domingo, 29 de septiembre de 2013

Dot Allison: Pioneers #01 (2012)

Prosigo en esta entrada con mi revisión de álbumes que fueron publicados en 2012 pero a los que no he podido acceder hasta hace unas pocas semanas. En este caso es el inesperado (y me atrevo a decir que "por la puerta de atrás") retorno de Dot Allison. Dorothy ha sido una de mis debilidades desde que lideró One Dove, aquel trío que pretendía hacer sombra a Saint Etienne con su pop atmosférico a mediados de los noventa. Cuando inició su carrera en solitario años más tarde, parecía que Allison podría acabar llegando a un público masivo (su excelente "We are science" de 2002 tuvo algún sencillo en las listas del Reino Unido), pero la deriva acústica de sus posteriores entregas (el soporífero "Exaltation of larks" (2007) a la cabeza) la arrastraron de vuelta a la marginalidad.

Así hasta que a finales del año pasado la gente de Imagem Production Music (que se presentan a ellos mismos en su web como "The largest independent production music publishers") dio a conocer su serie "Pioneers", dedicada al reconocimiento de todos esos pioneros que han ido abriendo brecha en las nuevas tendencias para llegar a conformar la mejor cara del panorama actual de la música contemporánea. Y qué mejor (debieron pensar ellos) que iniciar dicha serie con Dot Allison. La buena noticia no es que Dorothy aceptara el proyecto, sino que optó por dejar atrás el formato acústico y abrazar de nuevo la contemporaneidad con nada menos que 14 temas, todos ellos firmados por ella pero en colaboración con muchos grandes nombres de la música electrónica y de baile anglosajona (desde Keith Tenniswood de Two Lone Swordsmen hasta Jagz Kooner de The Aloof, pasando por Darren Emerson de Underworld).

Así que borrón y cuenta nueva, y a intentar recuperar el terreno perdido. ¿Y el resultado? Pues sin ser un disco completamente redondo, sí que es su mejor álbum desde "We are science" y en mi opinión uno de los más interesantes de los últimos meses. Es un disco esencialemente de pop orientado a la pista de baile, aunque también con varios temas más experimentales (como algunos pseudoinstrumentales) y un par de baladas que confirman que Dot sabe desenvolverse por múltiples terrenos.

El álbum lo abre "She's a mystery", una colaboración con Tenniswood también publicada en formato sencillo. Sin ser el mejor tema del disco, sí es un buen reflejo del mismo, con una línea de bajo muy marcada, estrofas y estribillos perfectamente definidos y un toque de livianidad poppy muy refrescante. Le sigue "Escapology", la decepcionante colaboración monocorde y sin talento ninguno con Darren Emerson, que refleja que el cerebro de la mítica "Born slippy" apenas ha evolucionado musicalmente desde que tocó el cielo (musicalmente hablando) hace casi 20 años. Afortunadamente es sólo un desliz, pues el siguiente corte ("Flying", a medias con Jagz Kooner) es una auténtica maravilla: una excelente progresión armónica en las estrofas, que sin embargo es capaz de evolucionar a otra igual de subyugante en el estribillo, una estimulante letra, y una exhibición de Dot a la hora de cantar cada una de las tres estrofas con una personalidad diferente. En un mundo ideal hubiera sido uno de los "pelotazos" de los últimos meses, pues tiene todos los ingredientes para ello.

"You give me everything" (en colaboración con Tony Scott) es para mí el segundo gran momento del disco: una preciosa balada construida con un sonido perfectamente contemporáneo aunque sin renunciar al clasicismo del piano, y una preciosa letra de amor. En "Light up your soul" repite Tenniswood, por lo que se mantienen las constantes de "She's a mystery" aunque quizá el tema gane a los puntos al anterior por su mayor riqueza creativa. "Torch" es otro estupendo tema lento, con un logrado colchón atmosférico, una original programación de la percusión y la delicadísima interpretación vocal de Dorothy. "Wistful summer" es, excepcionalmente, un tema acústico muy en la línea de las anteriores entregas de Allison, pero con una lograda progresión armónica pero sin una letra ni una melodía principal definidas.

