Este 2017 que acaba de terminar nos dejó el retorno de Noel Gallagher. Un retorno que sucedió algo más pronto de lo esperado si tenemos en cuenta los casi cuatro años que el mayor de los Gallagher se solía tomar entre trabajo y trabajo, frente a los poco más de dos años y medio año que transcurrieron desde el meritorio "Chasing yesterday" hasta este "Who built the moon?". Retorno que quizá estuvo influido por el debut en solitario de su hermano Liam Gallagher unas semanas antes con su evocador pero mediocre "As you were", ya que es de sobra conocido el pique entre los dos hermanos desde que los tiempos de Oasis. Así que la primera gran pregunta ante este retorno fue si Noel había trabajado suficientemente la composición de los nuevos temas. Y la segunda cómo habría resultado la colaboración con David Holmes, el productor de música electrónica al que sorpresivamente Gallagher contrató para darle una vuelta de tuerca a su propuesta en esta nueva entrega.
Desafortunadamente ninguna de las dos respuestas es enteramente positiva. En mi opinión, se nota que Noel ha pisado el estudio tan sólo lo justito: diez temas (once en los créditos, siendo dos de ellos sendas partes de una misma composición, de dos minutos cada una), ninguna cara B, y prácticamente ninguna composición realmente compleja, de las que sabemos es capaz de crear. Y la participación de David Holmes se nota a veces, pero se queda a medio camino: es cierto que en general el disco tiene un sonido diferente de lo habitual en el de Manchester (y un poquito menos anacrónico), pero también lo es que se queda lejos de lo que históricamente ha identificado a las producciones y remezclas de Holmes.
Así que nos encontramos frente a un álbum más trabajado en el concepto que en las canciones, pero en el que Gallagher y Holmes se han respetado muy notablemente, habiendo alcanzado un punto de encuentro que se queda en un incierto término medio. De ello da buen ejemplo "Fort Knox", el tema que abre el disco: casi un instrumental (la pequeña parte vocal de Noel llega cerca del final), usa un loop de batería más que visto para sobre él crear una especie de cruce entre The Chemical Brothers y el África Subsahariana con el sonido Manchester. Agradable pero sin llegar a entusiasmar. Le sigue el primer sencillo y supuesto tema estrella: "Holy mountain". Un tema directo, contundente, que incorpora una sección de viento y hasta una flauta en el estribillo. Que deja indiferente al principio y va ganando con cada escucha gracias a su efectivo estribillo, pero que tampoco es nada del otro mundo compositivamente hablando, ni nada rompedor en su instrumentación. "Keep on reaching" pone de manifiesto una vez más la devoción de Noel por el rock de finales de los sesenta en su instrumentación y ambientación, pero todas las estrofas y las partes instrumentales están construida sobre un único acorde (ver para creer). Así que aunque el estribillo cumpla con su explosión de rabia, queda claro que este tema sería como mucho una cara B en otras épocas más boyantes del mancuniano.
"It's a beautiful world", segundo sencillo, bebe a partes iguales de la psicodelia de finales de los sesenta y de las bases del sonido Manchester de finales de los ochenta, y completa el cóctel con un estribillo un tanto al margen del resto de la canción y con el ya conocido recurso a distorsionar la voz de Noel por un altavoz: demasiado poco. Más interesante es "She Taught Me How to Fly", quinto corte, que recuerda en sus intervalos instrumentales y estribillo a los temas expansivos de... New Order (casi podemos imaginar a Sumner en las voces y a Peter Hook en el arpegio de guitarra-bajo en vez de a Gem Archer). Y que además lo complementa con unas estrofas que ahora sí nos recuerdan lo que Gallagher es capaz de componer. Pero el álbum pega otro bajón con "Be careful what you wish for", que fusila descaradamente el comienzo y las estrofas del "Come together" de los Beatles pero sustituye su garra por pseudo -psicodelia y su estribillo por unos simplones coros femeninos.
"Black & White Sunshine" es el tema más claramente emparentado con los otros dos discos de los High Flying Birds: rock clásico con unas meritorias estrofas y un estribillo que podría pasar por uno de Oasis si no fuera por los coros femeninos. Correcto, pero sin el gancho de otras épocas. Las dos partes de "Wednesday" (octavo y undécimo corte) son en realidad el mismo tema instrumental, insípido y monótono. "If love is the law", noveno corte, con su mellotron y sus guitarras acústicas, es el tema más claramente pop del disco: melódica y hasta coral en el estribillo (incluido un solo de armónica), pero sin el nivel que cabría esperar del de Manchester. Así que cuando nos topamos con "The Man Who Built the Moon", el último corte íntegro del álbum, la esperanza de escuchar un auténtico temazo es prácticamente nula. Aunque precisamente es la canción que da título al disco la que mejor me parece: un tema cadencioso, grandilocuente, ahora sí con la guitarra acústica como base, en la línea de "The masterplan" pero más oscuro y con un curioso estribillo pseudo-declamado. Y con la producción más interesante del disco: coros masculinos tenebrosos, un original bajo y sobre todo un extraño pero certero teclado en el estribillo.
Aunque si le damos varias oportunidades el álbum se dejará escuchar, parece claro que Noel no ha sabido llevar a buen término su idea de renovarse. Algún destello puntual, pero en general una baja forma que no logra compensar con sus tímidos acercamientos a otros géneros y tendencias. Acercamientos que ni siquiera han servido para pulir su habitual sonido poco burdo, con baterías mal grabadas y agudos sucios, o su tendencia a esconder la voz más de lo necesario. Porque lo criticable de "Who built the moon?" no es su loable intento de expandir los horizontes musicales de Noel y los suyos, sino que lo ha hecho sin partir de un puñado de grandes composiciones que le sirvieran de base. Puestos a escoger, prefiero que transite por territorios conocidos pero con mejores canciones. Tanto es así que, en la edición Deluxe se encuentra el que de lejos es mi tema favorito de Noel en los últimos años: "Dead in the water" es una canción que tocó una única vez en acústico en Dublín hace un par de años, y que han rescatado ahora a modo de extra tal vez para contentar a sus incondicionales. Y es que la guitarra acústica, el piano, una buena letra, una gran melodía y una interpretación sin adornos crean la "magia" que esperábamos, y que "Who built the moon?" se empeña en negarnos.
El año que acaba de terminar es el 2017. Lo siento, no pude concentrarme en el texto después del error de la entrada.
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