gnarls Barkley, suena a unos Portugal. The Man con mucho oficio, pero sin inspiración alguna, y un tanto reiterativos.
Por fortuna, a continuación nos topamos con "Summer of Luv", cuarto sencillo y, en mi opinión, uno de los dos excelentes momentos del disco. Con la colaboración de la banda neozelandesa de rock psicodélico Unknown Mortal Orchestra, su singular comienzo da en seguida paso a un medio tiempo elegante y sugerente a partes iguales, nuevamente con una única progresión armónica para estrofas y estribillo, pero el falsete de este último y, sobre todo, el sensacional saxofón que lo remata, lo hacen francamente disfrutable. El cambio de tonalidad de una prematura primera parte nueva le aporta frescura, y la segunda parte nueva, con su piano, personalidad, así como el breve y un tanto escondido solo de guitarra del final ponen en evidencia que la canción pedía a gritos una mayor duración. Al mismo nivel se sitúa "Ghost Town", un fantástico ejercicio de rock psicodélico, con el arpegio inicial del órgano sabiamente reemplazado por la guitarra acústica en las subyugantes estrofas, un excelente puente, y un estribillo a voces masculinas y femeninas que te atrapa y no te suelta, aderezado con los redobles de la caja de la batería, los detalles de percusión, y la coda final todo en unos pocos compases, demostrando de qué son capaces los de Alaska. Aunque lo mejor es el espectacular minuto final, con ese segundo estribillo en falsete. "Time's a Fantasy", otra vez con el productor Jeff Bhasker convertido en artista invitado, desconcierta un poco por ese auto-tune tan acusado enfrentado sin apenas añadidos con un piano de corte clásico, hasta que, tras el coro de voces, entendemos que el truco es que han recuperado nuevo "Heavy Games II" para desarrollarla de manera más lenta, si bien de manera más melosa y menos convincente que en el breve primer corte.
"Doubt", octavo corte, ha sido escogido la semana pasada como sexto y último sencillo, y ahora sí se trata de una balada de corte clásico, menos arriesgada instrumentalmente que la anterior, y también menos melosa, sobre todo en sus preciosas estrofas, realzada además por una concurrida sección de cuerda. Con el aliciente de que la melodía del tramo final, que se entrecruza con la de las primeras repeticiones del estribillo, le aporta la necesaria original a su tramo final. "Plastic Island", quinto sencillo, juega a llevar a los americanos hasta el Reino Unido y convertirlo en uno de esos grupos de pop británico tan groovy. Otra vez un tanto lastrado por reutilizar tal cual la misma progresión armónica en estrofas y estribillo consigue, sin embargo, que ambos suenen completamente definidos, y el efectivo bajo, el solo de guitarra que hace las veces de enganche con la tercera estrofa, y los "oooh oooh" del final, logran un espléndido clímax en su tercio final. Por desgracia, "Champ", el penúltimo corte y segundo sencillo, con la colaboración de Edgar Winter y With War, se asemeja un tanto a su predecesora, pero con una progresión armónica y una melodía menos inspiradas, por lo que el tema se deja escuchar pero no termina de llenar, y el acierto de la sección de viento de su tramo final queda contrarrestrado por un delirio chirriante que recuerda a los peores The Beastie Boys y que, francamente, no viene a cuento, como tampoco la marcianada de sus segundos finales. Y el cierre lo pone "Anxiety:Clarity": una nueva balada, esta vez con la colaboración del veterano Paul Williams, de casi seis minutos y estructurada en tres partes: una primera de corte clásico, un breve interludio coral, y una tercera que vuelve a recuperar los "Heavy Games II" del comienzo. Ninguna de las tres desagradable, pero ninguna tampoco especialmente acertada.
Como decía, la desbordante personalidad, las ganas de arriesgar con nuevos arreglos e inesperados instrumentos, y la densidad de eventos en pasajes concretos de algunos temas, demuestran que la banda sigue con ganas de dar batalla. Y cuando las composiciones acompañan, siguen reivindicándose como una banda fundamental en el panorama musical actual. Pero probablemente no eran necesarias tantas colaboraciones en tan poco espacio, o tres recreaciones diferentes de "Heavy Games", por no hablar del predominio de temas más bien lentos. Y lo que sí se echa mucho en falta es que concedieran más minutaje a momentazos que se quedan muy cortos, como "Summer of Luv", "Plastic Island" o incluso "Ghost Town". Además de una mejor claridad a la hora de diferenciar los temas más anodinos, a menudo publicados en formato sencillo, de los más brillantes, que por desgracia pueden permanecer ocultos, o ver la luz cuando el disco ya ha comenzado a perder actualidad. Seguramente todo ello ha contribuido a que la repercusión comercial del disco haya sido bastante menor que la de sus predecesores. Y es una pena, porque como lo reflejan las seis canciones que he destacado, aún son capaces de proporcionar temazos incontestables. Pero o aceleran su ritmo creativo, o van a perder definitivamente la atención de crítica y público.
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