El pasado mes de Octubre se publicó "Here Is Everything", el tercer álbum del cuarteto femenino The Big Moon. Las británicas ya habían aparecido por este blog en 2019, cuando la excelente "Your Light" formó parte de la lista de mejores canciones internacionales de aquel año, pero nunca antes con un álbum completo, pues el disco que contenía aquel tema, "Walking Like We Do" (2019) adolecía en mi opinión de cierta irregularidad, quizás a falta todavía de un punto de madurez. Pero tres años más tarde este "Here Is Everything" que hoy les voy a reseñar ha supuesto por fin su esperado salto de calidad, y las ha confirmado como una de las propuestas más interesantes de un Reino Unido en horas bajas.
Como si fueran conscientes de que era el momento de consolidar su carrera musical, el disco no escatima en esfuerzos: nada menos que cincuenta y seis minutos y trece temas, doce de ellos compuestos por su cantante y líder Juliette Jackson. Que oscilan entre el pop y el rock más atemporal, partiendo siempre de una base tan efectiva como difícil de conseguir en tantos y tantos discos: una buena progresión armónica. A partir de ahí, el trabajo en la producción de Adam Barlett, con quien las londinenses han colaborado por primera vez, también parece haber ayudado al éxito del conjunto, pues ha sabido instrumentar las canciones sin recargarlas demasiado, recurrir a teclados y piano para completar sonoridades y darles un barniz de contemporaneidad, y evitar que se pusiera de manifiesto que ninguna de las integrantes del grupo es particularmente virtuosa con su instrumento.
El disco lo abre "2 lines", que pese a no haber sido extraído como sencillo, es uno de los momentos álgidos del álbum, y un buen reflejo de lo que encierra: esa progresión armónica marcada por la guitarra acústica desde el comienzo, una melodía larga y elaborada en las estrofas, con unos certeros coros a partir de la segunda estrofa, y un estribillo a medias expansivo y psicodélico que, pese a ser claramente diferente a sus estrofas, armoniza bien con el resto del tema. Un solo de guitarra simple pero efectivo vertebra la apoteosis final, con Jackson cantando una octava por arriba. "Wide Eyes", segundo corte, fue escogido hace unos meses como primer sencillo: el teclado delirante del comienzo permite que la guitarra acústica que vuelve a llevar la progresión armónica no sea tan evidente como en el tema anterior. Se trata de una composición rápida, con otra estrofa bien construida y completada por un bajo rápido, que da paso a un estribillo más largo, con un bonito arpegio de guitarra, y una muy acertada variación de algunas notas en su repetición final. En "Daydreaming" es un sencillo piano el que desde el principio establece una progresión armónica que, sin miramientos, da paso a otra bonita estrofa. El elaborado estribillo, con una percusión especialmente pensada, y un melancólico tramo final instrumental, así como la primera parte nueva del disco, perfectamente integrada en el tema, reflejan el excelente nivel medio de las composiciones de este álbum.
"This Love", tercer sencillo recientemente publicado, es también la segunda canción más larga. En esta ocasión la guitarra acústica no se limita a llevar los acordes, sino que propone un sugestivo arpegio, sobre el que Jackson canta una melodía acogedora de notas bajas. Pero el estribillo de sólo dos acortes en esta ocasión sí baja un poco el listón, así que, aunque los intervalos instrumentales poseen una fuerte personalidad, y Jackson canta con rabia una inesperada parte nueva, su elección como sencillo no parece muy afortunada. "Suckerpunch", quizá la canción más acústica del álbum, con sus influencias del lejano Oeste, resulta una meritoria exploración de otros territorios no tan cercanos a su propuesta musical. Buenas estrofas realzadas por un certero piano, interesantes coros en su estribillo, una parte nueva instrumental con las dos guitarras eléctricas complementándose sin alardes, la altiva voz de Jackson... Otro pasaje notable. "My Very Best", es un medio tiempo, nuevamente con una bonita progresión armónica marcada por el piano sobre la cual les resulta relativamente fácil constriuir una emotiva melodía que es toda una declaración de amor en su letra. Y que tras un estribillo que no destaca pero que no desentona, nos ofrece un delicioso pasaje casi instrumental sobre los mismos acordes de las estrofas, en el cual unas cuerdas sintetizadas nada originales pero muy adecuadas ponen la guinda. "Ladye Bay", el séptimo corte, vuelve a ser un ejercicio de pop intemporal sobre unos inspirados acordes marcados por una guitarra acústica, sabiamente complementado por una contundente batería y un juguetón teclado que rellena todos los huecos. Que sin complicarse en variar de progresión en su apoteósico estribillo (que a mí me recuerda a los tiempos pop de Oasis), introduce la necesaria variación necesaria tras él, en especial en su muy elaborada progresión armónica, para que el conjunto no se vuelva monótono.