"Tokyo dream" (colaboración con Matt Paul) es un disfrutable semi-instrumental de referencias ochenteras que efectivamente nos retrotrae a la ambientación de la capital japonesa, en buena parte gracias a los orientalizados "gorgoritos" de Dot. "Sunrise" (a medias con Jude Rawlins) es un correcto tema de electro, sin nada que destaque especialmente. Y "Cellular piano" (con colaboración de Andy McDonnell) es el tercer gran momento del disco: un tema completamente instrumental construido a partir de una sobrecogedora superposición de pianos, realzada por una sintetizada orquesta de cuerda y varias cajas de música.

Los cuatro cortes que conforman el tramo final del álbum son un poco más flojos, aunque sin llegar a desentonar en ningún momento: "Call to grace" recuerda en sus armonías a aquel "Afterglow" con el que Allison debutó en 1999, aunque la ausencia de una melodía vocal le resta puntos. "Ghostly voices" es exactamente eso, un inquietante tema semi-instrumental con toques de post-rock a lo Tortoise en el que Allison introduce sus etéreas capas de voces. "Autobahn" no sólo recuerda en el título a los míticos Kraftwerk, sino también en su techno frío, un tanto minimalista y carente de una auténtica letra. Y "When love comes alive" es en esencia una supersposición de voces sin apenas letra, buscando cerrar con una atmósfera onírica un álbum más que interesante. Porque esa es mi reflexión principal tras unas cuantas escuchas: ¿cómo es posible que la industria musical promocione a tantos artistas sin apenas calidad o talento, y obras tan equilibradas y originales como este "Pioneers" vean la luz de manera tan marginal? Es cierto que internet ha permitido equilibrar un poco la situación, pero aún queda mucha justicia por hacer con discos como éste. Sirva esta reseña favorable de "Pioneers #01" como granito de arena para no obviar el talento en la música. Que no sobra precisamente.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Terranova: Hotel Amour (2012)

En las próximas semanas voy a reseñar álbumes que se publicaron el 2012. El motivo no es otro que las dificultades que me han surgido a la hora de hacerme con ellos. Pero bueno, ya han llegado a mis manos, y dado que siguen siendo las últimas entregas de sus respectivos artistas en formato largo, confío en que sean lo suficientemente interesantes.

La banda alemana Terranova siempre ha sido una de mis debilidades desde su debut de álbum hace casi 15 años. Una propuesta siempre influenciada por las tendencias musicales contemporáneas, pero sin atarse en exclusiva a ninguna de ellas: la banda evolucionó en sus cuatro primeros álbumes desde el trip-hop con toques punk de "Close the door" (1999) hasta el synth-house de "Digital tenderness" (2004). Pero siempre manteniendo un nivel de calidad incuestionable.

Ahora bien, después de entregar su disco más redondo en 2004, la banda entró en hibernación, con su líder Fetisch volcado en otros proyectos. Hasta que tras 8 años por fin el año pasado volvieron con nuevo trabajo. Eso sí, del trío original sólo queda Fetisch, que para "Hotel amour" está acompañado por &me, otro DJ alemán con el que empezó a colaborar en 2007. Y probablemente esta nueva alianza sea una de las causas por las que el resultado sea una versión descafeinada de "Digital tenderness" y sin duda su disco más flojo.

El caso es que musicalmente hablando "Hotel amour" intenta retomar la propuesta musical de Terranova en el punto en el que la dejó "Digital tenderness", si acaso con un mayor peso del componente house. Pero con un enfoque que prima los temas muy largos, de desarrollos lentos, instrumentación minimalista y en ocasiones composiciones prácticamente inexistentes. El tema con el que se inicia, "Question mark", es un buen reflejo de esta simplificación creativa, con una parte vocal un tanto blandita, que se repetirá posteriormente sin amyor imaginación sobre un escuálido colchón electrónico. A pesar de lo cual es uno de los pocos temas salvables, puesto que el segundo corte, "So strong", es totalmente prescindible por su sonido machacón y por lo inaudible de la interpretación vocal. Del siguiente, "Hotel amour", sólo se salva el solo de xilófono digitalizado que lo adorna tras varios minutos, y que recuerda a los solistas que a veces animan los clubs de moda superponiendo su saxofón o sus bongos a los temas que esté pinchando el DJ de turno.

