sábado, 26 de agosto de 2023

Daughter - "Stereo Mind Game" (2023)

Tras nada menos que siete años de silencio, el pasado mes de Abril fue publicado "Stereo Mind Game", el tercer álbum del trío británico Daughter. Un disco que nunca estuve seguro de poder llegar a escuchar algún día, pues la banda parecía desintegrada tras el comienzo en 2018 de la carrera musical en solitario de su vocalista Elena Tonra (bajo el nombre artístico de Ex:Re), y los muchos años de silencio transcurridos desde entonces. Pero aquí está ya el que para mí es, sin duda, su mejor álbum hasta la fecha y, precisamente por eso, el primero que va a merecer una reseña individual en este humilde blog. Un disco que los muestra cada vez más alejados del indie-folk que supuestamente practicaban en sus inicios, aunque su personalidad se mantiene intacta en este tercer disco. Con el añadido de que su creatividad compositiva ha dado un salto notable, y también la originalidad y la valentía a la hora de arreglar y producir esas composiciones que ya apuntaban en sus dos primeros álbumes.

El resultado son doce canciones de un nivel medio muy alto. En su mayor parte de gran sensibilidad, con sentimientos como el fracaso, la auto-destrucción, la melancolía y la esperanza en el futuro como grandes bazas, y con la voz más bien grave y susurrante de Tonra estupendamente acompañada por las cada vez más originales guitarras de Igor Haefeli y las siempre llamativas baterías y percusiones electrónicas de Remi Aguilella. En una propuesta que no busca arrimarse a estilos concretos sino expandirse en busca de una mayor expresividad. Podríamos hablar de un dream-pop de orfebrería electrónica y que no reniega del trip-hop y del folk más contemporáneo, pero limitarnos a eso sería despreciar otros giros y matices. Lo esencial es que, a diferencia de discos anteriores, los aciertos no se limitan a un puñado de temas, sino que abundan prácticamente de principio a fin.

Después de una "Intro" breve y grabada a tan bajo volumen que apenas se escucha, el disco realmente lo abre "Be On Your Way", primer sencillo y seguramente la mejor canción que han creado nunca: un sensible medio tiempo que nos va envolviendo poco a poco conforme los instrumentos van arropando la voz de Tonra. A destacar la sección de cuerda y los teclados en crescendo que rematan cada cuarto compás a partir de la segunda estrofa. La percusión es en sí misma digna de alabanza, y los efectos vocales que preceden a la tercera estrofa, la mejor demostración de que el trío ha apostado por una modernidad bien entendida. La única pega que se le puede poner es que la progresión armónica prácticamente no cambia en los cuatro minutos. Un defecto aplicable también a "Party", tercer corte, segundo sencillo, y también un momentazo incuestionable. Menos etérea y envolvente que su predecesora, su relativamente barroca y acústica instrumentación se adapta perfectamente a su subyugante progresión armónica y a la depresiva interpretación vocal de Tonra, en la cual habla de sus problemas con el alcohol. Además, conforme más guitarras van completando por ambos canales con sus distorsiones y sus arpegios la frase que da título al disco, el tema sigue creciendo. Algo a lo que también contribuye el cambio de la melodía principal, los redobles de batería del tramo final y los dos cortos pero eficaces solos de guitarra. "Dandelion" acelera adecuadamente el tempo, realiza un pequeño giro hacia el folk que tan bien dominan, y ahora sí, cambia de secuencia de acordes entre estrofas y estribillos, construyendo otro momento casi a la altura de los dos anteriores. Una nueva melodía sobre las consecuencias devastadoras de noche y alcohol ayudan a la capacidad evocadora del tema, aunque no tanto como su tramo instrumental con guitarras juguetonas que pueden recordar a los momentos más melancólicos de Death Cab For Cutie.

