Interrumpo en esta entrada mis habituales reseñas sobre lo más interesante que a mi juicio ha visto la luz en los últimos tiempos en el panorama musical internacional para dedicar una breve entrada a un hito de este humilde blog: la superación de las 10.000 páginas vistas. Y es que cuando hace un lustro lo creé como forma de seguir dando a conocer una de mis pasiones en unas circunstancias personales más complejas que de costumbre, nunca pensé que llegaría tan lejos en su difusión. Porque no se trata de un blog adscrito a ningún canal oficial, festival, publicación, plataforma o emisora. Porque rehúye la simplicidad de las propuestas comerciales actuales, pero rehúye también la revisitación a perpetuidad de las propuestas de hace dos o tres décadas, como si no hubiera ninguna otra fuente de creatividad entre ambas. Porque no se posiciona a favor de la música indie ni de la música mainstream (perdón por los anglicismos), sino que intenta rescatar propuestas interesantes en ambos mundos. Porque no lo promueve ningún ánimo de lucro, como lo prueba mi resistencia a incluir publicidad a pesar de las sugerencias que periódicamente genera la plataforma en la que lo publico. Porque reseña para un ámbito tan cerrado habitualmente como el español (y por ende el hispanoamericano) propuestas originadas en otras partes del mundo, desde Australia hasta Grecia pasando por Alemania. Y porque no hace un análisis simplista de lo que es "bueno" o lo que es "malo", sino que intenta argumentarlo recurriendo a conceptos que pueden resultar un poco arduos para el oyente medio, pero cuyo fin es enseñarle a descubrir más facetas en cada álbum o cada canción, y crecer así en su sensibilidad musical para disfrutar cada vez más de este a veces maravilloso mundillo.
Como una imagen vale más que mil palabras, para ilustrar esta entrada he seleccionado la evolución del número de visitas que mensualmente ha recibido "Pop Rock y Mas". Una evolución con altibajos dependiendo de la popularidad de las reseñas en cuestión (no es lo mismo reseñar a los Imagine Dragons que a los Voltaire Twins por ejemplo), pero con una tendencia claramente creciente a lo largo de los años, lo que demuestra que cada vez más un internauta que se haya tropezado tras una búsqueda en internet con una reseña del blog, ha pasado cada vez más tiempo otras entradas que le hayan podido interesar. Y que ha culminado el pasado mes de julio con el récord mensual de visitas.
Otro aspecto interesante es que a pesar de ser un blog escrito desde España y en español, la mayor parte de las visitas no proceden de España, sino de Estados Unidos. Lo que puede tener sentido si se piensa que la mayoría de artistas reseñados son de procedencia anglosajona, pero también pone de manifiesto que Estados Unidos se consolida como el segundo país del mundo con más hispanohablantes, claramente por encima de España y sólo por detrás de México. Más llamativos son los cientos de visitas recibidos de países alejados del idioma y la cultura españolas, como Ucrania, Alemania, y recientemente Rusia. Como también es interesante resaltar la alta difusión de entradas que no hablan de un álbum concreto de un artista, sino de reflexiones más genéricas como la evolución de la guitarra eléctrica o el autotune, o simplemente de las listas en las que anualmente selecciono las en mi opinión 20 mejores canciones del panorama internacional.
Desconozco cuánto tiempo seguiré añadiendo entradas a este blog, aunque si las circunstancias lo permiten no tengo intención de abandonar mi afición a la música contemporánea. Así que no sé decir a cuántas visitas llegará "Pop rock y más", pero sí espero que pueda seguir resultando interesante para todo el que se tropiece con él. Así que por aquí les espero. Y muchas gracias por toda la atención en estos cinco años.
Un aficionado a la música pop-rock contemporánea que no se resigna a que creer que ya no se publica música de calidad.
lunes, 8 de agosto de 2016
martes, 2 de agosto de 2016
Marsheaux: "Ath.Lon" (2016)
Tras tres años sin editar un álbum con temas propios (en 2015 publicaron su revisión íntegra del álbum "A broken frame" de Depeche Mode), el dúo femenino formado por Marianthi Melitsi y Sophie Sarigiannidou han regresado hace unas pocas semanas con este "Ath.Lon", el sexto álbum de su carrera. En un momento muy relevante de la misma, ya que tras más de una década de actividad se han ido ganando poquito a poco un reconocimiento a nivel internacional muy difícil de conseguir para una banda de origen griego, hasta el punto de que como su título indica, buena parte de este disco ya se ha gestado y grabado en Londres (además de en Atenas). Además, su anterior álbum ("Inhale", que ya reseñé en este mismo blog) las consolidó como una banda capaz de entregar no sólo buenos temas sino también álbums completos, por lo que las expectativas de esta nueva entrega eran muy altas. Desgraciadamente el disco supone en mi opinión un paso atrás que les va a impedir ese gran salto que parecían a punto de dar, y quizá incluso pierdan por el camino parte de sus fieles seguidores.
