jueves, 1 de mayo de 2025

Geowulf - "The Child" (2025)

El primer álbum publicado en 2025 que reseño en este humilde blog es "The Child", el tercero de la banda australiana Geowulf. Se trata de una vieja conocida por estos lares, puesto que ya reseñé en su momento sus dos primeros discos: "Great Big Blue" (2018) y "My Resignation" (2019). Aunque en realidad no debería hablar ya de banda, porque desde 2022 el hasta entonces dúo quedó reducido al proyecto en solitario de Star Kendrick, tras el abandono de su compañero Toma Banjanin. Esta circunstancia sin duda explica el retraso en que este tercer disco viera la luz, si bien tengo que indicar que entre medias la cantante ya mostró sus intenciones de dar continuidad a Geowulf con "Woman", su EP de 2023.

Para poder superar la marcha del otro cincuenta por ciento es clave que quien sigue adelante disponga de una buena colección de composiciones. Y luego acertar a la hora de instrumentarlas y producirlas. En el presente caso la cantante ha acertado de pleno al contar con el también australiano Geoffrey Roberts, tanto en la composición (la mayoría de las doce canciones las firman a medias) como en la producción. Hasta el extremo de que el disco no solamente enlaza musicalmente con sus predecesores, sino que probablemente sea el más brillante de los tres. Y es que en esta nueva entrega apenas aparece el que es el mayor riesgo de una propuesta como suya: la blandura de determinadas canciones, que puede hasta desembocar en cursilería. Afortunadamente lo que vertebra el disco son las composiciones, y como prácticamente todas poseen un nivel irreprochable, el resto es cuestión de conferirles la personalidad necesaria. Algo en lo que Kendrick y Roberts se han mostrado particularmente acertados. Y que no es nada fácil, pues cuando se huye de las posibilidades que ofrece la tecnología y se recurre al esquema básico de batería, guitarras eléctrica y acústica, bajo, teclados y voz, es fácil que unos temas terminen sonando muy similares a otros. Por fortuna, no es el caso de "The Child".

El disco lo abre "Dreaming", también su quinto sencillo: un tema de dream-pop acústico (al comienzo sólo con la voz y la guitarra de Kendrick, más adelante irán entrando algún teclado, una ligera percusión y hasta un bajo), agradable y melancólico, pero de duración corta y factura tal vez demasiado convencional, que no termina de reflejar todo lo bueno que encierra el disco. Algo que sí se empieza a intuir a partir del segundo corte, "Memory Serves Like Lightning", de más empaque, con una bonitas estrofas presididas por la cristalina voz de Kendrick, y un estribillo largo y elaborado punteado por un precioso teclado, y rematado por una extensa parte nueva. Elegida como cuarto sencillo, es una clara evidencia de que la australiana no tiene intención alguna de que éste sea el canto de cisne de su proyecto. Aunque para mí el primer temazo del disco es "Can't Read Your Mind". Recientemente publicada como ¡séptimo! sencillo, la luminosidad de su pop intemporal, la brillantez de sus estrofas, lo pegadizo de su estribillo, y detalles relativamente contemporáneos en la producción de Roberts como la percusión sincopada que la sostiene, o el synclavier que complementa la steel guitar y el mellotron, la convierten en un tema irreprochable para cualquiera al que cuatro minutos de pop le puedan poner todavía la carne de gallina. Incluso a pesar de que la progresión armónica es la misma todo el tiempo, o de los manidos "da da da" de su supuesta parte nueva. Pero si llegados a este momento pensamos que la australiana ya ha puesto lo mejor de su nuevo repertorio sobre la mesa, nos equivocaremos por completo. Porque el siguiente tema, "Stay Baby", también sexto sencillo, nos transporta de la alegría a la melancolía a través de otras excelentes estrofas. Y en un ejercicio muy poco habitual en estos tiempos, baja el tempo en el estribillo para adecuarlo a la plegaria de Kendrick a su amante (quién sabe si en realidad esto irá dirigido a su ex-compañero Banjanin). El excelente tramo instrumental final, con ese etéreo teclado presidiendo el conjunto, demuestra que la cantante no está obsesionada en ser la protagonista, y sabe dejar espacio para que los demás instrumentos puedan dar todo de sí.