"Neptune" es el primer tema que baja un poco el nivel, no tanto por su condición de tema lento, sino porque le falta algo más de variación durante su primera mitad. Pero Tonra demuestra que es capaz de cantar subiendo a notas altas, y la forma como van enriqueciendo la composición con efectos que van y vienen, interesante. Pero cuando el trío empieza con las repeticiones de "crowded enough, no light above...", la emoción sube y ya se mantiene alta hasta el final. "Swim back", el siguiente corte, fue escogido hace unos meses como tercer y último sencillo. Los luminosos teclados del comienzo demuestran de nuevo la evolución de la banda, y la contundente sección rítmica los acerca incluso a los momentos más rockeros de artistas como Florence & The Machine. Es cierto que a la melodía de las estrofas les sobra reverberación, que el estribillo es un tanto difícil, y que el tema no crece tanto en su desarrollo como otros, por lo que el resultado no llega al nivel de los dos sencillos anteriores, pero se trata de una canción notable. Aparte de su original título, "Junkmail" nos propone un pop intimista y barroco que a mí me recuerda a los momentos menos aburridos de Kings Of Convenience. Pero la canción resulta un poco monótona estructuralmente, y la melodía de Tonra, demasiado entrecortada. Reconozco que, con su oficio y originalidad a la hora de instrumentarla, el tema llega a buen puerto, pero se trata de uno de los momentos menos brillantes del álbum. Afortunadamente, "Future Lover" limita el pequeño bajón, y para mí es el tercer mejor momento del disco, con su original caja de ritmos, sus texturas distorsionadas, su estribillo claro y definido, unas estrofas preciosas, y un crecimiento instrumental a la altura de muy pocas bandas, con unos arpegios, unas paradas y arrancadas y un bajo realmente meritorios.

"(Missed Calls)" es precisamente eso, cien segundos de spoken word con una instrumentación "Daughter en estado puro", original y extraña a partes iguales. "Isolation", con su sencillo y eficaz arpegio de guitarra acústica y la particular voz de Torna, podría ser un tema de un grupo folk cualquiera, si no fuera por esos detallitos electrónicos que como nenúfares que se mueven sobre el agua, arropan la composición y la llevan a otra dimensión, aunque obviamente sin llegar a los grandes pasajes del disco. El penúltimo corte, "To Rage", es también el penúltimo gran momento. Una originalísima batería, un eficaz bajo en primer plano, dos guitarras, una acústica y otra eléctrica, un teclado que marca constamente los acordes, y la melancólica voz de Tonra, bastan para sustentar unas estrofas plenas de sentimiento. Y aunque por momentos el tema parece que se va a terminar en apenas tres minutos, el apoteósico minuto y medio final pone de manifiesto el excelente momento como instrumentistas del trío. Y el cierre lo pone "Wish I Could Cross the Sea", por supuesto otra buena progresión armónica, con especial protagonismo para los sonidos reproducidos al revés que le sirven de base, logrando una atmósfera de puro trip-hop en el que incluso Elena parece imitar a Beth Gibbons en su parte vocal. El piano y la sección de cuerda de sus sobrecogedores tramos instrumentales son un broche formidable a la vez que una estupenda síntesis de estos cuarenta y cuatro minutos; sólo le falta una melodía un poco más concreta para haber sido otro de los momentos estelares del disco.

Y así se va uno de los sin duda mejores álbumes de lo que llevamos de 2023, con nada menos que ocho momentos recomendables de sus diez canciones completas. Lo cual seguramente ha contribuido a que, a pesar del tiempo transcurrido, el álbum haya logrado una buena acogida en su país, llegando nada menos que al Top 12 como cota más alta. Probablemente más de lo que el trío pretendía, puesto que a lo largo de toda su carrera han antepuesto personalidad y calidad a comercialidad o alineamiento con las modas. El mundo interior de Daughter es cada vez más rico, pero también más accesible, así que los que hasta ahora teníamos dificultades para adentrarnos en su no siempre sencilla propuesta, estamos de enhorabuena. La duda es qué vendrá a partir de ahora: ¿otros siete años de espera? ¿la disolución de la banda? ¿otro disco en solitario de Ex:Re? ¿una pronta vuelta al estudio? Espero sinceramente que se trate de esto último, pues discos con la calidad, la complejidad y la emoción de "Stereo Mind Game" escasean actualmente. Así que espero que hasta pronto, Daughter.

No hay comentarios:

Publicar un comentario