sábado, 22 de enero de 2022

Chvrches - "Screen violence" (2021)

Haec unos meses que se publicó "Screen violence", el cuarto álbum de los escoceses Chvrches. Que ya han tenido en este humilde blog dos entradas dedicadas a su primer y tercer disco, ese "Love is dead" (2018) que a mi modo de ver llevó su propuesta musical a unas cotas de calidad e interés desconocidas hasta entonces. A pesar de lo cual cuando vio la luz este cuarto álbum el pasado mes de agosto afronté su escucha con cierta desconfianza. Y es que el trío es de los que depende mucho de la inspiración, y lo mismo publican un temazo irresistible que una sucesión de canciones ampulosas y sin sustancia. Que es lo que esperaba iba a suceder tras escuchar su sencillo de anticipación, ese "He said she said" que me dejó completamente indiferente. Aunque al final el balance es positivo, los momentos buenos vencen a los anodinos, y ha acabado formando parte de mi discoteca particular.

Cada vez que hablo de Chvrches aclaró que para mí al menos no son una banda de electro-pop, etiqueta que creo que sólo determinados críticos anclados en el pasado siguen utilizando, sino una banda de pop convencional, que crea temas de estructura clásica, no especialmente orientados a la pista de baile, y que los arropa ciertamente con teclados un tanto "retro", pero tambiéncon guitarras y bajos eléctricos, baterías y otros instrumentos que se salen de esa etiqueta. Lo importante no es esa pátina que sin duda saben darle a sus creaciones, lo importante es cómo de acertados hayan estado con las partituras en cada nuevo disco. Y si han sido coherentes con el resto de su carrera. Tras múltiples escuchas, lo segundo resulta indudable; lo primero, no siempre.

Porque para poder llegar a disfrutar de este álbum es necesario concederle muchas oportunidades y armarse de paciencia con los momentos menos inspirados. Que tal vez no sea el caso de "Asking for a friend", el corte que lo abre. El cual suena evidentemente a Chrvches, y que con el oficio que desprenden su instrumentación y sus arreglos puede llegar a parecernos un buen tema, pero que en realidad simplemente cumple con su melodía excesivamente cristalina y su duración un tanto excesiva. Pero que es claramente superior a los tres cortes siguientes, excesivamente ampulosos y sin sustancia. Comenzando por la ya mencionada "He said she said", todo un ejercicio de pop que más que cautivar nos aturde, y que suena ya demasiado trillado, a pesar de ese autotune del que tiran para dotarle de cierta originalidad. Siguiendo por "California", un poco más contenida en sus estrofas, pero lastrada de nuevo por ese estribillo y esos intervalos instrumentales de brillantez impostada. Y terminando por "Violence delights", que además de adueñarse de una caja de ritmos que todos hemos escuchado desde hace décadas en infinidad de canciones, vuelve a insistir en unos estribillos de grandilocuencia vacua que arruinan unas estrofas prometedoras.

Justo cuando ya nos empieza a parecer evidente que esta vez el trío ha entregado un álbum prescindible, la cosa cambia para mejor, y ya aguanta así en los seis cortes restantes. De ello tiene buena culpa "How not to drown", segundo sencillo y probablemente el tema estrella del álbum gracias a la colaboración en la composición y la interpretación de Robert Smith, el líder de The Cure. Pese a lo cual el tema sigue sonando a Chvrches, y no desentona con la propuesta del resto del álbum, pero pierde esa impostura de los precedentes y suena honesto en su desazón. Además, es curioso escuchar cómo Smith es capaz de interpretar una melodía diferente en estrofas y estribillos a la de Lauren Mayberry, no una tercera ni una quinta por debajo, y sin embargo no desafinar. Y el tramo final, aunque un poco largo, muestra que los cuatro saben cómo sacarle partido instrumentalmente a los acordes del estribillo, con la "steel guitar" de Smith equilibrando el sonido habitual del trío. Le sigue el que para mí es sin duda el mejor momento del disco, y la razón que me animó a reseñarlo: "Final girl" es, si cabe, un medio tiempo aún más oscuro y contundente que el anterior, con unas estrofas largas y meritorias que esta vez no son arruinadas sino mejoradas por un estribillo que cambia la tonalidad y acierta en el mejor arpegio de guitarra de todo el disco. A ello le añadimos ese segundo estribillo que demuestra que estaban sobrados de inspiración ese día, unos bonitos intervalos instrumentales, y una estupenda letra ("And it feels like the weight is too much to carry, I should quit, maybe go get married...", que compensan de sobra el bajo que han "fusilado" del "Precious" de Annie Lennox. Aunque curiosamente el tema elegido como tercer sencillo ha sido el otro con "chicas en el título: "Good girls" es seguramente el momento más electrónico del disco, cien por cien Chrvches y un tanto estridente, pero disfrutable gracias a ese logrado colchón de sintetizadores, a su batería electrónica, a ese segundo estribillo que mejora al primero, y a su guitarrero tramo final, esta vez no alargado innecesariamente.

El tramo final del disco mantiene razonablemente bien el tipo. "Lullabies", el octavo corte, arranca muy bien con su piano, su bajo slap y su caja sobredimensionada, propone unas estrofas elaboradas y un estribillo razonablemente melancólico, y remata con otro grandilocuente pero interesante tramo instrumental. "Nightmares" insiste en las reverberaciones de la voz de Mayberry, especialmente en otras estrofas introspectivas y bien llevadas, pero cambia la glucosa habitual de sus estribillos por una rabia ominosa y un largo puente instrumental que la convierten, para mi gusto, en el segundo mejor momento del álbum. Y el cierre lo pone "Better if you don't", un agradable y guitarrero contrapunto a tanto sintetizador estridente, que no es ni de sus momentos más conseguidos, pero que está perfectamente ubicado justo al final y nos muestra que el trío también es capaz de cambiar de registro sin perder su personalidad, en especial en el bonito juego entre las voces y el juguetón sintetizador principal en su reposado estribillo.

Con una carrera ya tan consolidada es difícil que Chvrches renuncien a los aspectos menos positivos de su sonido. La fórmula "estrofas melancólicas - estribillos estridentes" la manejan tan bien que a menudo no se dan cuenta de que el resultado es un tanto vacío. También les siguen sobrando medios tiempos y les falta subir o bajar el tempo, para bien acercar su propuesta a la pista de baile o a nuestro dormitorio en una fría tarde. Pero saben cómo quieren sonar, y en este álbum han acertado con la colaboración de Smith y con un par de grandes momentos que no tienen nada que envidiar a los mejores de sus tres discos anteriores. Así que punto positivo para el trío. Sólo queda esperar si la inspiración puede más que el oficio en su próxima entrega, me imagino que allá por 2024.

No hay comentarios:

Publicar un comentario