Y es que una cosa es recrear en pleno siglo XXI el synthpop que triunfó en los ochenta, actualizando su sonido y orientándolo a las pistas de baile más indie, y otra distinta es retroceder tanto en la revisitación que dé la impresión que más que la inspiración se busca el homenaje explícito. Algo que por otra parte no está relacionado con ningún cambio en la composición de la banda, ni siquiera con sus colaboradores en la producción, los habituales y también griegos Fotonovela. Simplemente Marianthi y Sophie se han excedido en esa mirada al pasado, han ralentizado en exceso los bpms y han tirado de oficio para rematar algunas composiciones que probablemente no hubieran entrado en álbumes anteriores. Todo lo cual provoca que el resultado sea un disco irregular, que tarda mucho en despegar y no contiene ningún nuevo hallazgo que incorporar a sus "clásicos".
Es cierto que una de las mejores habilidades del dúo ha sido históricamente sacar partido a unos temas que desde el punto de vista compositivo eran en ocasiones relativamente sencillos, pero que con inteligencia en los arreglos y una instrumentación muy pulida resplandecían. Pero a nivel compositivo existe un mínimo con el que trabajar, que en mi opinión no alcanza el tema que abre el disco, "Burning": una canción que intenta ser intensa a lo Gary Numan, de ritmo sincopado, pero muy simple compositivamente y sin gancho alguno. "Like a movie" es el primero de esos homenajes a los que me refería, en este caso a sus admirados Orchestral Manoeuvres In The Dark, una melodía de pop limpia e interludios musicales presididos por un sintetizador típico en los mejores momentos los británicos, pero también con una cuestionable sensación naif y una producción lo-fi que la retrotraen demasiado en el tiempo. "Sunday" es la primera canción que llega al mínimo esperable para este álbum: sin ser una maravilla, ni tampoco un retorno a los ritmos rápidos y bailables que tanto han explotado en previos álbumes, es un tema sintético y envolvente que podría figurar en otros discos suyos más inspirados. "Wild heart" es el segundo obvio homenaje, en este caso a los New Order de "Power, corruption and lies", con ese arpegio de bajo enlatado a lo Peter Hook que lidera los intervalos instrumentales, y también con una melodía simple en su ramplón estribillo y una instrumentación extrañamente espartana para lo que es habitual en el dúo.
Al rescate viene "Now you are mine", que podríamos definir como el "mejor tema que han grabado los Depeche Mode en la última década", aparte de ser en mi opinión el mejor tema del álbum. Se nota que las griegas son fans de los británicos, y que apenas hace año y medio que versionaron íntegramente uno de sus álbumes, como comentaba antes. Aunque es cierto que su aportación bordea el "Never let me down again" de los británicos con su ritmo cadencioso, su caja sobredimensionada y su estructura análoga, no es menos cierto que es una acertada progresión armónica, que la melodía acompaña y que le dan su toque característico con ese cambio de notas con los mismos versos que hacen en el segundo estribillo. "Strong enough" sí suena a ellas mismas, y ese arpegio de teclado que imita a una voz sintetizada nos predispone para un trallazo de pop luminoso, pero falta un bombo en la mitad de los compases, un estribillo menos etéreo y una parte nueva más inspirada para llegar a ese nivel. "Safe tonight" es el tema escogido como sencillo de presentación y un nuevo homenaje a los The Cure de "Just like heaven", cuya progresión armónica principal calcan y expanden hasta ocupar todo el tema. Con lo cual el resultado es una buena canción, con una letra reconfortante aunque quizá con un estribillo un poquito "blando" y simple, pero que por supuesto no se acerca al mítico himno de Robert Smith. "Mediterranean" es otro tema interesante sin ser brillante, extrañamente lento, que va enganchando poco a poco y tiene como punto álgido unos intervalos instrumentales estratégicamente situados. "Let's take a car" recupera por fin a las Marsheaux desenfadadas, que no juegan a ser otros sino que se limitan a ser ellas mismas con un tema rápido, una letra hedonista y un buen estribillo. Lástima que la producción sea menos inspirada que de costumbre, en especial su sección rítmica más propia de hace un cuarto de siglo.
"The beginning of the end" es el cierre de la versión estándar del álbum, y también la balada del mismo. Un tema con mucho contraste entre las partes instrumentales (que emulan una sección de cuerda de atmósfera ominosa, y están muy conseguidas gracias a la sugerente progresión armónica) y las partes vocales (con una melodía no muy afortunada, de notas demasiado altas para las limitadas cualidades vocales de las griegas), por lo cual resulta extrañamente irregular. Un mejor cierre del álbum es "Butterflies", tema adicional en la mayoría de ediciones disponibles, que aunque pide a gritos más bpms para sacarle el máximo partido a la composición, al menos recupera una de las mejores virtudes del dúo: uno de esos estribillos irresistibles que llegan sin previo aviso. Existe una versión limitada del álbum con cuatro temas más, pero no he podido conseguirla hasta la fecha, por lo que no puedo decir si consiguen mejorar la impresión global del álbum. Que tras varias escuchas, sobre todo si nos saltamos los primeros cuatro cortes, cumple la papeleta. Pero desgraciadamente no brilla.