El cuarto corte ("Paris is for lovers") es el primero que evidencia que Fetisch todavía recuerda cómo hacer buenas canciones: un oscuro principio creado sobre una progresión armónica simple pero decente, una línea de bajo slap y electrónico a la vez, un bonito sintetizador rellenando la base y una melodía muy simple pero bien interpretada. Sí, el desarrollo es lento y siete minutos son muchos, pero funcionaría perfectamente en las pistas de baile de medio mundo. Lamentablemente es un espejismo: "Make me feel" baja los bpms, pero no funciona por su escaso armazón compositivo. Y aunque "I wanna go out" es probablemente el tercer mejor tema del disco, no deja de ser tan solo un infeccioso loop de bajo sintetizado sobre dos acordes en el que apenas hay melodía y sólo un teclado orquestal para realzarlo en el tramo final de sus casi 5 minutos (recortados, eso sí, para publicarlo com sencillo).

"Ain't no thing" se mueve en las mismas constantes anodinas, excepción hecha de un segundo bajo sintetizado que despierta algo la atención en los dos minutos finales. "Take my hand" es casi exclusivamente una percusión electrónica y unas cuantas frases declamadas sin asomo alguno de creatividad. Hasta "Code blue" muestra a la banda en baja forma, pues desaprovecha un precioso arpegio de piano, al no instrumentarlo convenientemente y no añadirle siquiera una melodía vocal que, si se me permite la expresión, estaba "a huevo". "Boogie for the dollar" es otro tema totalmente prescindible por su minimalismo mal entendido. "By my side" son siete larguísimos minutos monocordes construidos sobre un ritmo cadencioso, muy propio de las raves ibicencas. "Avenue Wagram" es el tema más experimental, dos minutos compuesto directamente en el estudio sin base alguna, ni tampoco interés.

Y así llegamos al tema que cierra "Hotel amour": "Prayer" es con diferencia el tema más original y de mayor calidad, un tema lento, con una sección de cuerda barroca sintetizada, una atmósfera tenebrosa, progresión armónica, estrofas y estribillos "de verdad", un original piano, e incluso una interesante letra. Lástima que no se hayan animado a incluir más temas así. Porque al final de 66 minutos apenas podemos salvar 15 o 20 (aunque la mayoría de ellos los que acertadamente han sido extraídos en formato sencillo). Con lo cual dudo que el futuro se presente demasiado halagüeño para Fetisch y compañía: la mayoría de sus seguidores habrán quedado, como yo, decepcionados, y el EP "Painkiller" con el que han intentado recuperar terreno en los últimos meses no muestra signos de recuperación.

lunes, 16 de septiembre de 2013

Pet Shop Boys: Electric (2013)

Después de haber dedicado mi anterior entrada a recopilar las canciones por las que Pet Shop Boys son uno de los grupos más reputados e influyentes de las últimas décadas, voy a dedicar la presente entrada a revisar su nuevo álbum de estudio. "Electric" ha sido una de las mayores sorpresas de la temporada, pues se anunció apenas 8 meses después de la publicación de "Elysium", y finalmente ha visto la luz tan sólo diez meses y medio más tarde. Lo que obviamente puede interpretarse como un intento por enderezar el rumbo, reconociendo como erróneo el estilo pausado y un tanto conservador de "Elysium" y entregando a cambio un disco más contemporáneo y orientado a la pista de baile. Sensación que se ve confirmada por el hecho de ser la primera entrega del dúo en su nueva discográfica, tras casi 30 años al servicio de EMI. Y que ha sido recibida con todo tipo de elogios por la crítica especializada, conscientes de que el terreno que mejor transitan es ese pop electrónico, bailable y sin embargo clásico y con mensaje.

Sin embargo, debo adelantar que, a pesar de mi debilidad por sus creaciones, para mí "Electric" es una de las mayores decepciones del año. Yo también oes prefiero contemporáneos y bailables, pero es que además el contar con el talentoso Stuart Price a la producción (responsable de la revitalización de Madonna y de los mejores momentos de The Killers, por ejemplo), parecía garantía de un gran álbum. Pues bien, no sólo no es así sino que, a los puntos, "Electric" pierde en mi opinión frente a "Elysium". Veamos por qué.

