Hoy traigo a este humilde blog el debut en formato álbum de una nueva artista: la canadiense originaria de Winnipeg Taylor Jenzen. Una perfecta desconocida por estos lares, que después de haber llamado la atención del mundillo musical alternativo con un par de EPs publicados al principio de la década, ha confirmado los mejores augurios con este "I Live In Patterns", un álbum cohesionado y lleno de talento de principio a fin.
El indie rock melancólico e intimista que propone la canadiense es un territorio muy trillado desde hace décadas, por lo que conseguir insuflarle originalidad y frescura resulta francamente complicado. Aunque no en manos de Jenzen, quien sabe sonar personal y a la vez rehuir de un excesivo convencionalismo en su música. Porque por supuesto en el álbum podrán encontrar, como imaginan, desazón, guitarras acústicas, medios tiempos y excelentes interpretaciones vocales. Pero también instrumentaciones originales y detalles contemporáneos, suficiente variedad estilística y, sobre todo, unas progresiones armónicas lo suficientemente inspiradas como para que las melodías principales fluyan con una naturalidad más propia de un artista consolidado que de una debutante como ella.
El disco lo abre "Sunday Morning", curiosamente su tema más corto y etéreo: la steel guitar en primer plano, la voz doblada de Jensen, y esa atmósfera entre perezosa e introspectiva de los domingos por la mañana, junto con la casi total ausencia de instrumentos de percusión, y la rabia que despliega a partir de la segunda estrofa, la convierten en un poco habitual y sin embargo eficaz momento para predisponer al melómano a lo que se va a encontrar a partir de entonces. Comenzando por "Fingers crossed", un medio tiempo tan brillante que sorprende que no haya sido escogido (aún) como sencillo: unos samplings vocales y una caja de ritmos arrastrada y un tanto distorsionada dan paso a unas estrofas meritorias, ensalzadas por una voz mecánica que pasa casi inapreciada, antes de llegar a un precioso estribillo, tan tarareable como doloroso. El resto es jugar sabiamente con los elementos puestos en juego, desde los originales teclados sincopados que aparecen bien entrado el tema hasta la parada previa a la repetición final del estribillo. "Push It Down", tercer corte, fue el primer sencillo en anticipar el álbum hace un año: otro medio tiempo que puede recordar a los momentos más melancólicos de Alanis Morissette, aunque con una interpretación menos histriónica. Ritmo binario muy marcado, bajo al frente, originales sintetizadores rellenando huecos y otro fantástico estribillo para sostener una canción que ya anticipaba el excelente momento creativo de la cantautora. "Nightmare" ha sido recientemente escogida como quinto sencillo, y probablemente sea mi tema favorito del disco. El bajo que lo abre sería más propio de una tema de pop bailable de Sia o de Lady Gaga, y sin embargo da paso a un medio tiempo de originalísima percusión, cuyas crudas estrofas a dos voces, arropadas por esas guitarras distorsionadas, contrastan con un estribillo sinfónico, cuya repetición del título acaba por hacer añicos la sensibilidad del melómano. Por si fuera poco, la larguísima parte nueva lleva al tema a otra dimensión.
El festival continúa con "I Live In Patterns", esta vez interpretada por Jenzen en solitario, aunque el enlace que adjunto corresponde al undécimo y último corte, con la colaboración de Alix Page. Cuarto sencillo extraído, se trata de otra preciosa progresión armónica con la voz de Jenzen sobre dos guitarras acústicas en unas estrofas tan redondas que parecen una versión, y de pronto la sorpresa del ritmo alto marcado por el bombo. La melodía del estribillo consigue no bajar el nivel, y los medidos pero perceptibles efectos tanto instrumentales como en las voces a partir de entonces alejan el resultado del convencionalismo impersonal. "Something Better", el sexto corte, fue también escogida como segundo sencillo hace ya ocho meses. Una nueva melodía intimista sobre guitarra acústica que demuestra la calidad de la composición, y que en seguida da paso a una batería programada que genera un bonito contraste. El contudente estribillo complementa muy bien la interpretación vocal de Jenzen, que pasa de la delicadeza a la furia. En la segunda estrofa nuevos instrumentos y pequeños detalles como ese teclado que apenas se atreve a sonar ayudan al tema a seguir creciendo. "Hotline" quizá resulta el momento menos inspirado del disco. No tanto por los parámetros que la delimitan, que siguen siendo los del resto del álbum, sino porque se arrima más a una balada convencional, y pierde algo de personalidad con esas estrofas tan largas.
El último tercio del disco lo inaugura la estupenda "Designated Driver", que fue seleccionada como segundo sencillo del álbum hace ya casi un año. Otro medio tiempo de ritmo marcado, de meritorias estrofas con un originalísimo bajo, y un estribillo taraeble y sin embargo hiriente con esas repeticiones finales de una frase tan dañina como "You love this dying part of me". La parte nueva, otra vez sostenida por ese bajo slap, lleva al tema a otro nivel con su melodía de enrabietadas notas altas y la forma como poco a poco se van añadiendo instrumentos y voces dobladas. "Patience" es, por fin, ese baladón sostenida por voz y piano que ya se hacía de rogar. Afortunadamente rehúye de edulcorantes y añade efectos etéreos para arropar la formidable interpretación vocal de Jenzen, a la que sólo le sobran algunas voces dobladas que sólo le restan pegada. Y, excepción hecha de la revisión de "I Live In Patterns", el álbum lo cierra "It's Alright". Hubiera sido más adecuado un tema de tempo más alto y sentimientos menos melancólicos, pues al abundar en la propuesta de "Patience", pierde injustamente relevancia, pues se trata de una buena composición, más rica en instrumentos que la anterior, con una interesante coda final, y que en otra ubicación del tracklist habría brillado más.
Pese a que el álbum no se cierre por todo lo alto como habría merecido, son nada menos que siete de los diez temas los que poseen el nivel suficiente como para haber incluido los enlaces a Youtube. Y ello habla bien a las claras del notable nivel medio del conjunto. Sólo falta que, de alguna forma, Jenzen pueda encontrar la forma de llamar la atención dentro del siempre complicado circuito alternativo, para así aumentar la repercusión de su propuesta. Para que más pronto que tarde haya una siguiente entrega que le dé continuidad a su carrera, a ser posible sin caer en los convencionalismos que siempre amenazan este tipo de propuestas.