El despliegue de grandes momentos no se detiene, pues el quinto corte resulta ser nada menos que "Dolly", el momentazo que adelantó el disco hace ya cerca de un año. De nuevo sobre la base de otra excelente progresión armónica, y apoyada en una instrumentación de factura clásica, la atención la acapara una melodía rica y variada en sus estrofas, pero que aún se luce más en su fantástico estribllo. El preciso teclado de los tramos instrumentales, los doloridos fraseos de Kendrick antes de la repetición final del estribillo, la forma como Roberts dobla las guitarras acústicas por cada canal... Todos son detalles de buen gusto. Hasta que llegamos a "Angry" no nos topamos con la primera canción del disco que no ha visto (por ahora) la luz como tema independiente. Sin embargo, vuelve a tratarse de un tema de gran nivel. Más oscura que sus compañeras, arranca directamente con la voz de Kendrick sobre una guitarra acústica y el bajo desgranando las notas de otra melodía compleja, que empieza a subir de una manera tan natural que apenas nos daremos cuenta. Roberts va sabiamente añadiendo instrumentos al conjunto, como una percusión sin estridencias al comienzo de la segunda estrofa, o los sencillos rasgueos de una guitarra un poco más adelante. Quizá el único pero sea que la misma progresión armónica durante más de cuatro minutos, por bonita que sea la melodía y por bien llevada que esté la instrumentación, puede volverse un poco monótona al final. El comienzo de "Beer To Bed (Time To Kill)" puede parecer un poco más flojo por esa sensación de estar matando el tiempo que evocan su original letra y sus estrofas. Pero una vez más la australiana demuestra el gran momento compositivo por el que han atravesado Roberts y ella, y nos fascina con otro estribillo irresistible. Una parte nueva en notas muy altas, y nada fácil de armonizar con el resto de la canción, mejora la impresión del tema a pesar de esa languidez de sus estrofas. Pero es que el siguiente momento, "Unsay It All", vuelve a ser notable hasta en el título. Pese a que arranca con un teclado con novedades como voces post-procesadas y la batería más contundente del disco, entronca con total naturalidad en la propuesta musical de "The Child", y nos vuelve a cautivar con otra gran composición. La sencillez con la que la guitarra eléctrica complementa las voces de Kendrick, y el puntilloso teclado en el estribillo, vuelven a mostrar que a menudo no son necesarios grandes alardes para emocionar. Y un último acierto es dejar que la parte nueva sea instrumental, presidida por un punteo de su guitarra eléctrica principal.

Así, sin darnos un respiro, el disco alcanza su último tercio. Para el cual aún ha reservado un par de balas en la recámara. La primera de ellas es "Something Good", la primera balada del disco, y en su momento, también su segundo sencillo. Un piano relativamente simple, una excelente progresión armónica, la dulzura de Kendrick desgranando una melodía de notas complejas, todo contribuye al resultado... Muy poco a poco van entrando otros instrumentos, como el bajo en la segunda estrofa, o los sencillos coros que repiten la sugestiva frase de su estribillo en el tramo final; lo justo para que la magia no decaiga. Y la segunda bala es "Nightmare", tercer sencillo y ahora mismo mi pasaje favorito del álbum (aunque en su momento he tenido otros). De nuevo un medio tiempo de ambientación clásica, bonita melodía y excelente interpretación vocal, lo que realmente me cautiva es la forma como ya a la mitad de la estrofa los giros que va realizando la melodía van anticipando su sensacional estribillo. Tanto, que parece que éste se resiste a llegar. Pero cuando lo hace, nos derrite con su vulnerabilidad ("I keep waking Up... and you're gone, I keep waking up... I don't know how to sleep alone"). Eso sí, podrían haberse recreado más en su tramo final; a cambio, Kendrick y Roberts consiguen que den ganas de escucharla de nuevo en cuanto termina. "Hungry For My Heart" es el primer momento en el que casi podemos afirmar que bajan un poco el listón. Otra balada, esta vez con un comienzo en el que tan sólo escuchamos la voz de Kendrick sobre un teclado sintético que lleva los acordes, cuando al final del primer estribillo entren los redobles de la batería tendremos dudas de si realmente se trata de un tema menor. Porque quizá sea el tema en el que más brillante es la producción: más idelante Roberts irá parando el ritmo, introduciendo unos originales coros al final, arropando los compases finales con la mayor profusión de teclados de todo el álbum... Total, que cuando nos encontramos con "The Child", la canción que da título al disco además de cerrarlo, de golpe caeremos en la cuenta de que ya lo hemos recorrido en su totalidad. Y que del posible bajón por la marcha de Banjanin no ha habido ni rastro. Aunque sí que me parece que no es el mejor momento del disco para darle título, ni para ponerle colofón: otro tema de pop melancólico, esta vez con una batería programada como principal novedad, es el primero en el que podemos tener la impresión de que se repiten algunos trucos ya escuchados. Y aunque resulta agradable, ni las estrofas ni el estribillo lucen como los de la mayoría de sus compañeras.

En todo caso, este ligero desliz en el cierre no debe afectar a la muy favorable impresión global que deja el álbum. Es cierto que para estar en 2025 su sonido puede pecar de excesivamente clásico. Y que si tampoco la imagen de Kendrick intenta potenciar su vertiente explícita, su feminidad, su agresividad, pues es normal que una propuesta así pase desapercibida para el gran público. Pero el mero hecho de haber podido publicar siete sencillos de sus doce composiciones es ya una evidencia del nivel medio de sus canciones. Y es que hay varios momentos que nada tienen que envidiar a "Don't Talk About You", la maravilla que hasta ahora era su tema de cabecera. Y encima Kendrick lo logra manteniéndose fiel a su particular universo musical. Así que para todos los que valoramos las canciones por encima de cualquier otra consideración en el mundillo pop, la publicación de un disco así es una gran noticia. Eso sí, desconozco las expectativas que tendría puestas Kendrick en él. Espero que no fueran demasiado altas, y que por lo tanto, el limitado reconocimiento que ha alcanzado sea lo suficientemente motivador para plantearse una continuación dentro de unos años. Porque el plano panorama musical actual necesita buenas dosis de emociones como las que ella es capaz de generar.

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