El álbum que les traigo hoy es uno de los más minoritarios a nivel difusión que he reseñado en estos últimos años. Se trata "Merciland", el segundo disco de Shelter Boy, el proyecto en solitario de Simon Graupner. El músico nacido en Leipzig sorprendió en 2021 a todos los que valoramos el pop alternativo con su debut en formato álbum: "Failure Familiar" era un disco un tanto disperso y de calidad variable según el momento, pero ya dejaba entrever grandes canciones. Aunque curiosamente en la mejor tradición alemana, sino en la británica. Así que aunque el disco no me satisfizo lo suficiente como para traerlo por aquí, sí que me acordé de incluir la excelente "Atmosphere" en mi lista de mejores cancione de aquel ejercicio. Y desde aquel entonces sigo con interés las andanzas de Graupner, quien hace unos meses confirmó las expectativas que había depositado en él con este notable "Merciland".
Es muy complicado llamar la atención con una propuesta como la del alemán: pop al margen de las modas, sostenido esencialmente por los archiconocidos guitarra - bajo - batería, sin una temática singular, ni una producción recargada. Ni siquiera la voz de Shelter Boy es nada especial. Con lo que la propuesta lo fía todo al talento del alemán para introducir en su particular coctelera elementos del mejor pop de los setenta, ochenta y noventa, y extraer un puñado de composiciones impecables, saludablemente diferentes entre sí pero presididas por un innegable buen gusto. Con el acierto adicional de renunciar a cualquier tipo de experimentación descontrolada o a temas de relleno. Sólo pop, puro pop en diez canciones y poco más de media hora. Algo a lo que seguramente contribuye la producción de Sebastian Schütze y Bernhard Pausch junto al propio Graupner.
El álbum arranca con "Parade", un medio tiempo que comienza acústico y reposado en sus primeras estrofas, pero que luego se convierte en una canción bastante más enérgica. No es de los momentos álgidos del álbum, pero su regusto a Paul Weller, el llamativo arpegio de guitarra que adorna el estribillo, la singular guitarra de la segunda estrofa y la forma con que ésta evoluciona en una larga y compleja parte nueva, le confieren interés. Le sigue "Messed Up Kids", el primer sencillo en anticipar este álbum hace algo más de un año. Un tema de tempo más alto, con unos inesperados "ooh ooh" vocales completando los habituales bajo, guitarra y batería de las estrofas, que desembocan en un precioso estribillo al final de cual casi nos podemos imaginar que es Noel Gallagher el que está añadiendo los punteos de guitarra. El cambio de ritmo al final del segundo estribillo y en toda la parte nueva son un reflejo más del bullir de ideas (correctamente ordenadas, eso sí) que pululan por la mente del germánico, que incluso renuncia a la esperable repetición final del estribillo. El tercer corte, también segundo sencillo, es para mí el mejor tema del álbum, y una de las mejores canciones de pop que he escuchado en la presente década. Sólo el error imperdonable de no descubrirla hasta el comienzo de este 2024 me impidió incluirla en la lista de mejores canciones internacionales de 2023, donde tendría que haber figurado. Porque "Moving Backwards" es un tema tan pulido en su música y tan desabrido en su letra que parece mentira que no se trate de una versión. Sus estrofas en dos tramos quedan sabiamente realzadas por un sencillo sintetizador que lleva los acordes de esta parte. Y estribillo y partes instrumentales comparten un maravilloso arpegio de guitarra que devuelve la ilusión por la mejor música pop. Si a ello le añadimos una melodía impecable, que logra explotar al máximo las no excesivas cualidades vocales de Graupner, entenderemos el porqué de mi fascinación por este tema.
