Tras nada menos que diecisiete años de carrera, hoy es la primera vez que la banda británica Everything Everything recibe una entrada independiente en este humilde blog. Bien es cierto que algunas de sus canciones ya habían aparecido en mis listas anuales con canciones internacionales recomendables de cada ejercicio (así sucedió con "Big Climb" en 2020 y "I Want A Love Like This" en 2022), pero, aunque con cada nueva entrega me parecía que su nivel estaba subiendo, seguía teniendo la impresión de que sus álbumes pecaban todavía de irregulares. Por fortuna esa sensación ha desaparecido definitivamente con su séptima entrega, este "Mountainhead" que hoy les traigo. Y no porque hayan renunciado a su acusada personalidad musical, sino porque a pesar de que se trata de un álbum extenso (nada menos que catorce cortes, con el riesgo que eso supone de incluir canciones menores), aguanta el tipo de principio a fin.
Y me refiero a su acusada personalidad porque a, pesar de la cantidad de bandas de pop-rock que pululan en todo el continente, su sonido es desde hace años perfectamente reconocible. En parte gracias a la voz de Jonathan Higgs, que pese a sus indidudables dotes puede generar pasiones y rechazos por igual. Y en parte gracias a esa singular manera de conjugar instrumentos tradicionales en el género con una electrónica nada ambiciosa, que enriquece sus canciones sin que por ello ofrezcan un sonido excesivamente pulido. Tanto, que a menudo sus temas parecen demos grabadas antes de adentrarse en el estudio. Algo que también les puede restar seguidores, aunque obviamente es una decisión consciente por su parte. Sin un guitarrista de referencia (sus cuatro miembros se encargan en principio de batería, bajo, teclados y voz respectivamente, más que de guitarras) y sin virtuosismos, lo fían todo a la calidad de sus composiciones y la singularidad de sus arreglos. Algo que históricamente han puesto de manifiesto, y que resulta especialmente evidente en este último disco.
"Wild Guess", el tema que abre el disco, con esos acordes tan poco frecuentes interpretados por un sintetizador que recuerda a Orbital, y que sin previo aviso da paso a un bajo prominente de puro punk-rock, es un perfecto reflejo de lo que comentaba antes. Tanto es así que la voz de Higgs tarda un minuto largo en entrar, y cuando lo hace, es para interpretar una melodía compleja y de gran amplitud tonal incluso dentro de las propias estrofas. Aparte de esta parafernalia "marca de la casa", el tema se sostiene sobre una notable composición, quizá más disfrutable en sus estrofas que en su un tanto estridente estribillo. Aun cuando en sus repeticiones finales mejora con esos coros que repiten aquello de "You don't take it in". "The End of the Contender", siguiente corte, fue escogida hace unos meses como tercer sencillo, prueba que no temen poner en foco en temas quizá menos inmediatos del álbum, como este medio tiempo de corte atmosférico, de bonitas estrofas realzadas por un arpegio de guitarra que recuerda a los de Coldplay a partir de su segunda estrofa, y que destaca especialmente en el tramo instrumental antes de la repetición final del estribllo. Una parte nueva tan reposada que carece de cualquier tipo de percusión remata este momento tan peculiar como disfrutable. "Cold Reactor" fue el tema que anticipó el disco a finales del año pasado, y sin duda se trata de su tema estrella (de hecho, formó parte de mi lista de Otras 20 Canciones Internacionales Recomendables de 2023). Aunque no lo parezca, en realidad se trata de un tema de punk-rock por su tempo alto, la energía de su bajo, y la rabia que destila su estribillo de notas antes y lentas, pero cuesta darse cuenta con esas voces femeninas sintetizadas con las que arranca y que lo acompañan hasta el final, ese puente de notas altísimas, el cambio en los acordes en la mitad de la segunda repetición del estribillo, o los etéreos sintetizadores con los que adornan su tramo final. En todo caso, una canción disfrutable de principio a fin. Algo no aplicable a la menos inmediata "Buddy, Come Over": un medio tiempo de atmósfera funesta, con largos tramos instrumentales a dúo entre guitarra y sintetizador entre las estrofas, una caja de batería que a veces es esa palmada tan habitual en el synth-pop de hace unas décadas pero que aquí cuesta asimilar, y un sonido en general poco cohesionado. Pero si se le dan las suficientes oportunidades, sus pecularidades instrumentales y vocales terminan encajando, porque la composición que lo sustenta vuelve a ser notable.
