sábado, 22 de junio de 2024

Gossip - "Real Power" (2024)

El retorno del trío de Arkansas Gossip ha sido sin duda una de las noticias de la temporada. Más que nada porque llevaban la friolera de doce años sin publicar material nuevo, y su disolución se había comunicado en el lejano 2016, por lo que no era fácil anticipar que, un cuarto de siglo después de su formación, nos ofrecerían finalmente su sexto álbum de estudio. Un "Real Power" en el que por lo visto ya habían empezado a trabajar desde antes del confinamiento, y que ha contado en la producción con el prestigioso, aunque a veces controvertido, Rick Rubin. Conviene en este punto recordar que, tras una carrera ascendente, en 2012 la banda intentó el asalto al pop de consumo masivo con "A Joyful Noise", recurriendo para ello a la producción del por aquel entonces tan de moda Brian Higgins de Xenomania. Pero a pesar de unos sencillos en los que su estilo se estiraba al máximo hacia lo comercial, el resultado no terminó de funcionar, entre otras cosas porque no terminaban de sonar honestos. Y la caída posterior motivó esa disolución que durante tantos años pareció definitiva, teniendo en cuenta además el inicio de la carrera de Beth Ditto en solitario con aquel discreto "Fake Sugar" (2017)

Por eso me parece muy de agradecer que Rubin les haya permitido volver a ser ellos mismos, sin ponerle cortapisas a su eclecticismo estilístico, ni a sus ganas por salirse de lo convencional, y les haya dejado espacio para demostrar su excelente calidad como instrumentistas (al margen de la impresionante voz de Ditto). Es cierto que tal vez algunas canciones estén excesivamente escasas de instrumentos, quizá para contrarrestar el exceso de pistas de sonido maximizado del mencionado "A Joyful Noise". Pero también es cierto que ésa siempre ha sido una de las características de Rubin al otro lado del estudio, y siempre que sus artistas han tenido la calidad suficiente como músicos (piénsese por ejemplo en Red Hot Chili Peppers), esa manera de enfocar sus producciones le ha funcionado. Y a los de Arkansas les va especialmente bien, pues añade una cercanía y una naturalidad muy necesarias a los once temas que conforman el álbum.

El disco lo abre "Act Of God", también escogido como tercer sencillo. Tal vez no sea de sus composiciones más precisas, pues encierra sin decantarse varios estilos en tres minutos, pero la energía rockera de los momentos más salvajes de la banda se deja notar en sus notables estrofas. Su estribillo más reposado y con toques funky, y los coros psicodélicos de musical setentero quizá contrasten en demasía con las mismas, pero esa mezcolanza en el límite de lo tolerable es parte de las señas de identidad de la banda. Y el fantástico bajo de Nathan "Brace Paine" Howdeshell y la espectacular interpretación de Beth Ditto terminan por llevar la canción a buen puerto. Le sigue "Real Power", segundo sencillo y obviamente el tema estrella de su retorno. Un medio tiempo con energía, más eléctrico en sus estrofas y más sintético en su estribillo, que no se aupará a lo más alto de su producción pero no desentona entre los momentos álgidos de su discografía. A destacar lo compacto que suena su sonido sólo con cuatro instrumentistas y la voz de Ditto, lo cual pone de manifiesto el talento de todos ellos. "Don't Be Affraid" baja el tempo y desconcierta un tanto con una propuesta difícil de catalogar bajo nada que no sea "Gossip en estado puro". Aunque se trata de una composición elaborada, instrumentada sin artificios innecesarios y ejecutada con la solvencia habitual. Afortunadamente el álbum pega un subidón con "Crazy Again", el sencillo que anticipó el disco a finales de 2023, y uno de sus mejores momentos: un pop que se aleja de las estridencias vocales y de las interpretaciones de guitar hero de parte de sus discografía para ofrecernos un tema dinámico de delicioso pop intemporal, que no rehúye de la batería electrónica ni de los teclados juguetones, y que va variando y creciendo en su instrumentación con un gusto delicioso (basta comparar las diferencias entre la primera y la segunda estrofa), y que desemboca en un delicioso tramo final gracias a los arpegios a la guitarra de Howdeshell.

