Un aficionado a la música pop-rock contemporánea que no se resigna a que creer que ya no se publica música de calidad.
sábado, 11 de febrero de 2012
Pet Shop Boys: Format (2012)
Mientras que ultiman la grabación de su próximo álbum de estudio, Pet Shop Boys regalan a sus incondicionales una nueva compilación de temas no incluidos en sus álbumes de estudio. "Format" abarca el periodo comprendido entre 1996 y 2009 y, por tanto, complementa "Alternative", la primera compilación de caras B que publicaron en 1995 y que cubría el periodo 1984 - 1994. Esta segunda compilación incluye nada menos que 38 temas (frente a los 30 de Alternative), lo que demuestra que, al menos en cuanto a capacidad creativa, esta segunda época del dúo londinense ha sido tan fértil como la primera. ¿Y en cuánto a calidad?
La respuesta sencilla a esta pregunta, si nos guiamos por los álbumes que han publicado en dicho periodo, sería "no tanto". Incluso para sus mayores defensores resulta obvio que esta segunda época, que comenzó con la publicación del álbum "Bilingual" en 1996, ha sido menos exitosa comercialmente, pero también en cuanto a los parabienes de la crítica y la demanda de colaboraciones por parte de otros artistas. Pero no nos dejemos guiar por esta apreciación e intentemos dar una respuesta más elaborada, que 38 canciones dan para mucho.
Efectivamente los temas se pueden agrupar a grandes rasgos por el periodo al que pertenecen: empezando por la creatividad desbordantemente versátil del periodo de publicación de "Bilingual" (1996-1997, los primeros 12 cortes), siguiendo por la menor inspiración del periodo de "Nightlife" (1999-2000, los siguientes 5 cortes), recurriendo a la instrumentación acústica de "Release" como intento de explorar nuevos horizontes (2002, los siguientes 6 cortes), intentando crear el single perfecto para el recopilatorio "The hits" (2003-2004, los siguientes 3 cortes), tratando de volver a sus raíces ("Fundamental") sin tanta inspiración como antaño (2006, los siguientes 7 cortes) y finalmente tratando de explotar su vertiente más genuinamente poppy en "Yes" (2009, los últimos 5 cortes). Como puede verse, un reparto desigual entre periodos, con temas también de calidad desigual.
De manera que en el periodo 96-97 encontramos la mayor concentración de temas de calidad: singles potenciales mente desaprovechados ("The boy who couldn't keep his clothes on", producida al igual que su single "Before" por Danny Tennaglia, pero mucho más convincente que ésta), logrados acercamientos a estilos en principio alejados de la órbita del dúo (el drum&bass the "Betrayed", el cuasi-rockero "The truck driver and his mate", el excitante "Disco potential", digno de los mejores tiempos de The Chemical Brothers) y temas con nivel suficiente para haber entrado en "Bilingual" (la balada "Hit and miss", el sinfónico y sin embargo bailable "Delusions of grandeur").
Del periodo 99-00 solamente merece la pena "The ghost of myself", un acertado remedo del "Baby one more time" de Britney Spears. Del año 2002 y su mediocre "Release" sorprendemente podemos rescatar un festivo "Nightlife" que además del título se adueña del falsete del clásico de los Bee Gees, "Friendly fire", una bonita balada rescatada de su irregular musical "Closer to heaven" y, sobre todo, "Between two islands", mi favorita del recopilatorio, con su estilo a medio camino entre lo acústico y lo electrónico, su impactante letra, sus elegantes estrofas, la intervención estelar de un inspirado Johnny Marr a las guitarras y los versos finales del "I want you" de Marvin Gaye como colofón.
Del periodo 03-04 destacar la versión ochentera (como no podía ser de otra manera) del "We're the Pet Shop Boys" que escribieron My Robot Friend y que tan bien les describe. Del año 2006 merece la pena "The resurrecionist", otro single desaprovechado que increíblemente ni siquiera llegó a formar parte de "Fundamental", pero también la lograda melodía de "Girls don't cry", la versión junto a Elton John del estupendo "In private" que escribieron hace casi 25 años para Dusty Springfield, la desasosegante "No time for tears", rescatada de la banda sonora que re-escribieron para el clásico del cine mudo "Battleship Potemkin", y por último "Party song", con su original letra y su atmósfera estridentemente bailable. Por último, del año 2009 resaltar "Gin and Jag", una historia con Internet de trasfondo y esa melodía introspectiva digna de los mejores tiempos de Tennant&Lowe, y un melancólico "After the event" que mejora el nivel medio de muchos de los temas de "Yes".