El listón sigue alto con "R U Happy", otra vez de arreglo singular con, por ejemplo, esa voz femenina pregrabada que anticipa las primeras palabras de cada fraseo de Higgs en las estrofas, lo vertiginoso de la batería en un tema que en realidad no es de tempo especialmente alto, o sus particulares sintetizadores a la hora de rellenar los pasajes instrumentales. Pero que gracias a su elaborada composición, con un trabajado puente que encaja perfectamente estrofas y estribillo, y unos arpegios de guitarras eléctricas que ponen las notas de convencionalidad, llega a buen puerto. El siguiente corte, "The Mad Stone", aparte de segundo sencillo, es mi tema favorito del álbum. Y eso que su comienzo es tan difícil como desconcertante, no por su envolvente sintetizador, sino por esos pasajes casi corales tan alejados de los parámetros pop. Pero su excelente estribillo lo compensa de sobra, y su singularísimo doble estribillo, con un carrusel imposible de notas altísimas, sorprende al principio pero cautiva más adelante. Algo parecido ocurre con su parte nueva, también de notas altísimas. Tras este peculiar subidón, el álbum baja por primera vez con "TV Dog", una especie de balada breve con los sintetizadores jugando a ser cuarteto de cuerda, voces que van y vienen y una melodía original pero sin nada más a lo que agarrarse. Afortunadamente, el singularísimo patrón rítmico y los sintetizadores en bucle del elaborado comienzo de "Canary" nos devuelve otra vez al nivel medio de "Mountainhead". Si bien conviene reconocer que se trata de otro tema que requiere de varias escuchas, y quizá no de los más notables compositivamente, sobre todo en un estribillo que puede resultar fatigoso con tanto vaivén de notas.
A "Don't Ask Me to Beg" le perjudica ese estribillo bien plantado al frente desde el mismo comienzo, que vuelve a resultar un tanto crudo y difícil de digerir. Pero el resto del tema es destacable, sobre todo la infecciosa batería y la juguetona guitarra que la acompaña a partir de la mitad de la primera estrofa. El sinfónico segundo estribillo, acompañado asimismo por unos juguetones guitarra y teclado, también descolla del resto del tema, una pena que no le confieran más protagonismo. "Enter The Mirror", el décimo corte y también cuarto sencillo, vuelve a ser uno de sus momentos álgidos, Quizá el más electrónico del disco, su elegancia puede recordar a la de Keane, aunque obviamente la interpretación vocal de Higgs sea totalmente diferente, en especial en otro estribillo de notas altas. Podemos ponerle el pero de que evoluciona menos que la mayoría, pero a cambio el sencillo arpegio de guitarra del estribillo le aporta consistencia. Si bien prefiero "Your Money, My Summer", siguiente corte y publicada esta misma semana como quinto sencillo. De llamativo título y letra aún más críptica de lo habitual, sus inquietantes y meritorias estrofas dan paso a un plácido estribillo, y después al más peculiar solo de guitarra que he escuchado en tiempo. Casi a su misma altura raya la potente guitarra eléctrica que desde el mismo comienzo sostiene "Dagger's Edge", seguramente el último gran momento del álbum: otro personal medio tiempo de interesantes estrofas y angustioso y a la vez disfrutable estribillo. Con una muy elaborada y brillante parte nueva en otra tonalidad, aunque de nuevo basada en la guitarra eléctrica, tanto que al final termina desembocando en el pasaje más netamente rockero del disco.
A estas alturas del disco, la mayoría de los artistas ya estarían repitiendo la misma fórmula o habrían pegado varios bajones de calidad. Pero los de Manchester aún se permiten sorprendernos con un medio tiempo tan retrofuturista en su comienzo y al mismo tiempo de melodía tan luminosa como "City Song". Que sin ser de los mejores momentos del álbum, es un tema más que digno, y que además aún saben cómo hacer crecer conforme avanza el minutaje (otra cosa es que Higgs seguramente abuse de falsete). Eso sí, el cierre de electrónica lo-fi que representa "The Witness" tal vez resulte dulce y envolvente gracias a la melodía más comedida del disco, y su electrónica sencilla sea un buen resumen de los trece temas anteriores, pero seguramente podrían haber escogido otro tema para alcanzar el colofón que el nivel medio del álbum merece.
Porque, incluso pecando de conservador a la hora de resaltar las canciones de "Mountainhead", he añadido el enlace para nada menos que ocho de ellas. Un hecho que refrenda lo que les comentaba antes respecto a su álbum más redondo de principio a fin, a la vez que cohesionado a su manera. Aunque soy consciente de que no se trata de una banda apta para todos los oídos. No porque su propuesta no lo sea, sino porque sus señas de identidad pueden no resultar del agrado general. Por mi parte, para futuras entregas intentaría pulir su sonido de forma que no sonara tan espartano, rellenando con más pistas algunos huecos del espectro, por lo menos en algunas de sus composiciones. También moderaría la tendencia de Higgs a crear melodías imposibles. E incluso oficializaría el empleo constante de la guitarra eléctrica en casi todos sus temas. Por no hablar de lo críptico de sus letras, que merecerían algo más de convencionalidad. Pero a cambio nos encontramos frente a una de las propuestas más consolidades y personales del panorama actual, con un talento compositivo incuestionable pero también con un torrente de ideas para enriquecer sus temas con extraños giros o arreglos poco frecuentes. Lo bueno es que parecen cómodos con su status actual, con buen reconocimiento de la crítica y buen nivel de ventas (de nuevo Top 10 en su país) y están siendo capaces de entregar un buen puñado de temas cada dos temporadas. Por lo que espero que no bajen el ritmo ni el nivel, y en un par de años pueda reseñar otra meritoria entrega suya.