Escondido en el octavo corte se encuentra "Trouble", su segundo sencillo y para mí el mejor tema del disco. Esta vez es el prominente bajo el que marca otra progresión armónica marca de la casa. Las excelentes segundas voces en las estrofas, lo bien que engarza el puente con la distorsión de su excelente estribillo, su letra, mezcla de realismo y optimismo, esa fantástica parte nueva, que frena al principio para soltar toda la energía al final, y un nada complicado pero bonito solo de guitarra a modo de cierre, definen a la perfección lo que las británicas pueden ofrecernos. "High and Low" es la balada del disco: piano (espartano y demoledor) y voz (de melodía a veces entrecortada en las estrofas, de notas muy altas en el estribillo), y un reposado segundo estribillo en el que un teclado casi imperceptible se erige en inesperado protagonista, crean un panorama en el que sólo el inesperado cambio de tonalidad en su tramo final consigue mejorar aún más el conjunto. Evidentemente colocada justo después a propósito, "Magic" es, por el contrario, uno de los temas más rápidos del disco: estrofas elegantes con múltiples voces repitiendo eso de "Magic", un estribillo rotundo, con unos formidables teclados arropando el arpegio de guitarra y los coros, y una sencilla pero efectiva parte nueva con parada previa al subidón final, completan otra canción plenamente recomendable.
"Satellites" cierra el disco en su versión corta, la menos internacional. Ello probablemente explica su tempo reposado, la duración más alta de todas las canciones del disco, la melancolía que desprende, y unos teclados quizá demasiado altos en primer plano en los intervalos instrumentales. No es un mal tema, pero sí uno de los pocos que yo considero menos inspirados. Curiosamente, el único corte no compuesto por Jackson sino por la bajista Celia Archer es mi segundo momento favorito del disco. Y curiosamente también, no está subido a Youtube, por lo que no puedo añadir el enlace. Pero nos ofrece el ritmo más original de todo el disco, unas estrofas elegantes, un puente expansivo que pone los pelos de punta, y un estribillo que es prácticamente una segunda voz, con los mismos acordes que las estrofas, y distintas variaciones en la instrumentación según la repetición, de una elegancia deliciosa. Y el cierre en la edición más popular del álbum lo pone "Summer Still Comes", un medio tiempo de reminiscencias folk, en el que sobresale especialmente la interpretación vocal de Jackson, además de los particulares redobles de batería, pero al que tal vez su cadencia, tal vez su propuesta reposada, hacen que la considere la canción más floja de todo el álbum.
Es cierto que no es una banda que vaya a revolucionar nada en el trillado panorama del pop-rock, ni siquiera entre las bandas exclusivamente femeninas. Y no es menos cierto que para haber acabado de dar la campanada se echa en falta un sencillo estrella como en su momento lo fue "Your Light". Pero el nivel medio de prácticamente todas sus composiciones es inusualmente alto. Y la variedad de juegos compositivos, de ideas en la instrumentación, y de detalles de calidad a la hora de desarrollar las composiciones justifican que, de manera muy merecida, "Here Is Everything" haya llegado al Top 10 de álbumes en su país. Ahora sólo falta que ello suponga un aliciente suficiente para que Jackson y sus compañeras consideren afianzada definitivamente su carrera, y continúen a partir de ahora añadiendo muescas en próximos años a su pop-rock femenino e intemporal. Las necesitamos.
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