El álbum lo abre y lo precedió en el tiempo "Axis", un tema semi-instrumental con reminiscencias del spaghetti disco ochentero y que promete en su inicio, pero se queda a medio camino por su mal digerido cóctel entre un bajo "trotón", vocoder y sintetizadores del pasado y una progresión armónica demasiado pobre para tan largo metraje. Tenía esperanzas de que fuera sólo un tema mal escogido, pero tras escuchas "Bolshy", el segundo corte, casi parece una obra maestra frente a un medio tiempo con interesantes toques soviéticos y un sonido que es puro acid-house, pero que naufraga con una melodía casi inexistente en las estrofas y un flojo estribillo. El siguiente tema, "Love is a bourgeois construct", es más interesante ya desde el brillante comienzo, aunque la enrevesada progresión armónica se nota que no es suya (está basada en "Chasing Sheep Is Best Left To Shepherds", de Michael Nyman, que a su vez se basaba en una pieza clásica de Henry Purcell). Al menos la instrumentación está conseguida, y Neil se luce por primera y única vez en el disco con una letra larga y mordaz, en la línea de "Left to my own devices". Sin ser un temazo, es el segundo mejor tema del disco y será el tercer sencillo a finales de mes.

Porque el siguiente vuelve a bajar el listón: "Fluorescent" es un tema de house oscuro, con una melodía excesivamente grave en las estrofas, otro estribillo menor, excesivamente largo y sólo unas entradas al estribillo medianamente aceptables. "Inside a dream" tiene un bonito comienzo, aunque luego se vuelve un tanto machacón con su percusión tan marcada y sus extenuantes estrofas monocordes, agradeciéndose la llegada de un estribillo que, sin ser ninguna maravilla, es lo único salvable. Le sigue "The last to die", una revisión de un tema relativamente reciente de Bruce Springteen que, aunque mejora las armonías del farragoso original, carece de los mimbres compositivos para convertirse en una de sus versiones excelsas, siendo su letra y su duración ajustada lo más destacable.

"Shouting in the evening" empieza estupendamente, con un bonito synclavier sobre un colchón de sintetizadores muy en la línea Orbital, pero desemboca en una histriónica pieza de baile sin apenas melodía (ellos mismos son conscientes de esta escasez creativa y apenas dura 3 minutos). "Thursday", con la colaboración del rapero y cantante Example, podría ser la actualización de "Why don't we live together", pero con una melodía más pobre en las estrofas, una entrada al estribillo un tanto fuera de tono, y Lowe declamando los días de la semana mientras que Tennant canta uno de los pocos estribillos reales del disco. No es nada especial, pero en este páramo podría ser el tercer tema salvable. Porque el único realmente brillante es el que lo cierra: sí, "Vocal" es un temazo, y si tuvieran quince años menos habría sido uno de los mayores éxitos de su carrera, con dos progresiones armónicas diferentes y muy marcadas, un comienzo que es toda una declaración de intenciones y que emociona cuando Tennant empieza con "It's in the music, it's in the sun..." y poco a poco van entrando los sintetizadores (ahora sí, contemporáneos sin dejar de sonar a ellos mismos) hasta estallar en un precioso clímax, quizá un pelín largo a causa de la sosería de Price para rellenar los compases finales, pero estimulante.

En suma, una buena declaración de intenciones y un giro estilístico de agradecer, pero sólo uno destinado a perdurar, 6 temas menores (la mayoría excesivamente largos) y 2 versiones no del todo redondas. Además, un Stuart Price en preocupante baja forma hace que los minutos transcurran sin apenas sorpresas. Desde luego no es, como algunos críticos han querido ver, un nuevo "Introspective", ni siquiera un "Relentless" (que complementaba acertadamente "Very" mostrándoles libres, bailables y personales), sino un "Disco 3" que pretendía mejorar el mal sabor de boca de "Release" volviendo a sus parámetros clásicos pero sin haber tenido tiempo para estar conformado por composiciones de verdadero nivel. Así que esperemos que no necesiten estos giros en tan poco espacio de tiempo, sino que mantengan su afán contemporáneo pero con más temazos. La música contemporánea sigue teniendo hueco para ellos.

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