sábado, 12 de octubre de 2019

Feeder: "Tallulah" (2019)

El pasado mes de agosto ha visto la luz "Tallulah", el décimo álbum de estudio de los británicos Weezer. Después de un cuarto de siglo, Grant Nicholas, su líder, parece tener todavía intactas la creatividad y las ganas de seguir entrando al estudio para grabar nuevos temas, lo que es de agradecer en uno de los compositores de rock más respetados en el ámbito anglosajón. Lo que sucede a estas alturas de su carrera es que la pregunta es inevitable: ¿es "Tallulah" un álbum válido por sí mismo, o es la excusa para volver a la actualidad y embarcarse en una nueva gira, aunque cuando acabe nadie se acordará de este disco? En las últimas semanas he intentado responder a esa pregunta. A continuación, mi diálogo interior:

Después de la primera escucha: "pues vaya, para esto mejor que Nicholas se hubiera quedado en casa. No se ha esmerado nada con la instrumentación: prácticamente las guitarras distorsionadas, el bajo y la batería y a correr, sin darle apenas personalidad a cada canción. Y tampoco hay ningún tema estrella claro; se ve que los ha ido componiendo de corrido, casi con la manivela. Bueno, al menos la canción que da título al álbum ("Tallulah") recuerda dignamente a todos esos medios tiempos intensos y memorables que ha ido entregando a lo largo de los años: el arpegio de guitarra principal te atrapa, la batería contundente le aporta solidez y la guitarra reproducida al revés en los tramos instrumentales le da un punto de originalidad. Pero es prácticamente lo único que se salva. Voy a poner ahora "Echo park" (2001) para quitarme la dececpción de encima".

Después de la quinta escucha: "bueno, el álbum no está mal del todo, pero Nicholas podía haber arriesgado un poco. Claro, que a estas alturas de la historia, no es fácil pedirle más. La repetición final del estribillo de "Tallulah", con la melodía alterada, y el sintetizador juguetón encima, está muy conseguida. Las influencias japonesas del bajista Taka Hirose en "Kyoto" son convincentes; hacía tiempo que no entregaban un tema tan crudo, con unas estrofas tan duras que sin embargo encajan correctamente con un estribillo correoso pero coreable. Y "Blue sky blue", aunque no aporte nada nuevo, tiene ese colorido tan típico de Feeder, mezclando guitarras distorsionadas y platillos pesados con una melodía luminosa en las estrofas y un estribillo interesante, sobre todo cuando lo dobla en la segunda repetición con aquello de "Hold on... let's celebrate tonight". Venga, mañana le damos otra oportunidad".

Después de la décima escucha: "pues no me extraña que al final el álbum haya llegado al número cuatro en las listas británicas. "Guillotine" tarda en convencer, pero los arreglos de cuerda, la progresión armónica en acordes menores, la original letra y la sobredosis de distorsión en el estribillo te enganchan cuando te acostumbras. "Kite", a pesar de su contundencia, tiene unas influencias psicodélicas saludables, el mellotron en el estribillo casa muy bien con la melodía que canta Nicholas, y la parte nueva es puro rock sucio. Y "Lonely hollow days" es una balada acústica honesta y con un punto de emoción para cerrar el disco, digna de los buenos momentos de su carrera en solitario. No, si al final voy a tener que escribir una reseña positiva...".

Decimoquinta escucha: "oye, pues incluso los sencillos escogidos (los cuatro primeros cortes) tienen su punto cuando los escuchas muchas veces: "Youth" es nostálgica, cañera y resplandeciente a la vez, y "Daily habit" destila unos aromas californianos saludables. Mola."

Y en estas me encuentro ahora, casi dos meses y dieciséis escuchas más tarde, defendiendo este "Tallulah" como otra buena entrega del trío británico. No conseguirá nuevos adeptos, no aportará ningún momento memorable a sus conciertos, no arriesga, no se complica con los sencillos escogidos, pero gana con cada nueva escucha. En especial en una segunda parte algo más variada y entonada. Incluso los temas de los que no he hablado ("Windmill", "Fear of flying", "Rodeo" y "Shapes and sound") poseen todos un nivel medio cuando menos correcto. Y es que por encima de todo, Nicholas es un compositor contrastado que si se le dedica tiempo nunca defrauda. Así que si les gusta el rock y todavía no han descubierto a Feeder, no lo duden: "Tallulah" es lo suficientemente interesante para adentrarse en el universo musical de una de las mejores bandas del género en activo.

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