Curiosamente es el tramo intermedio del álbum el de mejor nivel, pues es aquí cuando los trallazos no dejan de sucederse. Y es que superar "Crazy Again" es difícil, pero "Edge Of The Sun" resulta igual de meritoria a pesar de su cambio de registro. Bajando el tempo, y dejando que la excelente composición vaya fluyendo hasta llegar a ese estribillo de letra tan sencilla como emocionante. Sólo la larga parte nueva descoloca un poco, pero a cambio la siguiente reproducción del estribillo con la genialidad del cambio de acordes y su desnudez instrumental les devuelven de nuevo a lo más alto. El disfrute continúa con "Give It Up For Love", que aunque apenas guarda relación estilística con las dos anteriores, sigue en todo lo alto: el momento más funky del disco, con unas estrofas infecciosas, un primer estribillo cautivadoramente melódico gracias a un certero bajo, y un segundo estribillo con los mismos acordes de las estrofas para terminar de rematar el círculo. Aunque mi parte favorita es el intervalo instrumental en el que guitarra, bajo, sintetizador y efectos nos transportan en un viaje mágico. Y el broche a esta sucesión de momentazos lo pone "Turn The Card Slowly", para mí el mejor momento del disco. Y eso a pesar de que carece por completo de percusión (más allá de un metrónomo). Un estribillo de letra larguísima (y evocadora) y melodía excepcional remata unas desoladoras estrofas. La desnudez de la canción, como si de una demo se tratase, le añade pegada emocional. Aunque me habría gustado ver a la banda añadiendo una coda en la que la canción explotara como parece que va a suceder cuando arranca su desgarradora parte nueva. A cambio, ese duelo a tres bandas entre bajo, guitarra y voz que le sigue pone los pelos de punta.

"Tell Me Something", el octavo corte, baja finalmente el listón, pero con ese bajo sintetizado tan poderoso sosteniendo el tema desde el mismo comienzo y unas estrofas que cambian de tonalidad al final para un melódico estribillo, resulta agradable. Y su singular parte nueva, emulando de pasada y casi sin querer al Andy Weatherall de los primeros noventa, confirma que estos doce años han dado el juego suficiente a nivel creativo. "Light It Up" los vuelve a mostrar más comedidos e introspectivos, pero con la elegancia suficiente para que este tema de trabajada composición e instrumentación escueta funcione. Sobre todo cuando el tema avanza y la contundente batería entra a poner el contrapunto a la guitarra acústica y al etéreo sintetizador. Esa parte nueva en la que Ditto susurra tal vez no sea de las mejores del álbum, pero entronca mejor que otras con ese largo puente tan notable que incluso les permite renunciar a la repetición final del estribillo. "Tough" es el último gran momento del disco: otra vez poco más que los originales arpegios de Howdeshell en la steel guitar, un bajo sencillo, el bombo para marcar el ritmo y la versátil y poderosa voz de Ditto al servicio de una brillante composición y una letra plena de honestidad sobre las conductas de los seres humanos. El estribillo instrumental, en el que la guitarra suelta toda su rabia mientras que el resto de los instrumentos prosiguen impasibles, es seguramente su mejor tramo. El cierre a estos cuarenta minutos lo pone "Peace And Quiet", la balada del álbum y por tanto, el pasaje más adecuado para figurar al final del tracklist. La batería electrónica convive con la guitarra acústica, los esporádicos teclados rellenando huecos y otra excelente interpretación de Ditto en unas estrofas que dan paso a un estribillo francamente original con esos sincopados redobles de caja. No pasará a la historia de sus mejores creaciones, pero la delicada parte nueva a varias voces y en una tonalidad diferente podría haber formado parte de algunas de ellas.

Pocas veces como en "Real Power" sucesivas escuchas mejoran tanto la impresión final. No por el hecho de descubrir nuevos detalles (que simplemente no existen en casi ninguna de las escuetas producciones de Rubin), sino porque el oído se habitúa a esos vaivenes estilísticos perceptibles incluso dentro de la misma canción. Pero siempre bajo el paraguas de la acusada personalidad del grupo. Algunos de sus fans echarán de menos algo de la rabia presente en muchos de sus clásicos, pero a falta de más pasajes así han optado sabiamente por una delicadeza y una elegancia francamente complicada de encontrar en estos tiempos. Indudablemente el disco podría dar para extraer varios sencillos más de los publicados hasta ahora, y ello podría quizá ayudar a que su retorno tuviera una repercusión mayor. Porque viendo el punto en el que se ha quedado este regreso, es muy difícil saber si les habrá motivado lo suficiente para darle continuidad, o si estamos ante el canto de cisne de una de las bandas más singulares de la Norteamérica del siglo XXI. Lo cual sería una pena, porque "Real Power" los muestra en buena forma y con ganas de seguir expandiendo su propuesta. No descarten que tengamos que esperar otros doce años para saberlo.