"Your Favourite Song", reciente cuarto sencillo, sigue rentabilizando las múltiples vertientes de la propuesta musical de Shelter Boy, en este caso con un tema presidido por un bajo slap alto y contundente en primer plano, que se ve acompañado por una batería que perfectamente podría haber sido extraída de las sencillas cajas de ritmos del sonido Madchester. Pero es que además las estrofas, cuando por fin entran, rayan a alto nivel, con el aliciente de que entre ellas son muy diferentes. Y el estribillo es otro subidón de adrenalina. En este caso la parte nueva es en realidad un largo tramo instrumental en el que guitarras y teclados se van alterando protagonismo, y que en un giro final complejo el alemán logra armonizar perfectamente con las repeticiones finales del estribilo. "Growing Pains", tercer sencillo, es otra gran canción, repleta de inspiración. Sostenida en este caso por un elaborado piano en las melódicas estrofas, podría pasar por un momento animado de unos Keane que han vuelto a recuperar la inspiración. Aunque ese irrestible estribillo guitarrero sería demasiado para ellos, y más bien parece digno de una banda británica con ganas de fomentar el pogo en sus conciertos. Quizá sea de los momentos en los que más llama la atención la elaborada producción, sin elementos originales o excesivamente contemporáneos, pero capaces de sacar el máximo de instrumentos tradicionales, como lo demuestra su fantástico intervalo instrumental final. "Jamie T Forever", sexto corte, tal vez nos recuerde en su bajo y su guitarra a The Stone Roses, y es que en este acaso Graupner coquetea con el pop bailable, aunque la excelente steel guitar del estribillo consigue que el tema funcione esencialmente como una propuesta pop elegante. Por ponerle algún pero, quizá le falte algo más de desarrollo, pues se queda en los tres minutos justos.
Con "A Ringing Glass" el disco baja un peldaño. Aunque no se trata en absoluto de un mal tema: un medio tiempo de pulida fachada, en el que quizá el bajo sincopado ya no sorprenda tanto, y en el que unas estrofas y un estribillos se ven reforzados por una parte nueva más inspirada si cabe. Y con los tramos instrumentales presididos por un lead synthesizer como detalle más original. "How To: Make It Worse" nos devuelve al pop colorista, incluso con esa parada tan singular en el que, pleno de ironía, Shelter Boy canta aquello de "You and I, and the third, this is so hard to make it worse...". Pero es que a sus luminosas estrofas, con palmadas incluidas, le roba casi todo el protagonismo un estribillo espectacular, en el que la energía cae por la cascada que representan esas guitarras desdobladas por los dos canales. Si bien nuevamente se echa de menos una mayor duración con la que terminar de explotar tantos hallazgos. "If You" es el tema más Oasis del disco, podría pasar perfectamente por un tema perdido de las sesiones de "What's The Story (Morning Glory)?". No ya por las guitarras de su comienzo, ni por la pandereta que podríamos imaginar tocada por Liam, ni por las segundas voces en las que parece que escuchamos a Noel, sino sobre todo por ese estribillo con la caja de la batería doblada que perfectamente podría haber el mayor de los Gallagher en su época de mayor inspiración. Y como, casi sin darnos cuenta, nos hemos plantado en el final del disco, Graupner nos propone a modo de cierre un tema reposado: "Weird Life". Seguramente conocedor de sus limitaciones vocales, no intenta ofrecernos un baladón de campanillas, sino que juega con otros elementos: dos guitarras doblándose con arpegios similares, buenas dosis de melancolía, una flauta sintetizada, y una machacona caja de ritmos que la aleja del concepto de balada. Tanto que el acelerado bajo de la segunda estrofa seguramente haría las delicias de Flea si tuviera oportunidad de escucharlo. Y ya con el tema mediado entra lo que en realidad termina siendo su estribillo, aunque la larga parte nueva, sin percusión, casi nos lo haga olvidar.
Sucesivas escuchas permiten apreciar mejor la riqueza musical de este disco de sencilla apariencia. Y su contenida duración deja con ganas de mucho más. Porque a pesar de su discreta voz, de una presencia que no le favorece (con todos los respetos, aparte de su discutible nombre artístico, su imagen parece la de un adolescente rebelde de los suburbios de cualquier ciudad industrial en decadencia), y de no pertenecer siquiera a un país con una tradición musical en la línea de su propuesta, el balance de "Merciland" es netamente favorable. Por eso da tanta rabia constatar su nula repercusión en los medios, causante entre otras cosas de que su gira sea poco más que unas cuantas fechas por su nación. Les aseguro que la mayoría de las bandas de pop en activo actualmente (nombren las que quieran, según su comercialidad o su prestigio en los medios) andan muy lejos de entregar diez canciones como las que encierra Shelter Boy en este excelente disco. Así que si les gusta el pop y pueden, no dejen pasar la oportunidad: háganse con él, y luego me cuentan.
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