Y es que una cosa es recrear en pleno siglo XXI el synthpop que triunfó en los ochenta, actualizando su sonido y orientándolo a las pistas de baile más indie, y otra distinta es retroceder tanto en la revisitación que dé la impresión que más que la inspiración se busca el homenaje explícito. Algo que por otra parte no está relacionado con ningún cambio en la composición de la banda, ni siquiera con sus colaboradores en la producción, los habituales y también griegos Fotonovela. Simplemente Marianthi y Sophie se han excedido en esa mirada al pasado, han ralentizado en exceso los bpms y han tirado de oficio para rematar algunas composiciones que probablemente no hubieran entrado en álbumes anteriores. Todo lo cual provoca que el resultado sea un disco irregular, que tarda mucho en despegar y no contiene ningún nuevo hallazgo que incorporar a sus "clásicos".
Es cierto que una de las mejores habilidades del dúo ha sido históricamente sacar partido a unos temas que desde el punto de vista compositivo eran en ocasiones relativamente sencillos, pero que con inteligencia en los arreglos y una instrumentación muy pulida resplandecían. Pero a nivel compositivo existe un mínimo con el que trabajar, que en mi opinión no alcanza el tema que abre el disco, "Burning": una canción que intenta ser intensa a lo Gary Numan, de ritmo sincopado, pero muy simple compositivamente y sin gancho alguno. "Like a movie" es el primero de esos homenajes a los que me refería, en este caso a sus admirados Orchestral Manoeuvres In The Dark, una melodía de pop limpia e interludios musicales presididos por un sintetizador típico en los mejores momentos los británicos, pero también con una cuestionable sensación naif y una producción lo-fi que la retrotraen demasiado en el tiempo. "Sunday" es la primera canción que llega al mínimo esperable para este álbum: sin ser una maravilla, ni tampoco un retorno a los ritmos rápidos y bailables que tanto han explotado en previos álbumes, es un tema sintético y envolvente que podría figurar en otros discos suyos más inspirados. "Wild heart" es el segundo obvio homenaje, en este caso a los New Order de "Power, corruption and lies", con ese arpegio de bajo enlatado a lo Peter Hook que lidera los intervalos instrumentales, y también con una melodía simple en su ramplón estribillo y una instrumentación extrañamente espartana para lo que es habitual en el dúo.
Al rescate viene "Now you are mine", que podríamos definir como el "mejor tema que han grabado los Depeche Mode en la última década", aparte de ser en mi opinión el mejor tema del álbum. Se nota que las griegas son fans de los británicos, y que apenas hace año y medio que versionaron íntegramente uno de sus álbumes, como comentaba antes. Aunque es cierto que su aportación bordea el "Never let me down again" de los británicos con su ritmo cadencioso, su caja sobredimensionada y su estructura análoga, no es menos cierto que es una acertada progresión armónica, que la melodía acompaña y que le dan su toque característico con ese cambio de notas con los mismos versos que hacen en el segundo estribillo. "Strong enough" sí suena a ellas mismas, y ese arpegio de teclado que imita a una voz sintetizada nos predispone para un trallazo de pop luminoso, pero falta un bombo en la mitad de los compases, un estribillo menos etéreo y una parte nueva más inspirada para llegar a ese nivel. "Safe tonight" es el tema escogido como sencillo de presentación y un nuevo homenaje a los The Cure de "Just like heaven", cuya progresión armónica principal calcan y expanden hasta ocupar todo el tema. Con lo cual el resultado es una buena canción, con una letra reconfortante aunque quizá con un estribillo un poquito "blando" y simple, pero que por supuesto no se acerca al mítico himno de Robert Smith. "Mediterranean" es otro tema interesante sin ser brillante, extrañamente lento, que va enganchando poco a poco y tiene como punto álgido unos intervalos instrumentales estratégicamente situados. "Let's take a car" recupera por fin a las Marsheaux desenfadadas, que no juegan a ser otros sino que se limitan a ser ellas mismas con un tema rápido, una letra hedonista y un buen estribillo. Lástima que la producción sea menos inspirada que de costumbre, en especial su sección rítmica más propia de hace un cuarto de siglo.
"The beginning of the end" es el cierre de la versión estándar del álbum, y también la balada del mismo. Un tema con mucho contraste entre las partes instrumentales (que emulan una sección de cuerda de atmósfera ominosa, y están muy conseguidas gracias a la sugerente progresión armónica) y las partes vocales (con una melodía no muy afortunada, de notas demasiado altas para las limitadas cualidades vocales de las griegas), por lo cual resulta extrañamente irregular. Un mejor cierre del álbum es "Butterflies", tema adicional en la mayoría de ediciones disponibles, que aunque pide a gritos más bpms para sacarle el máximo partido a la composición, al menos recupera una de las mejores virtudes del dúo: uno de esos estribillos irresistibles que llegan sin previo aviso. Existe una versión limitada del álbum con cuatro temas más, pero no he podido conseguirla hasta la fecha, por lo que no puedo decir si consiguen mejorar la impresión global del álbum. Que tras varias escuchas, sobre todo si nos saltamos los primeros cuatro cortes, cumple la papeleta. Pero desgraciadamente no brilla.
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