En total he citado 19 temas más que dignos para haber entrado en su discografía oficial, e incluso algún que otro temazo digno de formar parte de su particular colección de clásicos. Y que sin duda son más que suficientes para justificar la compra de este doble álbum a todos aquellos que aún no las conozcan. Es cierto que entre los otros 19 temas también hay auténticas caras B ("Always", "Silver age"), algún patinazo experimental ("Transparent"), e incluso algunas canciones realmente flojas por machaconas ("Up and down") o por blandas ("Searching for the face of Jesus", "Casting a shadow"). Pero en conjunto la balanza se inclina del lado favorable, porque por mucho que su época de gloria haya pasado, siguen siendo de los mejores compositores de temas pop electrónico-sinfónico que podemos encontrar.
domingo, 5 de febrero de 2012
Clare Maguire: Light after dark (2011)
Dentro de la nueva hornada de cantantes y compositoras británicas "con sello de autenticidad" que constituyen ahora mismo la máxima sensación del planeta musical, tanto en su vertiente comercial (Adele, Ellie Goulding) como en su vertiente de mayor calidad (Florence + The Machine, Polly Scattergood), hace unos meses hemos conocido a Clare Maguire, con una propuesta que tras unas cuantas escuchas se queda entre medias de ambas vertientes. Lo cual podría interpretarse como una acertada manera de contentar a ambos públicos, pero que más posiblemente corra el riesgo de no encandilar ni a unos ni a otros.
Quizá el adjetivo que mejor describa a Maguire es camaleónica: su voz es capaz de adoptar una sorprendente variedad de registros, dando a cada tema una mayor diferenciación de lo que cabría esperar en un álbum compositivamente homogéneo. Porque esa es quizá el punto más débil de este "Light after dark": la falta de mayor variedad estilística, de sorpresa, la excesiva sensación de que hay demasiadas cosas premeditadas. Eso sí, envuelto en una producción incontestable, que mezcla sabiamente clasicismo y actualidad en lo que constituye toda una lección de cómo ambientar canciones pop en 2011 con todos los elementos disponibles.
A pesar de esa sensación un tanto tibia, debo resaltar que el comienzo es incontestable: tras una pequeña introducción vienen dos de los sencillos (y también puntos álgidos) del disco. En primer lugar, "The shield and the sword", un tema pop atemporal con una de las mejores secciones de viento que he escuchado en los últimos años y un estribillo pleno de fuerza a lo Pat Benatar. Y a continuación su tema emblemático, "The last dance", unas estrofas de un pop femenino tan perfecto que podemos imaginarnos a la mismísima Stevie Nicks interpretándolas, y una parte nueva y un tramo final apoteósicos.
Pero desgraciadamente este comienzo coloca el listón tan alto que de ahí al final del álbum las decepciones son mayores que las alegrías, debido a una cierta reiteración en las formas que, con composiciones menos certeras, provocan una nociva sensación de relleno. Hay que esperar al octavo corte, "Sweet lie", para encontrar otra canción que realmente nos emocione, gracias a su toque soul y ese estribillo intimista que parece interpretado por Sharleen Spiteri. Viene después el que en mi opinión es el tercer mejor momento del álbum, "Break these chains", con su arpegio de piano, su original batería, su estribillo plerótico de facultades que recuerda a la mejor Cher y su toque gospell. Y antes del final encontramos el que fue su primer sencillo, el oscuro y atormentado "Ain't nobody", con Clare recordándonos a Allison Mollet y con los guiños de su instrumentación a una orquesta de cámara.
En suma, tres excelentes temas, dos más por encima de la media y otros siete que sin ser flojos no pasan de correctos. Posiblemente poco para que la británica se consolide en el siempre voluble panorama musical. Pero de todas formas deberemos esperar al siempre trascendental segundo álbum para constatar si consigue que las composiciones brillantes ganen la batalla a los momentos prescindibles.
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